La semana pasada retomé las publicaciones regulares en el blog tras unos días de descanso, pero para dedicar tiempo a otras actividades me tomé las cosas con algo de calma, y una de las cosas sacrificadas fue el viernes de vampiros. Ahora, la primera entrada de 2022 en esta "sección" está dedicada a una película que muchos consideran como una de las razones para que en las últimas dos décadas creciera la producción de películas basadas en cómics: Blade (Blade: Cazador de Vampiros), de 1998.
La película pasó por diversas etapas de desarrollo en varias casas productoras a lo largo de una década, y en distintos momentos se consideró que podría ser un western protagonizado por Richard Roundtree (el Shaft original), una película de acción y aventuras con LL Cool J en el rol principal, o una parodia de las películas de vampiros, pero una propuesta de David S. Goyer presentada en 1995 convenció a New Line Cinema de hacer una cinta de acción y horror que se tomara más en serio al personaje.
Al mismo tiempo, y luego de intentar por años generar interés en la realización de una película de Black Panther, Wesley Snipes se dio por vencido y accedió a interpretar a Blade. El elegido para dirigir la película fue el inglés Stephen Norrington, quien tenía basta experiencia en los departamentos de prostéticos y efectos de maquillaje, pero sólo había dirigido Death Machine, una producción independiente de horror ciberpunk. Blade se estrenó en agosto de 1998, y pese a las críticas encontradas fue un moderado éxito de taquilla.
La historia sigue a un misterioso hombre que se hace llamar Blade (Snipes) y libra una secreta pero poco sutil cruzada en contra de los vampiros que controlan la sociedad mientras intentan mantener un bajo perfil. Pero esta guerra secreta está ganando notoriedad debido a las acciones de un vampiro llamado Deacon Frost (Stephen Dorff), quien está harto de vivir en las sombras y desafía las conservadoras ideas de los vampiros mas viejos, quienes lo menosprecian por no ser de "sangre pura".
Frost tiene la ambición de suplantar a los vampiros más viejos y revelar su existencia al mundo, pues está convencido de que su especie debería estar al mando, pues considera que los humanos son sólo el ganado de que se alimentan. Para intentar detenerlo, Blade cuenta con el apoyo de Abraham Whistler (Kris Kristofferson), su mentor y asociado, y de la doctora Karen Jenson (N'Bushe Wright), una hematóloga a quien salvó del ataque de uno de los esbirros de Frost.
En general la trama es muy sencilla y no dista mucho de lo que se podría encontrar en una b-movie de vampiros, pero la combinación del dinámico estilo visual de Norrington con las espectaculares secuencias de acción que llenan la película de principio a fin, además de la interpretación de Snipes con su fuerte presencia escénica y asombrosa capacidad de verse cool en todas sus escenas, hacen que, a casi veinticinco años de realizada, Blade se mantenga como una entretenida experiencia audiovisual.
El plan de Frost involucra la realización de un antiguo ritual (lo que no impide el uso de tecnología de punta para poder llevarlo a cabo) que le permita convertirse en la encarnación de un antiguo dios de sangre conocido como La Magra, y para ello requiera no sólo la participación de la camarilla de antiguos dirigida por Gitano Dragonetti (Udo Kier), sino también de la sangre de Blade, que es un híbrido de humano y vampiro, razón por la que los chupasangre lo conocen como "daywalker" (quien camina de día).
La trama sigue algunos tropos del cine de horror, pero su peculiar estructura narrativa presenta a Blade más como un vigilante que un tradicional cazador de monstruos, además de que encuentra un modo interesante de abordar la cansada y rara vez bien usada idea del "elegido". Además, pese a la temática de horror, más allá de cualquier otra consideración, Blade es una película de acción, y Norrington y su equipo dan buen uso a la presencia y habilidades físicas de Snipes.
Aunque la historia no le da mucho con qué trabajar en el terreno dramático, el veterano actor hace un buen trabajo al dar vida a un solitario y atormentado antihéroe cuya vida está de lleno dedicada a una cruzada imposible, alimentado por un implacable deseo de venganza, así que la mayor parte del tiempo basta con que Snipes presente un gesto adusto, realice poses que en alguien más podrían resultar ridículas, y gruña las pocas líneas necesarias para comunicar parte de lo que pasa por la cabeza de su personaje.
Pero mentiría si tratara de ignorar el hecho de que es su espectacular despliegue físico y lleno de movimientos de artes marciales lo que hace de Snipes el actor perfecto para interprertar a Blade. Las coreografías de peleas son espectaculares y hacen buen uso de locaciones inusuales, y además de permitir al actor mostrar su habilidad con una espada, rescata elementos sacados del cine de acción y artes marciales de Hong Kong de los 1970, como el cuchillo búmerang antes era conocido como una guillotina voladora.
Otro detalle que da personalidad propia a la película es la forma en que Goyer y Norrington crean una mitología vampírica propia, dejando de lado los elementos religiosos a cambio de explicar que hay dos clases de vampiros, los que nacieron así, y los que se infectaron al ser mordidos, con una marcada división de castas en que los vampiros de "sangre pura" ven a los convertidos como seres indignos e inferiores, lo que a la vez genera resentimiento y división, lo que es aprovechado por Frost para avanzar su agenda.
Pero lo más importante es que los realizadores saben que están trabajando con una premisa absurda y no pierden tiempo en tratar de justificarse, optando por lanzarse de lleno a explorar el mundo que han creado, incluso si es a un nivel bastante superficial. El resultado es muy entretenido, así que no me sorprende que la película haya tenido buena aceptación, lo que a su vez abrió las puertas a que los estudios fueran más receptivos a permitir que otras ideas surgidas del cómic llegaran a la pantalla sin tanta intervención.
Pero más allá de ese papel en abrir las puertas de Hollywood a otras propiedades de cómic, creo que el mayor impacto de Blade es en un terreno que en los últimos años ha cobrado fuerza pero que, a casi veinticinco años de su realización, muchos parecen haber olvidado que fueron parte importante de su creación. Y es que, casi veinte años antes de que Black Panther rompiera récords y sentara precedentes acerca de representación positiva, Blade ya había dado los primeros pasos.
Fuera del cine de blaxploitaition de los 1970, era muy raro ver una película con varios roles protagónicos interpretados por actores afroamericanos, y Blade no sólo los tenía, sino que no hacía mayores aspavientos al respecto. En cuanto al horror y los vampiros, siempre ha sido un género predominantemente "blanco", así que el rol de Blade como híbrido puede interpretarse de distintas maneras. Los vampiros lo odian por ser distinto, aún si las circunstancias de su nacimiento o identidad genética son algo fuera de su control.
Esa cualidad de permitir distintas lecturas discursivas o temáticas es parte de las razones que han llevado a que la película se sienta vigente a pesar de los muchos años que han pasado desde su estreno. El cine de acción no suele ser amable al paso de los años, pero la mezcla de escenas visualmente atractivas y llenas de momentos memorables con una historia que no trata de hacer demasiado, además de las magnéticas interpretaciones de protagonista y antagonista, hacen que la cinta no se sienta anacrónica.
Blade es una entretenida película de acción con tintes de horror y temáticas superheróica, y quizás ahora sea un buen momento para revisitarla, mientras esperamos a ver cómo se dará seguimiento al éxito e impacto social de Black Panther, y justo ahora que Marvel Studios se prepara para retomar al personaje, ahora con el talentoso Mahershala Ali a cargo de interpretarlo. Esta recomendable película de acción y vampiros está disponible en el catálogo de Prime Video.
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