Hace un par de meses, al comentar el deceso de J.G. Ballard, mencioné que días antes estuve a punto de empezar uno de sus libros. Varios otros se interpusieron antes de que por fin regresara a aquel: The Crystal World (El Mundo de Cristal).
La carta en cuestión hace crípticas referencias a una "casa de joyas" y a lugareños que portan "coronas de luz", expresiones en las que Sanders percibe algo más que una mera licencia poética de su ex amante, lo que alimenta su curiosidad y le da más razones para salir a buscarla.
Además, es evidente que la carta pasó por un censor gubernamental, aparentemente más preocupado porque ésta no incluyese una dirección o ubicación geográfica específica que por cualquier otra clase de información que pudiese contener la misiva. Sanders se embarca hacia Port Matarre, de donde piensa continuar el viaje hacia Mont Royal, pero al llegar a esa población descubre una intensa actividad militar, misma que incluye una fuerte revisión de los pasajeros llegados a bordo del barco.
Durante el viaje Sanders conoce a Ventress, un enigmático arquitecto belga que parece tener su propia agenda en Mont Royal, y al Padre Balthuz, un cura católico de quien el Dr. sospecha no es realmente un hombre de fe. Tras una revisión, ligera porque se sabe que trabaja en un lepresorio, Sanders descubre que no hay transporte disponible para seguir su viaje.
Se registra en el hotel y conoce a Louise Peret, una joven reportera francesa que le recuerda, por contraste más que por parecido, a Suzanne, con quien inicia una relación. Por ella se entera de que la selva alrededor de Mont Royal sufre una transformación y por eso el ejército ha limitado el contacto con la zona en la medida de lo posible sin llegar a un aislamiento total.
Los árboles y la vegetación se están convirtiendo en una masa de prismas multicolor e incluso los animales se están viendo afectados. Cocodrilos con una coraza iridiscente se arrastran por la orilla del río, que en algunas partes empieza a cubrirse de una rígida capa de escarcha. De acuerdo con los militares, hay reportes de que fenómenos similares se están dando en los pantanos de Florida y en las ciénagas de Pinsk, en la Unión Soviética.
La explicación para el fenómeno se da de manera científica pero sin profundizar demasiado, aunque la idea es bastante clara. El mundo como lo conocemos está próximo a su fin de una manera lenta pero implacablemente segura, y se trata del final más hermoso y espectacular que se pueda concebir. Ballard deja de lado las implicaciones del apocalíptico suceso y se concentra en los conflictos personales de Sanders y los personajes que lo rodean.
El reencuentro con Ventress tras encontrar al dueño de una de las minas de diamantes de la región y conocer el violento y destructivo triángulo amoroso del que los dos hombres, ahora enemigos mortales, son parte, y un desafortunado encuentro con un hombre cristalizado a quien cree posible "curar" de su condición, son dos de los factores que llevan a Sanders a cuestionarse sus motivos para hacer el viaje, así como sus ideas fundamentales sobre la vida y su lugar en el mundo.
El tiempo y la percepción del mismo también juegan un rol importante y es imposible dejar de notar la doble percepción de la cristalización como una epidemia fatal y a la vez salvación final, pues aún cuando acaba con la vida, preserva todo eternamente.
The Crystal World es una novela fascinante de principio a fin y es un gran ejemplo de la ciencia ficción conocida como "la nueva ola", donde los valores literarios enriquecieron al género a la vez que le aportaron nuevas y revolucionarias ideas. Absolutamente ballardiana.
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