Hace un par de años se estrenó la película infantil de fantasía The Golden Compass (La Brújula Dorada), adaptación de la primera parte de la trilogía His Dark Materials (La Materia Oscura), de Philip Pullman. Hasta los primeros anuncios sobre director y elenco, jamás había escuchado o leído nada acerca del autor o su exitosa serie. A la fecha no la he visto, pues aunque disfruté mucho una de las películas anteriores (About a Boy) de Chris Weitz, el director, no olvido que también escribió la secuela de The Nutty Professor o su activa participación en la franquicia de American Pie y más recientemente en la de Twilight, lo que lo pone en una situación alejada de ser una garantía de calidad.
De los libros había leído toda clase de comentarios positivos, así que al toparme con una copia del primer libro a un precio más que razonable, decidí darle una oportunidad. Y me alegro de haberlo hecho. The Golden Compass se desarrolla en un mundo similar al nuestro pero con notorias diferencias. Su tecnología es una versión avanzada de lo que equivaldría a la segunda mitad de nuestro siglo XIX, lo que le da un cierto aire steampunk a la ambientación. La diferencia más notoria con nuestro mundo es la existencia de dæmons, manifestaciones físicas del alma de cada humano que adoptan la forma de un animal que acompaña a su contraparte a todas partes. En el caso de los niños, los dæmons pueden cambiar de forma, adoptando una definitiva cuando su humano se acerca a la edad adulta.
La protagonista es Lyra Belacqua, una chica aparentemente huérfana de doce años de edad, criada y educada por la facultad del Colegio Jordan, en Oxford, Inglaterra. Su única familia es su tío, Lord Asriel, quien a veces la visita pero se muestra un tanto frío con ella. Dado que ni en el Colegio, ni en todo Oxford hay otros niños, sus compañeros de juego son los hijos de los mozos y criados, así como los niños de los pueblos cercanos o de los campamentos gitanos que visitan la región. Lyra es de espíritu aventurero y suele explorar el terreno del Colegio y sus alrededores, y a menudo se mete en problemas.
Durante una visita de su tío se esconde en un closet de un salón reservado para uso exclusivo de la facultad y así se entera de una serie de conspiraciones alrededor de sucesos ocurridos en el norte, cerca del casquete polar. Su tío parece estar conduciendo investigaciones con una misteriosa sustancia conocida simplemente como Dust (Polvo), y su trabajo parece estar poniendo nerviosas a muchas personas en el gobierno y en la alta jerarquía de la Iglesia.
Tras una apasionada exposición a los miembros del Colegio, Lord Asriel consigue los fondos necesarios para una nueva expedición al norte. Lyra intenta convencerlo de que la deje acompañarlo, pero no lo consigue.
Decepcionada, la niña se concentra en explorar otras áreas del Colegio, incluyendo, a sugerencia de su tío, la complicada mezcla de túneles y catacumbas que se encuentran bajo el antiguo Colegio. Semanas después de la partida de su tío, empiezan a suceder eventos que alterarán su entretenida pero apacible vida.
Empiezan a desaparecer niños en el pueblo, incluyendo algunos gitanos del campamento recién llegado, y luego el Colegio recibe la visita de un grupo de damas, incluyendo a un par de representantes de colegios femeninos. La idea de alejarse de Jordan para asistir a un Colegio rodeada de conservadoras y aburridas mujeres horroriza a Lyra, al menos hasta que conoce a la Sra. Coulter, una mujer joven que poco o nada tiene que ver con las otras representantes de Colegios. Vivaz y educada, parece que ha viajado mucho, incluyendo al norte, lo que es casi una obsesión para Lyra.
El rector del Colegio le informa que se ha tomado la decisión de que lo mejor para ella es abandonar Jordan antes de llegar a su madurez física, pues el proceso de convertirse en adulto le será más fácil en un entorno diferente al del Colegio, rodeada sólo por viejos profesores e intelectuales. Lyra se resiste, pero cuando le informan que puede convertirse en la asistente y protegida de la Sra. Coulter y acompañarla en sus viajes sin necesidad de ser residente en Colegio alguno, acepta emocionada, olvidándose incluso de que esa misma noche desapareció Roger, su mejor amigo. Antes de dormir le hacen llegar un mensaje, donde el rector pide hablar con ella en privado antes del alba y su eventual partida.
La actitud del viejo rector sorprende un poco a Lyra, pues además de mostrarse en verdad afligido por su partida, da la impresión de que la permite porque le obligan. Le entrega un curioso artefacto que parece un viejo reloj y le pide que lo guarde sin que la Sra. Coulter se entere de que lo tiene en su posesión, y le asegura que si ha de aprender a leerlo será por sus propios medios. Confundida, Lyra le promete cuidarlo y guardar el secreto. El aparato en cuestión es un aletiómetro, y posee la cualidad de informar siempre la verdad a aquellos que sepan como consultarlo.
Lyra inicia un viaje en que conoce Londres, vive entre gitanos y emprende una excursión a la tierra de sus sueños, el Norte. En el camino descubre detalles de su origen, la verdad sobre sus padres, el secreto tras la desaparición de niños y la terrible razón para ello, y poco a poco entiende la importancia del Polvo y por qué tantos intereses giran a su alrededor.
Osos guerreros en vistosas armaduras, brujas cuasi-inmortales que surcan los aires y un vaquero norteamericano que alquila sus servicios como piloto de globo aerostático son algunos elementos que hacen de The Golden Compass una lectura envolvente y compleja que poco tiene en común con la mal llamada literatura infantil.
Ésta primera entrega de la serie es un libro complejo y bien desarrollado que puede sorprender a muchos, sobre todo si se creen la idea de que es una historia para niños. La composición de la historia es tal que me atrevería a ponerla por encima de obras tan respetadas como las Crónicas de Narnia, de C.S. Lewis (las películas se cuecen aparte), o tan exitosas como Harry Potter (cuyas películas también son otro tema), de J.K. Rowling, quien ni siquiera en los últimos libros de la serie alcanzó el nivel de imaginación y maestría narrativa manifestado por el Sr. Pullman en The Golden Compass. Ahora solo me queda lanzarme a la búsqueda de las otras dos partes para poder seguir las aventuras de Lyra.
Lectura altamente recomendada para niños, jóvenes y adultos de todas las edades.
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