The Hangover (¿Qué Pasó Ayer?), que traducida de forma correcta debió haberse llamado La Resaca o, si querían algo menos formal, La Cruda, tiene una trama bastante sencilla.
Su habitación está en ruinas, con el mobiliario destrozado y la decoración regada por todas partes. Una gallina brincotea entre los destrozos y se pueden ver las piernas de una mujer que sigilosamente abandona la habitación. Alan es el primero en despertar y al acudir al baño se encuentra ahí con un tigre.
Presa del pánico, regresa a la estancia principal armando un alboroto y despierta a Phil y Stu, quienes se sorprenden al descubrir el estado de la habitación, asumiendo que deben haber tenido una gran fiesta, aunque ninguno de ellos recuerda nada de la noche anterior. Si los destrozos en la habitación y el tigre en el baño no fuesen suficientes preocupaciones, el trío encuentra a un bebé en la habitación y no hay rastro alguno de Doug por ninguna parte.
Ahora pasarán el día tratando de reconstruir la noche anterior con la esperanza de descubrir el paradero de Doug a tiempo para llevarlo de vuelta a California para su boda el día siguiente. La odisea en busca de su noche perdida incluye una stripper, una boda en una pintoresca capilla, el tigre, Mike Tyson, un colchón en la azotea, una patrulla robada, un traficante despistado y un malhumorado mafioso oriental.
El resultado es hora y media de diversión dirigida a un público adulto y casi exclusivamente masculino, lo que resulta refrescante ahora que parece que Hollywood sólo produce comedias bobas de Jim Carrey, comedias bobas de Will Ferrell, comedias confusas y poco graciosas de Judd Apatow, y una que otra película protagonizada por Steve Carell para aparentar que existe una mayor diversidad. Así que The Hangover fue una muy agradable sorpresa.
De Todd Phillips sólo había visto Starsky & Hutch, que en su momento me divirtió bastante, y la principal diferencia con The Hangover es que en esta ocasión Phillips no escribió el guion, que es obra de Jon Lucas y Scott Moore, a quienes no conocía. Había escepticismo sobre si había un público para esta clase de película, pero la multimillonaria taquilla recaudada hasta el momento ya abrió las puertas a otros proyectos, y dos guiones de la Lista Negra del año pasado ya fueron aprobados con la esperanza de emular ese éxito económico.
A fin de cuentas The Hangover es una divertida comedia sin demasiadas pretensiones cuyo éxito se basa mayormente en su frescura. Ojalá que su éxito no lleve a una sobreexplotación de la fórmula, en cuyo caso podremos agradecer a esta película, al menos, la apertura a una mayor diversidad de comedias.
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