Neil Labute es un director del que he escuchado toda clase de elogios, principalmente por sus películas Nurse Betty y Possession, pero no había visto nada de su trabajo. Su cinta más reciente es Lakeview Terrace, bautizada en México como Vecinos en la Mira, un thriller suburbano que explora temas como racismo y abuso de poder mediante la construcción de personajes reales y creíbles.
Si bien Lakeview Terrace no copia o imita a ninguna de esas dos películas, algunos elementos temáticos y argumentales de ellas se encuentran presentes. Chris y Lisa Mattson (Patrick Wilson y Kerry Washington) son un joven matrimonio que acaba de adquirir su primera casa en un exclusivo suburbio de Los Angeles. El vecindario parece perfecto y pronto descubren que justo junto a ellos vive Abel Turner (Samuel L. Jackson), un oficial del Departamento de Policía de Los Angeles que parece ser el celoso guardián del vecindario.
Como dice el eslogan promocional, ¿Qué puede ser más seguro que vivir junto a un policía? Turner es un viudo que tiene a su cargo la educación de sus dos hijos adolescentes, y la idea de tener a una joven y desinhibida pareja interracial como vecinos no le agrada demasiado. Pronto encontrará la forma de demostrarles que no le gustan como vecinos, al tiempo que intenta convencerlos de que lo que más les conviene es mudarse fuera del vecindario.
La primera mitad de la película Labute la dedica a construir a sus personajes, y esto es algo que suele ser criticado en su trabajo. A través de escenas de poco peso narrativo, el director dota a cada uno de los personajes de personalidad propia, haciendo que cada vez que alguno de ellos hace algo o reacciona ante una situación determinada se sienta como algo congruente sin necesidad de buscar motivos o justificaciones innecesarias.
Lamentablemente la segunda mitad de la película, donde cambia el enfoque a la parte narrativa, no está tan bien cuidada en su realización, y en este caso da la razón a quienes critican el tiempo dedicado al desarrollo de personajes. Desde un principio queda claro que el personaje de Turner es intolerante y racista, pero en lugar de que eso sea el detonante que lo lleve a antagonizar a sus nuevos vecinos, se convierte en el centro de la historia y en el tema principal de la misma.
Si sumamos el hecho de que hay menciones a Rodney King y los enfrentamientos raciales de hace unos años en Los Angeles (el nombre de la película es el del vecindario donde King fue asaltado y golpeado por oficiales de policía), y la inclusión de los incendios forestales en el sur de California, que más que un trasfondo realista se convierte en una distracción, tenemos un disparejo trabajo de Labute, en el que no termina de decidir la historia que quiere contar y tampoco explora a fondo el tema en que decidió enfocarse.
Tal vez lo más rescatable de la película sean las actuaciones, pues tanto los protagónicos como los secundarios hacen un gran trabajo replicando la vida de la clase media norteamericana sin caer en clichés. Especial mención merece el trabajo de Samuel L. Jackson, quien parecía tener algunos años sumido en su fama de hombre rudo y malhablado pero que aquí ofrece una sólida interpretación dramática como quizás no se le veía desde Changing Lanes (Fuera de Control), hace unos años.
Eso es especialmente bueno porque habiendo visto los avances de The Spirit creo que puede pasar algún tiempo antes de que lo volvamos a ver actuar en vez de sólo prestar su presencia escénica a películas mucho menos sustanciosas.
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