viernes, 20 de enero de 2012

The Amber Spyglass, de Philip Pullman

Pasaron casi dos años entre mi lectura de la primera parte de His Dark Materials y que por fin pudiera terminar esta saga de fantasía. Si gustan o les interesa, pueden leer en este mismo blog mis comentarios tanto del primer libro, The Golden Compass, como del segundo, The Subtle Knife, antes de esta reseña, a fin de hacerse una idea de mi impresión de la serie en conjunto.

Según parece, existe una fuerte división de opiniones respecto a esta serie a causa de la forma en que Pullman trata algunos temas de índole religioso, y eso ha provocado discusiones sin sentido que nada tienen que ver con la calidad de los libros o con la historia que buscan contar.

Parece ser que hay a quienes molesta que un autor ateo, o al menos con una visión poco favorable de la iglesia, decida reflejar su ideología en los libros que escribe, y me parece un tanto hipócrita que esas mismas quejas no sean expresadas cuando algún autor decide hacer lo mismo con ideas a favor de una u otra religión. Siempre he pensado que el arte es un reflejo de su entorno, y como tal debe mostrar las creencias y filosofía de sus creadores.

Tampoco creo que el tema tenga que ver con que se trate de una serie de libros dirigidos, en principio, a un público infantil, porque bien se podría plantear el caso de Las Crónicas de Narnia, de C.S. Lewis, como material de adoctrinamiento religioso de la iglesia católica. De hecho, mi buen amigo Rodro Vidal Tamayo suele referirse a His Dark Materials como Las Anti-crónicas de Narnia, y en muchos sentidos me parece que tiene razón.

Pero más allá de la postura de los autores respecto a la religión, deberíamos ser capaces de juzgar y valorar un libro por su historia o contenido sin reducirlo a una mera cuestión ideológica.

The Amber Spyglass comienza donde se quedó The Subtle Knife. Mrs. Coulter está escondida en una cueva con Lyra, a quien mantiene inconsciente gracias a un brebaje que le administra de forma regular. Parece que Mrs. Coulter decidió renegar de su lealtad a la Autoridad y la Iglesia para proteger a su hija.

Mientras tanto, Will, Iorek Byrnison y las brujas están decididos a hallar y rescatar a Lyra sin permitir que nada se interponga en su camino. Lord Asriel prepara los últimos detalles de su ejército para enfrentar al Magisterium, y despacha a un par de ángeles para que escorten a Will y el cuchillo hasta su fortaleza. Los ángeles alcanzan en Cittagazze a Will y le informan de su encomienda, pero éste se rehúsa a acompañarlos hasta no haber rescatado a Lyra, obligándolos a ayudarle a encontrarla.

La Dra. Mary Malone se encuentra en una búsqueda propia. Tras descubrir que puede usar el I Ching de una manera similar a como Lyra utiliza el aletiómetro, la doctora se lanza a buscar ventanas entre mundos con la esperanza de encontrar a la niña, pues está convencida de que tiene que ayudarla en lo que sea que está intentando. En su viaje encuentra un mundo habitado por una especie de mamíferos rumiantes, con quienes se establece y aprende más sobre la naturaleza del mundo y la conexión entre los seres vivos.

Tras rescatar a Lyra, ella y Will deciden no ir en busca de Lord Asriel hasta que ella pueda cumplir su promesa de ayudar a Roger, por lo que los dos jóvenes deciden usar el cuchillo para ir a la tierra de los Muertos. Ahí descubren a muchos fantasmas de diferentes mundos y encuentran el modo de ayudarlos a ser libres.

Algunos de ellos deciden quedarse al lado de los jóvenes para ayudarlos a enfrentar a los espectros en la batalla que están seguros está a punto de ocurrir. Mientras tanto, Lord Asriel y Mrs. Coulter resuelven sus diferencias y deciden colaborar para asegurarse de que su hija sobreviva y pueda cumplir con su destino.

Lyra y Will aprenden mucho sobre si mismos y sobre el otro, y pronto se hace evidente que existe un fuerte lazo entre ambos que va mucho más allá de la amistad. Ese lazo será el que les de la fuerza para hacer lo que necesitan hacer, pero también será la causa del mayor sufrimiento que cualquiera de los dos podría haber imaginado.

Pullman empezó esta trilogía como si fuesen libros infantiles, pero en el mejor de los casos las dos entregas siguientes están dirigidas a un público adolescente o de jóvenes adultos, y la profundidad con que trata muchos de los temas me hacen pensar que se trata de una saga de fantasía que puede ser disfrutada sin problema por la mayoría de los adultos. Siempre y cuando, claro, no tengan una férrea inclinación religiosa que los cierre a la experiencia. No puedo ahondar en los temas y desarrollo de personajes, pues podría arruinar la experiencia a quienquiera que se decida a leer esta saga.

Sin duda la trilogía de His Dark Materials es ya una de mis sagas fantásticas favoritas, y la recomiendo ampliamente a cualquier lector de amplio criterio.

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