Mucho se ha hablado en las últimas semanas de Spider-Man 3. Que si es la película más cara de todos los tiempos, que si Tobey Maguire y Kirsten Dunst abandonan la franquicia después de ella, que si Sam Raimi quiere hacer más o sólo producirlas, etc. El caso es que la película finalmente se estrenó en todo el mundo hace tres semanas.
Como decía, llegó la fecha y ese mismo fin de semana me di a la tarea de hallar una sala donde poder ver la película ese mismo fin de semana. La preventa de boletos no sirvió para evitar las filas interminables que había a la entrada de cualquier complejo de cines de la Ciudad de México.
Para que se hagan una idea de que tan insuficiente resultó, diez días antes del estreno de la película ya no pude encontrar boletos para ninguna de las funciones que hubiese preferido en alguno de los complejos que acostumbro visitar. Como alternativa acudí a un complejo más pequeño y cerca de mi casa, que suele estar desierto los domingos por la mañana. En funciones a las 11 de la mañana he visto muchas películas con menos de diez personas en la sala, y en una ocasión disfruté de una película en compañía sólo de mi familia.
Después de checar los horarios, descubrí que la primera función subtitulada era a las 9:45, y pensé que si a las 11 siempre está vacío, con más razón antes de las 10. Pero no esta vez. Llegué con mi hermano pasadas las 9:30 y desde el primer momento nos imaginamos lo peor, pues el estacionamiento, normalmente ocupado por solo dos o tres autos, estaba lleno. Conforme nos acercábamos al edificio del complejo cinematográfico notamos algo que nunca habíamos visto en ese lugar: una larga fila frente a las taquillas.
Ya estábamos ahí así que decidimos esperar y ver si conseguíamos boletos. Tras veinte minutos formados y habiendo recorrido poco mas de la mitad de la fila, salió el gerente a anunciar que debido a la demanda iba a abrir dos salas más con la película a las 10:15. Mi hermano preguntó sobre el idioma y resulta que ambas eran dobladas al español. Ni hablar. Luego de veinte minutos más en la fila, compramos boletos para la 1 de la tarde. Regresamos a casa a desayunar y volvimos más tarde al cine.
La fila en taquillas era aún más larga que antes, pero ya teníamos boletos, así que entramos directamente al complejo. Fuimos por palomitas y refrescos y entramos a la sala con veinte minutos de anticipación. Con sorpresa descubrimos que la sala estaba casi vacía. Escogimos nuestros lugares y esperamos. Al paso de los minutos la sala se fue llenando, pero nunca por completo.
Nunca entenderé por qué tanta gente prefiere ver las películas en versión doblada. Si los acompañan niños pequeños lo entiendo, pero había varias parejas y grupos de adultos comprando boletos para verla en español. Si la calidad del doblaje fuera buena, tal vez, pero no es así. De la película no hay mucho que agregar a lo dicho en mi otro comentario. Es espectacular. No creo que sea mejor película que Spider-Man 2, pero es probable que sea una mejor película de superhéroes. Sé que suena contradictorio, pero espero que alguien entienda a qué me refiero.
Spider-Man 2 es una película inteligente, con una profundidad y desarrollo de personajes que rara vez se ven en una producción hollywoodense sin importar su género. Spider-Man 3 es más ligera, menos pretenciosa. La presencia de más personajes obliga a introducirlos sobre la marcha sin ahondar en cada uno, pero no por eso resultan simples o acartonados, lo que habla muy bien de Sam Raimi y sus co-guionistas, pues con unas cuantas líneas logran desarrollarlos lo suficiente para hacerlos creíbles.
La presencia de tres villanos obliga también a que la historia sea más directa, compleja por la cantidad de elementos involucrados y no por lo elaborado de la misma, y con todo y que la película excede las dos horas, queda la sensación de que necesitaba algunos minutos más para ser contada adecuadamente. El tono también es más ligero. Algunas secuencias podrían ser tachadas de ridículas o sin sentido si se les viera de forma individual, pero el talento de Raimi para mezclar elementos de acción, drama y humor dentro de la misma película sin que ésta pierda coherencia es innegable.
Respecto a las actuaciones, no hay queja alguna. Tobey Maguire hizo suya la parte de Peter Parker desde la primera película y será difícil ubicar a alguien más en ese papel si Maguire decide no volver. Kirsten Dunst en realidad no ha hecho mucho en la saga más allá de ser la damisela en peligro, pero lo hace bien. Parece ser que ella es la menos dispuesta a continuar en la franquicia, pero honestamente creo que no se le extrañaría si le dan más tiempo en pantalla a Bryce Dallas Howard, quien en su presentación como Gwen Stacy está deslumbrante.
James Franco ha sido muy criticado. Se le acusa de plano y monótono, pero eso es justo lo que requería el papel de Harry Osborn. Cada vez que lo veo en pantalla, Thomas Hadden Church me sorprende por su enorme rango interpretativo, y me parece una lástima que su personaje no reciba más atención. Topher Grace necesita trabajar mucho para sacudirse la imagen adquirida por su trabajo en That 70's Show, pero éste fue un paso en la dirección correcta. En cuanto al resto del elenco, es toda una hazaña que Raimi logre dar vida a tan extenso grupo de personajes secundarios e incidentales, algo que separaba a los primeros cómics de Spider-Man del resto de la oferta en el mercado.
Spider-Man 3 es sin duda la entrega más cercana en tono a los cómics de Spidey, y me parece curioso que la gran mayoría de las críticas negativas hacia la película vengan de lectores de cómics que se quejan de que la historia no respeta el canon de su material de origen, y eso es algo que me parece totalmente ridículo, así que no pienso dedicarle más líneas. Consíganse una vida.
Otra queja frecuente de la película es el tiempo en pantalla de Spider-Man contra el de Peter, o que cuando aparece Spidey lo haga por largos periodos sin la máscara. Eso es algo que vale la pena analizar, y para mí representa la prueba más grande de que Sam Raimi entiende perfectamente al personaje. Spider-Man es un disfraz, un traje para aparecer en la prensa. Lo importante es el hombre bajo la máscara. La suya no es la historia de un acróbata superdotado que combate a las fuerzas del mal. Es la de un joven que intenta convertirse en hombre haciendo lo correcto.
Para mí esa es una de las características más atractivas del personaje, y la que convierte a Peter Parker en un modelo aspiracional como nunca podrían serlo Clark Kent o Bruce Wayne.
Superman no es humano, y no me parece que tenga una identidad secreta. Clark Kent es el disfraz que utiliza para convivir con los humanos, una herramienta para tratar de pertenecer aunque nunca pueda conseguirlo. Con Batman ocurre algo similar. Bruce Wayne murió el mismo día que sus padres, y el ente que lo reemplazó utiliza su nombre y apariencia como una herramienta, una pieza más del arsenal que usa en su misión personal de lucha contra el crimen.
Esa es una de las razones por las que Spider-Man siempre ha sido mi héroe favorito. Se trata de un hombre normal puesto en situaciones extraordinarias, y sus respuestas, por asombrosas o espectaculares que sean, siempre son humanas.
Y como diría Stan Lee, 'Nuff Said!
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