Isla Hans es una pequeña isla deshabitada en medio del canal Kennedy, en el estrello de Nares, el cual que separa la costa norte de Groenlandia, territorio autónomo de Dinamarca, de la isla Ellesmere, en Canadá. Se trata de una isla rocosa con una superficie de 1.3 km², y tiene aprox. 1.3 km de largo y 1.2 km de ancho.
Parece insignificante y bien podría ser ignorada, pero desde hace varias décadas es objeto de una disputa territorial entre Canadá y Dinamarca. El conflicto parece no tener sentido, pues se trata de un territorio muy pequeño que aparentemente no tiene recursos naturales que valga la pena explotar. ¿Por qué entonces existe la disputa?
Para empezar, el problema es que la isla está, literalmente, a la mitad del canal Kennedy, y la línea imaginaria que separa las aguas danesas de las canadienses la atraviesa... justo por el centro. La razón de la disputa es que, si el calentamiento global sigue causando el deshielo del Polo Norte, el canal Kennedy podría convertirse en una importante ruta de navegación, y la posesión de la pequeña isla podría representar el control del llamado paso del Noroeste.
Bautizada en honor al viajero y traductor ártico groenlandés Hans Hendrik, que fue parte de varias expediciones árticas en la segunda mitad del siglo XIX, la razón por la que ambos países la consideran propia es que el canal tiene 22 millas de ancho, y de acuerdo con las leyes internacionales, todo país puede reclamar derechos sobre cualquier territorio a menos de 12 millas de su costa... y ambas naciones la tienen a menos de esa distancia.
El tema parecía olvidado después de la segunda guerra mundial, pero en 1984 el ministro danés de asuntos de Groenlandia visitó la isla y plantó una bandera danesa. Al pie de la bandera dejó una nota que decía "Bienvenidos a la isla danesa", y una botella de brandy. Desde entonces hay una nada seria "guerra de licor" entre ambas naciones.
Según un diplomático danés, el "conflicto" se desarrolla de forma muy simple: cuando las tropas danesas visitan la isla, plantan su bandera y dejan una botella de Schnapps, y cuando son los canadienses quienes pisan la isla, cambian la bandera por la suya, dejan una nota de "Bienvenidos a Canadá", y una botella del popular whisky Canadian Club para los próximos visitantes.
La disputa legal sigue vigente a la fecha. Hace unos años se hablaba de llegar a un acuerdo para una administración conjunta, pero no se ha concretado. En 2018 se anunció la creación de una fuerza de tarea con miembros de ambos países para resolver el asunto, pero desde entonces no se ha sabido nada al respecto. Lo que es un hecho es que sería deseable que todas las guerras pudieran desarrollarse de forma similar.
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