Sin lugar a dudas uno de los directores más prolíficos en la actualidad es el japonés Takashi Miike, quien a pesar de no tener todavía cincuenta años de edad ya supera el medio centenar de trabajos en su filmografía. Y si se trata de diversidad de géneros, me parece que ya los ha probado todos, desde el horror sobrenatural hasta historias de la Yakuza, pasando por superhéroes, terror psicológico y comedia.
Lo que nos lleva a Yattâman, conocida fuera de Japón como Yatterman, película basada en una exitosa serie animada japonesa de los 1970, producida por el exitoso estudio de animación Tatsunoko Productions, responsables de series como Speed Racer, Gatchaman (Fuerza G) o Samurai Pizza Cats (Los Gatos Samurai).
Yatterman es un equipo formado por Gan (Sho Sakurai), hijo del dueño de una enorme juguetería, y su novia Ai (Saki Fukuda), hija de un magnate de la electrónica. Combinando sus habilidades la joven pareja, bajo las identidades de Yatterman #1 y Yatterman #2, respectivamente, combaten el mal asistidos por un gigantesco mecha con forma de perro llamado Yatterwan, el cual, por cierto, tiene conciencia.
Sus rivales habituales se hacen llamar Doronbo, trío de villanos encabezados por la sexy y guapísima Doronjo (Kyoko Fukada). Sus compañeros son Boyacky (Katsuhisa Namase) y Tonzura (Kendo Kobayashi), quienes proporcionan mucho del comic relief de la película. El trío recibe órdenes del misterioso Dios de los Ladrones, un ente que parece poder materializarse en cualquier parte y que constantemente los reprime y castiga por sus errores.
Sus últimos encargos van encaminados a recuperar las partes de la mítica Piedra de la Calavera, aunque nadie sabe para qué sirve o de qué será capaz una vez que las partes sean reunidas. La hija de un arqueólogo desaparecido acude a Yatterman para solicitar ayuda para localizar a su padre, quien desapareció mientras buscaba otra parte de la roca en cuestión, lo que pondrá a los dos bandos en conflicto.
La verdad, no estoy familiarizado con la serie original ni con la nueva versión producida hace un par de años, pero me atrevo a afirmar que la adaptación cinematográfica de Miike debe ser la más fiel traducción de animación a live action que se haya filmado jamás. Quienquiera que esté familiarizado con el sentido del humor de las comedias de acción animadas japonesas puede entender lo difícil que es trasladar ese tono de historia a una película con actores, y ni hablar de las dificultades para mantenerse fiel al colorido de una serie animada sin riesgo de obtener un resultado como el de Scooby Doo o The Flinstones, por mencionar un par de ejemplos.
Miike emula a la perfección la mezcla de ingenuidad e ingenio características del anime de acción-comedia, con una mezcla de secuencias de acción y comedia física, sin rehuir a la combinación de prostéticos, trucos de cámara y animación computarizada. Parece que simplemente decidió dar rienda suelta a su imaginación sin ponerse límites de ningún tipo, y logró el tono humorístico que uno esperaría ver en dibujos animados, pero combinado con toques de humor subido de tono e insinuaciones sexuales, algo nada raro en su filmografía.
Sorprendentemente la película no solo es muy divertida, si no que además resulta bastante emocional, pues se da tiempo para lidiar con temas como amor, lealtad y amistad. No cabe duda que Miike es uno de los directores más interesantes de la actualidad, y logra que incluso sus proyectos fallidos tengan algún detalle o escena rescatables. Yatterman ni siquiera cae en esa clasificación, pues es un inesperado logro en la carrera del controvertido realizador nipón.
Recomendada para gente de todas las edades pero con reservas para aquellos que no gustan del humor propio de las series animadas japonesas.
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