El día de hoy se cumplen cien años del nacimiento de Stanley Martin Lieber, escritor, editor y empresario mejor conocido como Stan Lee, famoso por su rol en la creación del Universo Marvel y quien por décadas fue también actor y productor de cine, una de las primeras grandes celebridades asociadas al mundo del cómic, y controversial figura de la cultura pop alrededor del mundo. Lee falleció en 2018, a los 95 años de edad, pero me parece buen momento para repasar su trayectoria.
Stanley Martin Lieber nació el 28 de diciembre de 1922 en Manhattan, Nueva York. Desde muy joven se volvió aficionado a la literatura, y soñaba con llegar a ser un exitoso escritor y novelista. Al terminar la preparatoria probó distintos empleos, pero ninguno le agradaba, al menos hasta que en 1939 Martin Goodman, tío político de una prima suya, lo contrató como asistente editorial en Timely Comics, empresa de su propiedad dedicada a la naciente y creciente industria del cómic.
Ahí trabajó bajo las órdenes del escritor, editor y artista Joe Simon, cocreador de Captain America, y hacía un poco de todo, desde servir como mandadero hasta realizar funciones propias de un asistente de oficina, y en ocasiones también como lector de prueba. A inicios de 1941 escribió una historia de prosa publicada en las últimas páginas de Captain America #3, y la firmó como "Stan Lee" porque quería guardar su nombre para cuando empezara su carrera literaria.
La historia le gustó a Simon, así que poco a poco le dio a Lee oportunidad de escribir historias de apoyo para otros títulos, junto con más responsabilidades en el área editorial. Cuando a fines del mismo 1941 Simon y su socio, Jack Kirby, se fueron de Timely por una disputa económica con Goodman, Stan sirvió como editor interino. Pese a que sería temporal, hizo tan buen trabajo al frente de la editorial que Goodman decidió mantenerlo como editor en jefe de la división de cómics.
Al igual que muchos otros creativos del medio, su carrera fue interrumpida por la segunda guerra mundial. Lee cumplió con su servicio militar entre 1942 y 1945 como parte del grupo de escritores de propaganda y manuales del ejército, y al concluir el conflicto se reintegró a la editorial. Era tan rápido como escritor que empezó a crear seudónimos para crear la impresión de que había todo un staff de escritores, pero el más popular seguía siendo Stan Lee.
A inicios de 1947 conoció por accidente a Joan Boocock, una modelo inglesa que había llegado a América un par de años antes como una "novia de guerra" (mujeres que durante el conflicto se casaron con un soldado americano). Tras salir por un par de semanas Stan le propuso matrimonio, por lo que ella inició los trámites para anular su unión anterior. En diciembre del mismo año, el mismo día que recibió la anulación de matrimonio, contrajeron nupcias en el mismo edificio.
Durante los 1950 Lee escribió historias de romance, monstruos, westerns y varios otros géneros, pero empezaba a aburrirse de lo repetitivo de los cómics y pensaba en dedicarse a otra cosa. En 1956 el exitoso relanzamiento de Flash llevó a Goodman a revivir su propia línea de superhéroes, y encomendó la tarea a Stan, quien no sabía si aceptar o aprovechar el momento para renunciar y cambiar de profesión. Lo consultó con su esposa, y Joan lo convenció de probar suerte una última vez.
Stan y Joan Lee: un matrimonio ejemplar que duró casi setenta años. |
Ella le sugirió hacer las cosas de otro modo, escribir la clase de historias que a él le gustaría leer y no sólo el tipo de cosas que estaban de moda o que le funcionaban a otras editoriales. Un par de años antes, luego de hablar con él para convencerlo de que no tendría que volver a lidiar con Goodman, Stan había convencido a Jack Kirby de regresar a trabajar con él en Timely, que para entonces ya se llamaba Atlas Comics, y en colaboración con él empezó a desarrollar algunas de sus ideas.
Juntos, en 1961 lanzaron Fantastic Four, serie que revolucionó la forma de hacer cómics de superhéroes al incorporar mayor peso dramático a las historias, además de incorporar una continuidad. Antes de su publicación los cómics de superhéroes podían leerse en desorden, pues las historias nunca quedaban en continuación ni tenían impacto alguno en lo que ocurría después. Eso, combinado con el dinámico y expresivo arte de Kirby hizo de la serie un éxito inmediato.
La editorial cambió su nombre a Marvel Comics y a lo largo de los siguientes tres o cuatro años, Lee y Kirby, junto a artistas como Steve Ditko, Don Heck, Bill Everett y otros, además del escritor Larry Lieber, hermano de Lee, crearon decenas de personajes que hoy día forman parte del imaginario colectivo mundial, dando inicio a lo que hoy muchos llaman la Era Marvel de los Comics, con personajes como Spider-Man, Hulk, Iron Man, Thor, los X-Men, los Avengers, Black Panther y Doctor Strange, entre otros.
Lee escribía tantos títulos de forma simultánea, que tuvo que desarrollar un nuevo método de trabajo. En vez de escribir las historias completas en forma de guion y entregarlas a cada dibujante, sólo les daba una breve sinopsis con la idea general de la trama y dejaba que ellos decidieran los detalles, el ritmo y desarrollo de la historia. Cuando le entregaban las páginas ya dibujadas, él agregaba los textos para completar el proceso. Con el tiempo a ese proceso se le llegó a conocer como el "Marvel way" o estilo Marvel.
Décadas después esa forma de trabajar se volvió polémica pues muchos, con justa razón, creían que los artistas que colaboraban con él de esa manera merecían que se les considerase como coescritores de las historias, lo que además supondría una compensación económica acorde a esa labor adicional, pero en su momento era algo tan nuevo que nadie le dio importancia hasta mucho tiempo después, tras analizarlo de forma retrospectiva.
Por otro lado, el tema de los créditos también era una cuestión delicada. Salvo muy pocas excepciones, como EC Comics a inicios de los 1950, las editoriales de cómic no incluían créditos en las historias, que a menudo eran tratadas como si se tratase de una labor industrial y no artística o creativa. Pero Lee era consciente de que una de las mayores fortalezas de los cómics de Marvel era el talento de la gente tras las historias, así que se aseguró de incluir los créditos de los responsables en todas sus publicaciones.
Stan Lee y Jack Kirby a inicios de los 1960 y a mediados de los 1980. Su sociedad fue relativamente efímera, pero muy productiva. |
Además, usaba los créditos, justo con el texto introductorio de cada aventura, como una forma de acercarse a sus lectores, escribiendo con un desparpajado estilo que simulaba a un amigo charlando cara a cara con el lector, algo que jamás se había visto y que fue otra de las razones para que los cómics de Marvel se volvieran populares de forma tan rápida. Y lo mismo aplica al detalle de asignar creativos sobrenombres a todos sus colaboradores, pues añadía una cierta sensación de familiaridad.
Sus innovaciones al género de superhéroes, y al cómic en general fueron más allá de las formas. La idea de humanizar a sus personajes y darles una vida privada, con situaciones cotidianas y relaciones personales y laborales, hacía muy fácil que los lectores pudieran identificarse con ellos. Incluía elementos melodramáticos que atraían a lectores rara vez interesados en los cómics, y fue uno de los pioneros del comentario social en superhéroes, abogando por la inclusión y denunciando el racismo dentro y fuera de las historias.
En 1972 dejó el cargo de editor en jefe y se convirtió en publisher de Marvel Comics, con lo que pudo enfocarse en la promoción de los personajes, dando uso a su carisma y talento natural como showman y vendedor para posicionar en otros medios a la editorial. Eso le permitió convertirse en el rostro de la compañía, lo que a lo largo de los años le ganó críticas por su afán de protagonismo y reticencia a compartir la atención con sus colaboradores. Fue también en esa época que cambió legalmente su apellido, renunciando a Lieber en favor de Lee.
En décadas posteriores se vio involucrado en la producción de cualquier cantidad de proyectos editoriales y en medios electrónicos. Ya en este siglo, primero gracias a la televisión y después al cine, su su figura estalló en popularidad, en buena medida gracias a la atención generada por sus curiosas y a menudo divertidas apariciones en las películas de Marvel Studios, en producciones de personajes de la editorial en otros estudios, o incluso en proyectos de la Distinguida Competencia.
Los últimos años de su vida no estuvieron libres de incidentes, pues además de que sufrió una neumonía se vio en medio de escándalos y demandas, sobre todo contra su antigua compañía multimedia, y un par de acusaciones de conducta sexual impropia. Joan falleció en 2017 y desde entonces se redujeron las apariciones de Lee en público. Hubo acusaciones sobre maltrato y abuso por parte de su hija y un viejo asociado, sin que esto evitara que su imagen siguiera siendo parte de varios proyectos de Marvel.
Finalmente, la mañana del lunes 12 de noviembre de 2018, su hija dio a conocer que Stan había ingresado bastante grave al Centro Médico Cedars-Sinai, en Los Angeles, California, donde minutos más tarde se le había declarado muerto a los 95 años de edad.
Ahora, a poco más de cuatro años de su partida, su figura sigue siendo polémica y divisiva entre lectores de cómics. Y claro, Lee tenía virtudes y defectos como cualquier persona, pero eso se pierde en medio de la creciente tendencia de la gente a tratar de polarizar cualquier tema sin dejar espacio para zonas grises. A lo largo de su gestión en Marvel tomó decisiones de menos cuestionables, pero a menudo son las más vanas las que algunos quieren echarle en cara, además de que tampoco me parece correcto ignorar el contexto en que se dieron.
Para ilustrar la polarización de su figura basta echar un vistazo a las redes sociales y algunos "medios" especializados, donde hoy el discurso es llamarlo ladrón y afirmar que sólo Kirby y Ditko son los padres del Universo Marvel. Podría decir que caen en lo mismo que atacan, pero en muchos casos es gente que lo hace de forma intencional en busca de clicks e interacción con sus sitios y redes. Claro, algunos en verdad sienten lo que escriben, pero no pienso ahondar en la facilidad con que se puede influir y convencer de cualquier cosa a algunas personas.
De entrada, respecto a la creación de Marvel, hay que recordar que el cómic es un medio colaborativo, y la suma de las partes casi siempre supera a los aportes individuales de sus creadores. Stan Lee fue pieza fundamental para el cómic de superhéroes en la década de los sesenta, no sólo como escritor, sino también como editor. Sin él, o sin su trabajo, el género no hubiera crecido y evolucionado de la forma en que lo hizo hasta convertirse en sinónimo de "cómic", pero sin los artistas a su lado las cosas tampoco habrían sido iguales.
Un análisis básico de los Fantastic Four permite identificar algunos de los temas favoritos tanto de Lee como de Kirby. Las aventuras en mundos desconocidos de un grupo de científicos gritan Kirby, mientras el drama de la familia que lucha por mantenerse unida pase lo que pase es cien por ciento Lee. el balance entre drama y aventura es lo que hace especial al título. Por otro lado, Sue está parcialmente inspirada en Joan, pero la personalidad de Ben refleja la de Kirby, y El Rey no tenía el ego como para hacer algo así.
Y algo similar sucede con Spider-Man. Aunque el tema de la individualidad y no depender de nadie, presente en mucha de la obra de Ditko está ahí, el soñador e idealista joven que sólo piensa en ayudar a los demás es obra de Lee. Sus ideas se combinan para dar forma a un héroe adolescente que no es sidekick o asistente de nadie, pero debe lidiar con problemas cotidianos que cualquiera puede identificar, alguien tan preocupado por cumplir con las tareas escolares o pagar sus cuentas como por detener villanos o proteger a su ciudad.
Y en Spider-Man se hace también evidente otra de las características distintivas del trabajo de Lee: el elenco de apoyo. La Tía May, Harry, Gwen, Flash, Mary Jane, Jameson, Robbie, Betty, el Capitán Stacy, etc., fueron diseñados por los dibujantes, pero su personalidad deriva de la interpretación que Lee hacía de sus gestos, de sus expresiones y lenguaje corporal. Y algo muy similar ocurre con una extensa galería de villanos, muchos de los cuales tienen personalidad propia y orígenes trágicos que no se entienden sólo con imágenes.
Quizás ningún otro superhéroe cuente con un elenco de apoyo tan rico e interesante como el de Spider-Man, y ni hablar de su galería de villanos. |
¿Por qué entonces limitarse a odiar a Stan Lee por no compartir el crédito? Si lo piensan un poco, los cómics de Marvel abrían con un "Stan Lee presenta" y no con un "Creado por Stan Lee". Lo que Lee acaparaba era la atención, y eso tenía mucho que ver con la época y con las personalidades de sus colaboradores. A Kirby no le interesaba ser famoso, y Ditko era un ermitaño sin el menor interés por nada que tuviera que ver con la fama o la atención de los demás. Y no olvidemos lo pequeña que es realidad la industria del cómic.
La popularidad de Lee se disparó en los 1980 gracias a la televisión, pero cuando él se convirtió en la cara de Marvel fue pensando en eventos pequeños, era una fama muy contenida y que probablemente él mismo no se tomaba en serio, como hace evidente el que haya tardado tanto en hacerse injertos de cabello. Para cuando el tema trascendió a los cómics tenía tanto tiempo jugando el rol que el mismo ya lo creía realidad, y a sus viejos colaboradores seguía sin importarles.
Hay cosas que recriminar a Lee, y podríamos empezar por que nunca hizo algo en torno a la política de no devolver los originales a los artistas. Quizá estuvo también en posición de pelear un sistema más justo de compensación, y tampoco lo hizo. Pero debemos recordar que era un empleado, parte regular de la nómina, mientras que los artistas eran independientes contratados para proyectos específicos o por periodos limitados.
Es un error pensar que como escritor Lee tenía la obligación de ponerse del lado de los creativos, pues a diferencia de autores posteriores que se volvieron editores o directivos, él empezó en el medio como un empleado administrativo para quien escribir se convirtió en un ingreso extra haciendo algo que le gustaba y para lo que era bueno, pero nunca tuvo que vivir la incertidumbre financiera de ir de un proyecto a otro sin saber si habrá más al concluir el siguiente.
Estoy completamente de acuerdo en que al hablar del origen de Marvel Comics es importante reconocer y celebrar el trabajo de muchas otras personas, tanto artistas como escritores, además de coloristas, rotulistas, staff editorial y más, pero eso no significa que para hacerlo haya que denostar o ignorar lo que Stan Lee hizo como cabeza de ese equipo. En vez de divisivos discursos de odio hay que celebrar el valor de la colaboración, que es la gran fuerza creativa que dio origen a la mayoría de los cómics con que crecimos.
Es un hecho que a Stan le gustaba el protagonismo y disfrutaba ser el centro de atención. Sí, era un vendedor nato con una actitud que rayaba en el narcisismo. Y nada de eso está peleado con la idea de que también fue un creativo innovador, un incansable promotor de su trabajo y un líder en una industria que ni siquiera sabía que los necesitaba. No sólo coescribía la mayor parte de los cómics de Marvel, también los editaba. Jack Kirby, Steve Ditko, Bill Everett y otros trabajaban en Marvel porque él los contrató.
Stan Lee y John Romita a inicios de la década de 1970. |
Conforme la editorial crecía, reclutó a más colaboradores, incluso entre los fans. De la segunda oleada de artistas podemos mencionar a John Romita, John y Sal Buscema o Jim Steranko, y del lado de los escritores y editores, Marvel no sería lo mismo de no haber contratado también a Roy Thomas, Gerry Conway y Marv Wolfman, entre otros, pues al paso del tiempo ellos llevaron más talento a la editorial. Y todo inició cuando Stan aceptó el encargo de Goodman en vez de renunciar.
Pero debo insistir en el tema de los créditos compartidos. los cómics son un medio colaborativo, y la gran mayoría son historias que el escritor no podría contar sin el apoyo de un dibujante, y que un dibujante sin escritor no haría de la misma forma. Por eso es importante reconocer a todos los involucrados. Hoy día, además del escritor, dibujante y entintador, la labor que hacen colorista, rotulista y editor es esencial, y cambiar o eliminar a cualquiera de ellos altera por completo el resultado.
No es correcto decir que Stan creó al Universo Marvel, pero tampoco lo es decir que fue creado por otros y que él no hizo nada. Son un mundo y personajes creados por Stan junto a su hermano y un talentoso grupo de artistas y colaboradores. Ningunear a Stan o negar su aportación no engrandece el legado de Kirby o Ditko, sólo sirve para dividir, y bastante tenemos con los comic-haters y otros grupos de pseudofans como para todavía seguirles el juego.
¿Por qué hay tantos "fans" que odian a Stan Lee? No lo sé, pero sólo puedo asumir que es por ignorancia. De ciertos grupos es comprensible que busquen ensuciar su imagen, pues fue alguien que siempre usó sus cómics para abogar por la diversidad y la inclusión, para denunciar el racismo y el bullying, y para atraer la atención hacia problemas sociales. Fue uno de los primeros creativos que llenaban el molde de lo que muchos idiotas llaman despectivamente "woke" o SJW (Social Justice Warriors).
Es un hecho que debemos reconocer y celebrar el trabajo de muchos otros artistas y escritores, no sólo por su papel en la creación del Universo Marvel, sino por sus aportes al medio en general pero no hay por qué hacerlo en detrimento de Stan. No se trata de ensalzar otros nombres en vez del suyo, sino de recordar mencionarlos juntos. La vida y obra de Stanley Martin Lieber, el escritor, editor y celebridad que alcanzó la fama bajo el nombre de Stan Lee, es digna de toda clase de homenajes y celebraciones, al igual que las de sus colaboradores.
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