jueves, 14 de mayo de 2009

Tishomingo Blues, de Elmore Leonard

Durante años he escuchado toda clase de elogios y recomendaciones hacia las novelas de Elmore Leonard, pero por una u otra razón jamás le había podido poner las manos encima a una, al menos hasta hace un par de semanas. Eso no quiere decir que no esté familiarizado con su trabajo, pues desde sus inicios en los años 50, Leonard ha gozado de tanta popularidad en cines como en las librerías.

Aun si nunca han leido uno de sus libros, es casi seguro que hayan visto alguna película basada en uno de ellos. Entre las más populares se cuentan Get Shorty (El Nombre del Juego) Jackie Brown, Out of Sight (Un Romance Peligroso), Be Cool, y 3:10 to Yuma en dos versiones. En una reciente excursión a una librería de viejo me encontré con dos libros suyos y ya terminé el primero de ellos, Tishomingo Blues.

El protagonista de la historia es Dennis Lenahan, un clavadista ambulante que viaja de carnaval en carnaval con su tanque de agua y una plataforma de 20 metros, siempre con la esperanza de encontrarse en algún lugar con una oportunidad para hacer algo mś duradero que su efímera estancia en cada plaza que visita.

Así es como consigue un contrato para presentar su show durante un par de meses en un hotel casino en Tunica, Mississippi, donde lo que parecía un sencillo trabajo en un tranquilo pueblo sureño se complica aún antes de su primera presentación, pues mientras se encuentra montando amarres en su plataforma se convierte en testigo de un homicidio, ganándose la atención de la mafia local.

Aconsejado por Charlie, anfitrión de celebridades del hotel, Dennis no acude a la policía. Convencido de que si guarda silencio y actúa como si nada hubiese pasado la mafia lo dejará en paz, Dennis se dispone a irse a casa y desentenderse del asunto cuando es abordado por un inquilino del hotel. Robert Taylor es un hombre de color de aspecto agradable y hablar seguro, y le dice que ansía verlo tirándose de la plataforma. Sutilmente le da a entender que vio todo desde la ventaba de su habitación, pero no lo confirma, así que Dennis sigue con la idea de ignorar el incidente.

Robert intenta ganarse la confianza y amistad de Dennis, queda claro que se trata de un estafador profesional, aunque la complejidad y tamaño de lo que tiene en mente se revela hasta bien avanzada la novela. Viene de Detroit y es evidente que tiene un talento natural para mentir y que posee el carisma suficiente como para que a nadie le importe sin importar que tan obvio sea. Habla de orígenes humildes pero tiene una compostura y una educación que gritan lo contrario, y conduce un Jaguar que llama la atención a dondequiera que va.

Robert le cuenta a Dennis que los tipos a quienes vio desde la plataforma son los responsables del tráfico de drogas en la región, que utilizan un negocio de casas prefabricadas como frente y que si se mantiene de su parte no tiene de que preocuparse. Le hace a Dennis una oferta para que se asocie con él y le asegura que quedará protegido de cualquier posible acción de la mafia local y cubierto tanto económica como físicamente una vez que decida retirarse como clavadista de espectáculos. La oferta le resulta tentadora e intrigante, pero decide postergar su respuesta el mayor tiempo posible.

La idea básica de Robert es traer algunos asociados suyos para quitar del medio a los criminales locales y hacerse caso del negocio, con Dennis encargado del frente legal del negocio. La aparición de los socios de Robert, combinado con una recreación de una batalla de la guerra civil y la omnipresente figura de un policía estatal que parece dispuesto a desmantelar el crimen organizado en la región, no hacen más que añadir más capas de complejidad a todo el asunto.

El estilo de Leonard es ágil y entretenido, además de que desafía los convencionalismos del género de la literatura criminal y se rehúsa a caer en el uso de fórmulas o recetas para construir su historia. Sus personajes son únicos e interesantes y Leonard se preocupa de que sean creíbles, dándoles personalidades claras y distintivas a cada uno de ellos. En mi opinión puede ser que Leonard sea el único escritor vivo capaz de rivalizar con David Mamet cuando se trata de escribir diálogos punzantes sin necesidad de sacrificar el tono realista de su historia.

En conclusión, creo que acabo de descubrir a otro autor que se sumará a la lista de mis favoritos, porque si Tishomingo Blues es un ejemplo del nivel de calidad y entretenimiento del resto de su obra (casi cuarenta libros en poco más de cincuenta años) no puedo esperar a leer más.

Como dato curioso, hace un par de años inició la pre-producción de una adaptación al cine que sería producida por Steven Soderbergh y George Clooney, y protagonizada por Don Cheadle en el papel de Robert y Matthew McConaughey en el de Dennis. Habría sido el debut como director del mismo Cheadle, pero aparentemente el proyecto ya fue descartado por todos los involucrados. Lástima.

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