Año tras año persiste el debate sobre si Die Hard (Duro de Matar) es una película de Navidad o no, y sigo sin entender cuáles son los argumentos en contra. En todo caso, me sobran dedos para contar la películas "navideñas" que incluyan presencia en pantalla o temática de Jesús de Nazareth, y no los veo usando esa ausencia para descalificarlas. Como sea, parece que les importa más la presencia de Santa Claus o el capitalismo desmedido, y por tanto no habrá debate sobre Violent Night.
Violent Night (Noche sin Paz, 2022 — genial adaptación del título, por cierto) es una comedia navideña de acción escrita por Pat Casey y Josh Miller, y dirigida por Tommy Wirkola. Producida por 87North Productions, la compañía de David Leitch responsable por películas como Nobody, Kate y Bullet Train, la cinta cuenta con un elenco encabezado por David Harbour, John Leguizamo y Beverly D'Angelo, y tras su premiere en la New York Comic Con se estrenó el pasado 2 de diciembre.
La cinta abre con un Santa Claus (Harbour) que bebe en un bar durante la víspera de Navidad mientras se lamenta por la avaricia que se ha apoderado del mundo, incluyendo a los niños, y se cuestiona si es momento de colgar el traje y retirarse. Después de vomitar y todavía ebrio, abandona el bar para dirigirse a cumplir con su tradicional compromiso anual, y es hasta que vemos su trineo en la azotea que queda claro que no se trata de un Santa Claus cualquiera, sino del verdadero.
Después conocemos a la familia Lightstone, formada por la pequeña Trudy (Leah Brady) y sus padres, Linda (Alexis Louder) y Jason (Alex Hassell), quienes están distanciados pero van a pasar juntos la Navidad en casa de la familia de él. Conforme avanza la historia entendemos que en buena medida sus diferencias se deben a que él cede todo el tiempo a la presión que Gertrude (D’Angelo), su madre, ejerce sobre él para que se dedique de lleno al negocio de la familia.
Al llegar a la lujosa mansión Lightstone, aislada a las afueras de la ciudad, los esperan Alva (Edi Patterson), la alcohólica hermana de Jason; su novio, el aspirante a director y estrella de acción Morgan Steel (Cam Gigandet); y Bertrude "Bert" Lightstone (Alexander Elliot), el hijo de Alva, producto de su primer matrimonio. Pronto entendemos que Alva sueña con desplazar a su hermano como CEO de la empresa y que Morgan espera convencer a su suegra de invertir en su película.
Gertrude, la matriarca de la familia, reprueba los intentos de su hija por granjearse su favor y ve con malos ojos a Morgan, pero tampoco muestra una mejor disposición hacia el resto de los presentes, con la única posible excepción de Trudy. Lo que parecía una incómoda velada se vuelve aún más complicada luego de que un grupo de criminales encabezados por "Scrooge" (Leguizamo) los toman como rehenes mientras se disponen a abrir la bóveda familiar en el sótano.
Mientras, Santa llegó a la mansión y, tras beberse una botella de licor, se quedó dormido en una habitación desierta. Al despertar escucha como sus renos, asustados por los disparos, se marchan y lo dejan atrás. Mientras piensa en cómo salir de ahí descubre la presencia de Trudy, que está en su lista de niños buenos, y decide quedarse y tratar de salvar a la familia. No siempre se dedicó a repartir regalos, y los criminales están a punto de llevarse una gran sorpresa navideña.
El guion de Casey y Miller tiene una estructura que remite al espectador al cine de acción propio de los años noventa, ademas de que incorpora cualquier cantidad de alusiones y referencias a películas que van de Duro de Matar a Mi Pobre Angelito, pasando por Vacaciones de Navidad y sin dejar de lado a cintas de acción como Alerta Máxima, sin olvidarse de incluir una conmovedora subtrama sobre el valor de la familia y la importancia de seguir creyendo en la magia de la Navidad.
Wirkola es su socio ideal para este proyecto. El realizador noruego saltó a la fama en 2009 con Død Snø (Zombies nazis, en México), una comedia de horror sobre zombis nazis congelados en el norte helado, y en esta nueva cinta se lanza con total abandono a crear una entretenida mezcla de acción, gore y humor que recuerda un poco a lo que hizo entonces, aunque es obvio que no será del agrado de todos, y cuenta además con un arma secreta que no tenía hace catorce años: David Harbour.
Aunque el actor ha sido una presencia constante en la pantalla chica o grande por unos quince años, fue en los últimos cinco que se convirtió en una figura a seguir, desde su paternal actuación en Stranger Things, a papeles en Hellboy (2019), Extraction (Misión de Rescate, 2020), No Sudden Move (Ni Un Paso en Falso, 2021) o Black Widow (2021). Aquí presta su especial mezcla de carisma y aire de hombre cansado a Santa, con resultados divertidos y espectaculares.
Es fácil creerlo capaz de dar vida a un desencantado Santa, pero es un verdadero gozo verlo pasar de borracho pesimista a sangriento justiciero en un abrir y cerrar de ojos, y su tamaño y presencia física venden a la perfección la idea de que es tan bueno recibiendo golpes como repartiéndolos. Hay que dar crédito a Wirkola que no se dejó llevar por la sangrienta acción y a menudo la interrumpe para recordar a la audiencia que todo es en nombre de un bien mayor y el espíritu de las fiestas.
El contrapeso a la violencia depende de la irresistible dulzura de Leah Brady como Trudy, y el director nos convence de que era imposible que Santa no respondiera a sus súplicas de ayuda. La joven actriz crea el balance perfecto a la violencia que adorna la cinta de principio a fin, e incluso da pie a algunos de los diálogos más divertidos, como cuando Santa debe reprimir el uso de maldiciones o vocabulario inapropiado para los oídos de la dulce niña.
Por otro lado, aunque se puede argumentar que los únicos personajes buenos en la historia son Trudy y su madre, el guion encuentra la oportunidad perfecta para que ambas se unan a la violencia que compone las tripas de la película. En el caso de Trudy sucede luego de que la niña logra escabullirse a los criminales y empieza a montar trampas inspiradas en Mi Pobre Angelito, aunque con resultados bastante más violentos y de los que, por fortuna, ella nunca es del todo consciente.
Claro que la película tiene sus problemas, y no son menores. Aunque algunas de las ideas más absurdas del guion son parte de la diversión (como los nombres clave que usan los criminales), hay parlamentos que es difícil entender por qué nadie pensó en reescribir, y muchos de los más notables quedan como responsabilidad de John Leguizamo, cuyo personaje tiene razones personales para odiar la Navidad, y su recuento está lleno de frases que uno quisiera poder olvidar al instante.
Más allá de eso, hay varios problemas con el segundo acto, donde la historia pierde un poco el ritmo y hay algunos pesados momentos de exposición, aunque no tantos como para descarrilar por completo la dedicada misión de Wirkola en su busca por ofrecer violencia y caos con el mismo gusto y entusiasmo con que un niño asalta las envolturas de sus juguetes la mañana de Navidad, lo que quizá sería complicado hacer de forma efectiva sin el total compromiso de Harbour con su papel.
Otro problema que contribuye al ligero bajón en la parte intermedia se debe a que hay un exceso de personajes. La mayoría de los criminales se ven reducidos a mera carne de cañón, y parece un desperdicio haberles dado nombre o tiempo adicional en pantalla. En cuanto a las similitudes con el cine de acción de los noventa o fines de los ochenta, no se extrañen si los curtidos criminales profesionales cometen errores absurdos mientras tratan de contener la situación.
El tema de demasiados personajes con la familia Lightstone es algo más complejo, porque no es tanto que sobren, sino que más bien les falta desarrollo. Nos dicen que Jason se siente asfixiado por su madre y que su hermana muere por lograr desplazarlo, pero no vemos suficiente de esa dinámica a cuadro. Tampoco sabemos mucho de los problemas de Jason con su esposa más allá de lo que nos cuentan, y de no ser por Trudy quizá ni siquiera llegaría a importarnos lo que pase con ellos.
Aunque no me gusta hacerlo, en ocasiones la mejor manera de explicar el tono de una película inusual es compararla con otras que el espectador haya visto. En ese caso, Violent Night tendría que ser una mezcla de Home Alone y Die Hard, con un dash de The Northman, con todos los ingredientes incorporados en una licuadora industrial de alta velocidad. Y me parece una gran idea, incluso si a veces exagera en evidenciar cuánto toma de las dos primeras, incluyendo la banda sonora.
Al inicio del texto mencioné que el título en español me parecía una muy acertada adaptación del original en inglés, y eso merece una explicación. Violent Night (noche violenta) juega con la similitud fonética que tiene con Silent Night (noche silenciosa), que es el nombre de un famoso villancico, mismo que en español se conoce como Noche de Paz. Siendo así, Noche sin Paz conserva la idea de jugar con la similitud fonética de la misma referencia, pero en otro idioma.
Violent Night es una entretenida cinta navideña de acción, con explosiones, mucho derramamiento de sangre y un impactante conteo de cadáveres, pero en el fondo es una sencilla historia en que Santa Claus hace equipo con una inocente niña para salvar la Navidad. La envoltura es más sangrienta de lo que acostumbramos, pero la historia tiene un gran corazón y se esfuerza por preservar la magia y emociones propias de la Navidad. Muy recomendable, pero con la advertencia de que no es para todos los gustos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario