jueves, 18 de febrero de 2010

No Habrá Final Feliz, de Paco Ignacio Taibo II

No Habrá Final Feliz es el desesperanzador título de la tercera novela de Paco Ignacio Taibo II dedicada al singular detective mexicano Héctor Belascoarán Shayne. 

Algunas ediciones recientes la identifican como la cuarta, debido a que Algunas Nubes, la cuarta en ser escrita y publicada, narra sucesos ocurridos antes de la historia de No Habrá Final Feliz, así que alguien consideró adecuado enumerarlas en orden cronológico. Incluso hay una edición de Planeta que presenta ambas novelas en un solo volumen aprovechando que ambas son muy breves.

En esta ocasión los problemas tocan a la puerta del popular detective chilango, pues un cadáver disfrazado de soldado romano aparece en el baño del despacho que comparte con sus tres singulares vecinos, Gilberto el plomero, Carlos el tapicero, y el especialista en cloacas, el Gallo Villarreal. Al día siguiente llega a su casa un paquete de mensajería con la foto de otro muerto, degollado igual que el romano del baño, un pasaje de avión a Nueva York, y una advertencia: "No se meta en nuestros asuntos". El problema es que Belascoarán no sabe de qué se trata, pues ni siquiera trabaja en algún caso.

Belascoarán resiste la tentación de irse a Nueva York, pues prefiere quedarse y averiguar de qué se trata, sólo porque no le gusta la idea de huir sin siquiera saber por qué o de quién. Poco a poco empieza a investigar para discernir la identidad de los dos muertos, y lo único que encuentra en común entre ambos es una añeja relación con el enigmático Dr. Zorak, extrovertido showman y escapista que falleciera años atrás en un accidente previo a su acto.



Desde su primera aparición, Héctor Belascoarán Shayne se ha caracterizado por ser una criatura que no puede negar su origen: es chilango. Como consecuencia, Ciudad de México es un personaje más en todas y cada una de las historias del personaje, pero creo que en esta tercera entrega la Ciudad por fin toma un rol protagónico. No sé si se deba a que el tren subterráneo, el Metro, tome un papel importante en la historia, o si por tratarse de una novela más reciente las referencias a la ciudad sí corresponden a mis recuerdos, pero tengo la impresión de que es la más chilanga de las aventuras de Belascoarán.

Sus pesquisas lo llevan a pensar que hubiera sido mejor hacer caso y largarse, porque el asunto parece más grave de lo que imaginaba y cada vez son más frecuentes los intentos de asesinarlo. ¿A qué se dedicaba el difunto escapista? ¿Cuál era su relación con los Halcones, el célebre grupo paramilitar? ¿Qué secretos ameritaban matarlo a la vista de tanta gente? ¿Por qué deshacerse de sus antiguos asistentes tantos años después de su muerte? Belascoarán debe averiguarlo, y pronto, antes de que el círculo de asesinos que lo ronda cumpla su cometido.

A pesar de ser la más corta de las aventuras de Belascoarán, creo que en esta novela Taibo II alcanza el grado más alto de su talento narrativo al ofrecer al lector la más personal de las correrías de su entrañable personaje, revelando en el proceso un poco más de lo que se esconde tras la dura apariencia del ahora cojo y tuerto ex-ingeniero, lo que enriquece aún más su interesante mundo, aderezado además con comentarios imperdibles para quienes nacimos y vivimos en esta ciudad y, hasta cierto punto, en este país.

Tal vez la característica más atractiva de Belascoarán sea su tenacidad. Puede no ser el más sagaz investigador o el genio deductivo más observador. Puede que sea terco y a veces hasta irracional, o que no se parezca en nada al prototipo del héroe de acción. Lo que nadie puede negar es que Héctor Belascoarán Shayne es la clase de hombre que vemos en películas épicas, ya sea de guerreros samurai o de pistoleros del Oeste: pase lo que pase, Belascoarán lo enfrentará de pie y con la pistola en la mano.

No Habrá Final Feliz es a la vez la más dura y la más humana de las novelas de Taibo II dedicadas a Belascoarán (al menos hasta esta entrega, claro), y su título no resulta más que una ominosa advertencia de lo que está por venir. Sumamente recomendable.

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