jueves, 10 de mayo de 2007

Sunshine (Alerta Solar)

Sunshine (Alerta Solar) es la más reciente película de Danny Boyle, y marca el regreso del aclamado director británico al género de ciencia ficción por primera vez desde la exitosa 28 Days Later (Exterminio).

La trama es simple: cincuenta años en el futuro, el Sol está a punto de extinguirse, y con él la vida en la Tierra, sumida en un eterno invierno. 

La última esperanza de la humanidad es el Icarus II, una nave con la misión de llevar una superbomba (con una masa similar a la de Manhattan) y arrojarla al interior del Sol para provocar una reacción en cadena que reencienda a la moribunda estrella y devuelva la luz y calor a nuestro planeta. La tripulación de la nave la forman ocho personas, científicos y astronautas que llevan casi año y medio encerrados en la nave y son el centro de la historia.

La condición de nuestra estrella se convierte en el pretexto para juntar a esos ocho personajes y colocarlos en una situación de estrés que permitirá conocer más a fondo a cada uno de ellos. Una de las características más sobresalientes de la filmografía de Danny Boyle es justo esa preferencia por permitir que los personajes, humanos y creíbles, lleven el peso de la historia, construyéndolos a partir de sus reacciones al entorno en que se encuentran.

Una película así necesita actores capaces de encarar el reto que propone el director. Una mezcla de rostros conocidos (Cillian Murphy, Chris Evans, Michelle Yeoh, Rose Byrne) y otros no tanto (Cliff Curtis, Troy Garity, Hiroyuki Sanada, Mark Strong y Benedict Wong), integra el elenco de esta cinta. El motor de la historia es la relación entre los tripulantes y el efecto de estar encerrados sin contacto con nadie más. El resultado recuerda a clásicos del género como Alien o 2001: A Space Odissey. O al menos por la mayor parte de la película.

Un giro inesperado transforma la historia, que pasa de un elaborado thriller de ciencia ficción a una película de terror psicológico. Esto no es malo, pero la violenta resolución deja al espectador con la sensación de que la película estuvo cerca de ser realmente memorable. Y no es que la película sea mala, sino que de haber mantenido el tono y ritmo hasta el final, podría haber llegado a considerarse como un auténtico clásico del género, engrosando la distinguida lista de honor de la ciencia ficción.

Para Danny Boyle no es extraño centrar su película en el desarrollo de personajes y utilizar la situación planteada para provocar reacciones que poco a poco construyan la historia, pues desde Shallow Grave y Trainspotting usó los mismos recursos narrativos. Es difícil tratar de resumir la historia de sus películas hablando sólo de la trama, pues las acciones de sus personajes pesan en el desarrollo de la historia, alterando la apreciación que se pueda tener de la misma.

En términos visuales la película es impresionante. Boyle hace énfasis en la magna belleza del Sol, y el diseño de producción del interior de la nave y el equipo en ella también es digno de destacar, y que la historia se ubique a sólo cincuenta años de nuestro tiempo permite que la tecnología se vea real y plausible, pues se entiende como una evolución de lo que conocemos. Boyle buscó apoyo de científicos como consultores de la historia y para apoyar a los actores, y ninguno parece hablar de algo que no entienda.

En conclusión, Sunshine es una inteligente historia que combina elementos de drama, ciencia ficción, y terror psicológico de forma efectiva, u proporciona una buena dosis de entretenimiento al tiempo que puede provocar algunas reflexiones sobre la naturaleza de nuestro planeta y la fragilidad de cosas que damos por sentadas. Además, como toda buena película de ciencia ficción, trata principalmente de la naturaleza humana. Altamente recomendada.

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