Cuando se empezó a hablar hace unos años de relanzar la franquicia del Planeta de los Simios fue una noticia recibida con cierto recelo, sobre todo luego de la versión de Tim Burton (misma que, he de confesar, no me molesta tanto como a la mayoría, salvo por su horrible, estúpido e indefendible final) y la oleada de reacciones negativas que generó.
Después se habló de que la intención del estudio era empezar con una precuela, lo cual me pareció una idea todavía peor, pues las precuelas rara vez son buenas películas, y menos si se trata de franquicias de ciencia ficción.
Sin embargo, conforme el proyecto fue avanzando se iba haciendo evidente que no se trataba de otro simple intento de explotar la franquicia en busca de ganancias rápidas. Al involucrarse Weta Digital quedó garantizado que los visuales serían de la mejor calidad posible, y los primeros avances lo demostraban. Luego vinieron los trailers, donde se apuntaba a una historia interesante y congruente con la mitología de la saga.
Rise of the Planet of the Apes (El Planeta de los Simios: [R]evolución), cuenta sobre la búsqueda de Will Rodman (James Franco) de una posible cura para el Alzheimer. Will trabaja en un laboratorio farmacéutico en San Francisco, California, donde está probando un retrovirus geneticamente desarrollado en chimpancés.
Will está convencido de tener resultados suficientemente positivos como para empezar a hacer pruebas en seres humanos, pero el más desarrollado de sus sujetos, una hembra llamada Bright Eyes, adquiere un comportamiento violento frente a la junta de consejo de la empresa, provocando el cierre de toda su línea de investigación y la orden de Jacobs (David Oyelowo), su jefe, de poner a dormir a todos los chimpancés del laboratorio.
Sin embargo, Franklin (Tyler Labine), el responsable de cuidar a los chimpancés, descubre un bebé recién nacido en la jaula de Bright Eyes y se rehúsa a matarlo, entregándolo a Will para que haga con él lo que prefiera. Will se lleva el bebé a casa, donde su padre (John Lithgow), quien sufre de Alzheimer, lo bautiza como Caesar.
Desde temprana edad Caesar (Andy Serkis) da muestras de gran inteligencia, aprendiendo a comunicarse y a utilizar herramientas. Tras un altercado con los niños de un vecino, Will lleva a Caesar con la veterinaria del zoológico, Caroline (Freida Pinto), quien le sugiere permitirle a Caesar pasar más tiempo en espacios abiertos, lo que lleva a frecuentes visitas al Parque Nacional Muir Woods, al otro lado de la bahía.
Will utiliza en secreto su retrovirus con su padre, quien rápidamente da muestras de mejoría y no sólo parece recuperar sus facultades, sino incluso mejorar sus funciones cerebrales. Pero la mejoría es temporal, pues el sistema inmunológico empieza a atacar al virus, acelerando el deterioro neuronal. Will empieza a trabajar en una nueva versión del virus, y convence a Jacobs de aprobar que se inicien las pruebas de esta nueva versión con chimpancés. Las primeras pruebas son tan exitosas que Jacobs ordena extenderlas a más simios antes de realizar los protocolos de seguridad en busca de efectos secundarios.
El deterioro del padre de Will sigue, y uno de sus episodios provoca la ira de uno de sus vecinos y la intervención de Caesar en su defensa. Como resultado, Caesar es tomado de la custodia de Will y puesto en un santuario para primates, donde los simios son tratados de manera cruel por John Landon (Brian Cox) y su hijo Dodge (Tom Felton). En ese santuario Caesar tiene su primer contacto con otros primates y descubre el desprecio con que los humanos tratan a otras especies.
La avaricia de Jacobs provoca descuidos en el laboratorio que exponen a seres humanos casi al mismo tiempo que Caesar empieza a pensar en un modo de alcanzar la libertad para todos los habitantes del santuario. Convencido de que necesita que los simios sean más inteligentes, Caesar roba muestras del virus de casa de Will y expone a todos los simios del santuario. El climax de la película se da con una extraordinaria escena de pelea sobre el puente de la bahía.
La película recuerda en muchos aspectos a las viejas películas de ciencia ficción en donde se desarrollaba una trama cerebral e inteligente antes de cerrar con alguna secuencia espectacular. El trabajo en el guión es digno de ser reconocido, pues es evidente que se trata de una labor de amor de parte de los autores, quienes toman los elementos base de la mitología de El Planeta de los Simios y construyen hacia y alrededor de ellos.
La película está llena de menciones y referencias que harán las delicias de los aficionados a la serie, sin que en ningún momento representen una distracción o un obstáculo narrativo, por lo que la película es igualmente disfrutable para quien nunca haya visto las películas anteriores. Igualmente digna de destacar resulta la actuación de Andy Serkis en el papel de Caesar, quien es, sin lugar a dudas, el protagonista principal de la historia.
Los efectos visuales son impresionantes, las actuaciones sólidas y la historia inteligente y bien planeada. ¿Qué más se puede pedir como entretenimiento de calidad? Rise of the Planet of the Apes es una excelente opción de entretenimiento inteligente y una muestra más de que la ciencia ficción no está muerta ni pasada de moda. Absolutamente recomendable.
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