Los thrillers de abogados han sido un género recurrente en cine y TV desde hace décadas, pero tuvieron su boom en los noventa gracias a que varios best-sellers de John Grisham (The Firm, The Pelican Brief, The Client, A Time to Kill, Runaway Jury, etc.) fueron adaptados a la pantalla con gran éxito y surgieron toda clase de producciones con adaptaciones o ideas originales en busca de replicar ese éxito. La moda pasó y el género volvió a sus niveles normales, con uno que otro estreno cada par de años. Hace un par de semanas se estrenó, con buena aceptación de crítica y taquilla, The Lincoln Lawyer (El Defensor), la más reciente adición al género.
Por fortuna no tendremos que preocuparnos pensando si Michael Connelly, autor de la novela en que está basada la película, se convertirá en un fenómeno similar al de Grisham, pues es un autor de novelas policiacas y de detectives, y sólo un puñado de ellas son protagonizadas por Mickey Haller, el abogado titular de The Lincoln Lawyer.
Mickey Haller (Matthew McConaughey) es un abogado criminalista con un moderado éxito manteniendo a criminales de poca monta fuera de la cárcel y quien prefiere trabajar desde la comodidad de su auto a montar una oficina tradicional. Su auto es un Lincoln Town Car (de ahí el título de la película, que se traduciría literalmente como El Abogado del Lincoln) que conduce un excliente que paga con sus servicios los honorarios del abogado.
Haller se especializa en criminales menores por la rapidez y facilidad con que se resuelven los casos, pero ahora parece que se sacó la lotería. Val (John Leguizamo), un ajustador de fianzas con quien lleva una buena relación, lo envía con un cliente diferente a los que suele defender. Louis Roulet (Ryan Philippe), es un acaudalado playboy de Beverly Hills e hijo de Mary Windsor (Frances Fisher), una prominente figura del mundo de las bienes raíces en Los Angeles, quien ha sido acusado de asalto, violación e intento de asesinato por una prostituta.
Roulet asegura ser inocente y afirma que la prostituta (Margarita Levieva) sólo pretende hacerse rica a sus costillas, pero las investigaciones realizadas por Haller y Frank Levin (William H. Macy), su investigador, apuntan a que el caso es más complicado de lo que parece, y puede estar ligado a uno de sus antiguos clientes. Conforme se desenreda la trama, Haller necesitará usar toda su habilidad para mantener a salvo a su ex-esposa (Marisa Tomei) y a su hija.
La película no ofrece nada especial. No hay giros argumentales inesperados, ni tampoco una historia particularmente original. Lo que si hay es buen desarrollo de personajes, interpretados por un sólido elenco encabezado por el carismático McConaughey y que incluye, además de los ya mencionados, a veteranos como Bryan Cranston y Michael Paré. La dirección de Brad Furman, a quien no conocía, es clara y sin pirotecnia alguna, resultando en un simple pero entretenido thriller.
Habla bastante mal de Hollywood que una película simple y sin muchas pretensiones resulte tan refrescante y disfrutable, pero es la verdad. A veces parece que los estudios están más preocupados por asegurar a las estrellas y directores de moda para estrenar películas estridentes y sin sentido, pero "originales". Se agradece que de vez en cuando alguien decida regresar a los básicos y se concentre en los personajes y la historia.
The Lincoln Lawyer no le va a cambiar la vida a nadie, pero son dos horas de simple entretenimiento bien ejecutado. Recomendada sin reservas para todo tipo de público.
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