Anansi Boys era una lectura que traía pendiente de tiempo atrás y las razones son tan curiosas como caprichosas. Desde que apareció Neverwhere, primera novela de Neil Gaiman, que adaptaba la trama de una miniserie de TV que el autor desarrolló para la BBC, hace más de quince años, decidí que compraría las novelas y trabajos de prosa de Gaiman, siempre que fuese posible, en su primera edición en pasta dura.
La forma más práctica de conseguir estos libros era encargarlos a través de mi tienda de cómics favorita, pues los libros de Gaiman aparecían en el catálogo del distribuidor. Pero la tienda atravesó problemas administrativos que afectaron el servicio y acabaron con su status de proveedor confiable, y la que elegí para reemplazarla me ofrecía muy buen servicio con los cómics pero no tanto con los libros. Este periodo de transición coincidió con la salida de Anansi Boys y pensé que tendría que conformarme con una edición diferente, pues ni siquiera a través de un amigo que viajó a Estados Unidos unos meses más tarde (como lo comenté aquí) pude hacerme con una copia.
Hace meses, mientras armaba un pedido de libros que encargaría desde Amazon, me acordé que había ido posponiendo su compra, así que lo agregué. La sorpresa me la llevé cuando lo recibí y por pura curiosidad revisé la indicia para descubrir que se trataba, al igual que con todos mis libros anteriores de Gaiman, de la primera edición americana, hecho que me sorprendió pues han pasado más de cinco años desde su publicación.
Este libro suele considerarse un derivado de American Gods (aquí mis comentarios de ese libro), pero no me parece del todo cierto. Allá Anansi era un personaje secundario llamado Mr. Nancy y, como su nombre lo indica, Anansi Boys (Los Hijos de Anansi), trata sobre sus hijos, sin referencias a eventos o personajes de American Gods.
Charlie Nancy es un tímido empleado contable en una agencia de representación artística de Londres. A pesar de no ser obeso, Charlie nunca se ha podido quitar de encima el mote de Fat Charlie, apodo que su padre le puso durante su rechoncha infancia, cuando vivían juntos en Florida.
Está comprometido y su novia lo convence de invitar a su padre, a quien no ve desde el divorcio, cuando él se fue a Londres con su madre. Al fin contacta a una vieja vecina para localizar a su padre, pero se encuentra con la noticia de que acaba de fallecer y lo esperan para el servicio fúnebre, a realizarse al día siguiente. Vuela a América y asiste al funeral, donde después es acorralado por las antiguas amigas de su madre, que lo llevan a su vieja casa y, sin previo aviso, le informan que tiene un hermano. Charlie se rehúsa a aceptarlo, pues no lo recuerda y es algo que nunca olvidaría. La mujer insiste y añade que su hermano es alguien especial, como su padre, y que si quiere conocerlo sólo debe decírselo a una araña y ésta entregará el mensaje.
Charlie desecha esta información como meras supersticiones de su amable pero senil vecina y regresa a casa. Semanas más tarde, tras una tensa cena con su futura suegra, Charlie está un poco borracho y al volver a casa encuentra una araña, a la que le dice que informe a su hermano que le gustaría conocerlo y que va siendo tiempo que le pague una visita. Al día siguiente recibe la visita de Spider, y no puede negar que es su hermano, pues son idénticos.
Excepto, claro, porque Spider es esbelto y atractivo, actúa con soltura y naturalidad en donde sea, y es extrovertido y caprichoso. O sea que no se parecen en nada. A Spider le toma sólo unas horas poner de cabeza la vida de Charlie. Lo lleva de fiesta, lo suplanta en el trabajo y, lo peor de todo, usurpa su lugar en una cita con su novia. Charlie intenta todo para volver a la normalidad, pero es imposible, Spider siempre obtiene lo que quiere. Ahora debe enfrontar la verdad: su padre era en realidad Anansi, el Dios Araña, dueño y protagonista de todas las historias. Y Spider heredó todos sus dones y poderes. Los compromisos a que Charlie accederá para sacar a Spider de su vida alterarán las vidas de ambos para siempre.
Anansi Boys es una divertida novela de fantasía para todas las edades y representa un fácil punto de entrada para cualquier lector con curiosidad por el trabajo de Gaiman, que desde hace mucho es uno de mis autores favoritos y no me canso de recomendarlo. No veo mucho caso en explayarme elogiando la novela o la forma en que está escrita, pues me arriesgo a repetir lo que he dicho antes sobre el trabajo de este excelente autor que, por cierto, vendió hace poco los derechos de American Gods a HBO, canal que parece haber hallado un público para la fantasía adulta con su excelente adaptación de A Game of Thrones.
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