miércoles, 15 de julio de 2009

Masters of Horror : Takashi Miike

Takashi Miike es uno de los directores más inusuales trabajando en la actualidad. Su trabajo parece irregular de una película a otra y es claro que, para muchos, es un gusto adquirido. Pero lo que es innegable es que pocos directores en la actualidad son capaces de crear películas tan controversiales de forma cotidiana, trabajando en tres o cuatro proyectos al año y sin hacer distinción aparente entre trabajar para cine o TV, además de involucrarse como productor de otros directores y trabajando en toda clase de géneros.


En occidente se le conoce mayormente por sus aportaciones al género de horror, destacando películas como Odishon (Audición), Visitor Q, Ichi The Killer (Ichi el Asesino), y One Missed Call (Una Llamada Perdida), donde explora los diferentes rincones del género de una manera siempre dada a los excesos, desde el terror psicológico hasta el más tradicional horror sobrenatural y pasando por algunas de las más espeluznantes secuencias de tortura que se hayan visto jamás, siempre probando los límites de la censura.

Pero el rango de Miike es más diverso que lo que esos títulos podrían indicar. Su filmografía abarca todos los géneros, desde cintas infantiles, melodramas tradicionales o parodias de superhéroes hasta sangrientas historias de la yakuza, pasando por sus celebradas incursiones en el horror y crossovers y mezcolanzas de varios géneros. Sobre su inclusión en Masters of Horror, en una entrevista Miike dijo, "¿Maestro del horror, yo? ¡Pero si dirigí Salaryman Kintaro!", refiriéndose a la adaptación de un manga sobre un violento pandillero que por una promesa a su esposa abandona su estilo de vida para convertirse en un empleado asalariado.

Como sea, Miike ha hecho suficientes aportaciones al género, en contenido y logros audiovisuales, como para ser considerado uno de los Maestros del Horror, aun si en su caso la etiqueta es restrictiva y limitante. Miike fue uno de las primeros directores que Mick Garris consideró al empezar a planear la serie, deleitado con la idea de producir su primer trabajo en inglés. Las diferencias en la forma de trabajar en América y Japón se hicieron evidentes, pero Garris mantuvo su promesa y dio a Miike todo el espacio y libertad para trabajar a su manera sin interferencia alguna.

El problema vino cuando Miike entregó el producto terminado. Showtime!, la cadena de TV por cable que adquirió los derechos de transmisión de Masters of Horror, decidió que el contenido del episodio era demasiado fuerte para la televisión estadounidense tanto  visualmente como en historia y decidió no transmitirlo, aun a pesar de que Garris y Miike ofrecieron editarlo un poco para suavizar el contenido.

¿Qué clase de película tendría que haber hecho Miike para causar esa reacción en los directivos de una cadena que utiliza como slogan "No Limits"? Una titulada Imprint (Vestigios).

En los Estados Unidos Imprint nunca se transmitió en TV y pasaron varios meses antes de que viera la luz en DVD. En el Reino Unido y en la mayor parte de Latinoamérica sí se transmitió por cable sin mayor alboroto, y desde hace un par de años está disponible en DVD prácticamente en todo el mundo, aunque casi en todas partes se ha utilizado su origen como una herramienta publicitaria, usando frases como "La película prohíbida de Takashi Miike", o "Censurada en los Estados Unidos".

Imprint cuenta la historia de Christopher (Billy Drago), un periodista estadounidense que viaja por Japón en busca de su amor perdido. Años atrás se enamoró de una mujer llamada Kimomo (Michie Ito), a quien dejó no sin antes prometer que algún día regresaría por ella para llevarla a vivir a América. Al volver a buscarla descubre que fue vendida para servir como prostituta, así que se ha dedicado a recorrer el país de burdel en burdel en busca de su amada.


La búsqueda lo lleva hasta una isla donde aparentemente no viven más que asesinos, ladrones, prostitutas y proxenetas, pero tampoco ahí encuentra rastros de Kimomo. Imposibilitado de abandonar la isla hasta el día siguiente, alquila una habitación, servicio que incluye las atenciones de una chica. Intrigado por una que se queda oculta en las sombras en lugar de ofrecer sus caricias como el resto de sus compañeras, Christopher solicita que la envíen a su habitación.

Más tarde, cansado y embriagado de sake, Christopher intenta sacarle conversación a la joven (Youki Kudoh), quien tiene una deformidad facial desde su nacimiento. Mientras le cuenta su historia ella asiente sin comentar mucho, pero al final de su relato le confiesa que ella conoció a Kimomo, quien vivió en la isla durante un tiempo y le informa que hace unos meses se quitó la vida desesperada porque su amado no cumplió con la promesa de volver por ella.


Christopher se rehúsa a aceptar que su dulce Kimomo fuese tan débil como para caer en la desesperanza y renunciar a todo quitándose la vida, así que exige a la joven que le cuente toda la verdad. Ésta inicia de nuevo su relato, incluyendo ahora su propia vida y la forma en que llegó al prostíbulo de la isla. Le cuenta sobre la llegada de Kimomo y como ésta se convirtió en la chica más popular y buscada, ocasionando la envidia de las demás. Esa envidia provocó que la acusaran de robar una joya a la matrona del lugar y fuera cruelmente torturada en busca de una confesión.

El dolor y la desesperación ante la tortura habrían llevado a Kimomo a suicidarse, pero Christopher no está del todo convencido, así que exige toda la verdad, sin exclusiones de ninguna clase. La chica le cuenta la verdad acerca de la joya desaparecida y agrega más detalles acerca de su propia vida, detallando la amistad que Kimomo le profesaba y las condiciones en que se dio su muerte.

Horrorizado al enterarse de la verdad sobre la muerte de su amada, Christopher se siente desfallecer de ira y dolor, pero antes de descargar su furia contra la chica exige conocer la historia completa, pues aunque está convencido de que la chica le ha contado la verdad, siente que hay cosas que todavía no le ha dicho. La verdadera y completa historia de la chica y los motivos detrás de sus acciones llevarán a Christopher al borde de la locura.


Si han visto antes alguna película de Takashi Miike, sobre todo de entre las que mencioné más arriba, es difícil que algo aquí les parezca motivo de escándalo aunque, claro, esas películas nunca han sido material apto para la televisión. Algunos de los temas y motivos visuales en Imprint han sido explorados antes por el controvertido realizador japonés, lo que convierte a esta película en una especie de catálogo de su trabajo, sin que ello demerite la historia contada.

Supongo que la combinación de los fuertes temas utilizados por Miike (incesto, aborto, prostitución, tortura) con sus crudos pero estéticos visuales fue demasiado intensa para los gustos de los ejecutivos de Showtime!, lo que tristemente habla mal de las políticas de contenido de la cadena.

Debo mencionar la calidad de imagen y sonido del DVD, pues es probable que sean los mejores que haya tenido cualquier película de Miike, al menos en América. El diseño de audio resulta particularmente notorio durante las secuencias de tortura, replicando toda clase de sonidos de carne desgarrada, uñas desprendidas, y otras linduras semejantes.


Una de las ideas detrás de Masters of Horror era mostrar que el género está vivo y aún tiene mucho que ofrecer, y lo disparejo de los episodios no ayuda mucho en ese aspecto. Los distintos tonos manejados no son problema, pero las entradas más flojas de la serie son excesivamente débiles y son apenas equilibradas con los trabajos de Argento, Carpenter, Dante y McKee, mientras todos los demás caen en el medio sin destacar a uno u otro lado.

Por eso era importante el episodio de Miike, porque es el que más abiertamente empuja los límites del género, y con ello inclinaba la balanza de la serie hacia la relevancia y el futuro. Lástima, otra oportunidad desperdiciada.

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