miércoles, 16 de noviembre de 2005

Alternativas para la Fe

¿Se ha sentido usted espiritualmente perdido? ¿Necesita algo en que creer pero desconfía de su iglesia? ¡Tenemos justo lo que usted necesita!
  • Sin amenazas o sermones intimidatorios.
  • Sin misas obligatorias.
  • Sin ayunos prolongados para reafirmar su fe.
  • Sin guerra santa.
¡Somos la alternativa religiosa para el siglo XXI!

OK, tal vez exageré un poco, pero después de echarle un vistazo a los postulados del movimiento panteísta creo que no falta mucho antes de que alguien empiece a repartir flyers similares a la entrada de iglesias, mezquitas y sinagogas.

Y a todo esto ¿qué es el Panteísmo? De su definición en Meta-Religión:
De las palabras griegas "pan" todo, y "Theos" Dios - todo es Dios - Significa un sistema en el cual identifican a Dios con el mundo, basándose en la reflexión oriental, en la que dios se disuelve en lo divino, convirtiéndose en un absoluto impersonal, en una energía cósmica que atraviesa y penetra todas las cosas, como el aire, y se identifica con lo íntimo de todas las cosas, especialmente con la psique humana. Es decir, niega a un Dios soberano y las leyes que suponen diferencias entre el bien y el mal.
Es decir, se pierde la noción de un Dios personal, distinto y superior al mundo creado, a favor de una fuerza divina impersonal que es todo y que está en todo. Lo cual resulta tan abierto que los científicos pueden dejar atrás cualquier conflicto interno del mismo modo que cualquier fan de Star Wars puede fácilmente relacionar la idea con La Fuerza. Lo cual en teoría es bueno, ¿cierto?

Echando un vistazo a la página del Movimiento Panteísta Mundial (WPM por sus siglas en inglés) encontramos a diferentes celebridades mencionadas como panteístas: Stephen Hawkins, Carl Sagan, Mikhail Gorbachov, Toro Sentado, Margaret Atwood. Sin lugar a dudas compañía más interesante y agradable que, por ejemplo, George W. Bush, Pat Robertson o Benedicto XVI. O que Tom Cruise, Katie Holmes y Ron L. Hubbard. Encontramos además varias citas de Albert Einstein que lo revelarían también como simpatizante del movimiento.

Personalmente me siento identificado con muchas de las ideas y actitudes mencionadas en esa y otras páginas. Lo que realmente sigue sin agradarme es la necedad de la gente por convertirlo todo en grupos o movimientos, así como de ponerle nombre a todo. Los nombres ayudan a crear identidad, pero cuando dicha identidad es utilizada para separar o confrontar, pierde todo su valor.

Entiendo que el hombre es un ser social por naturaleza, pero esa exagerada necesidad de pertenencia a algo me parece más bien una manifestación sintomática de las sociedades contemporáneas. Lo mencioné antes en otro texto -no recuerdo donde o en alusión a que- y lo he oído expresado de diferentes maneras en otras partes. Para fines prácticos, nuestras ciudades están pobladas por millones de individuos solitarios. La principal diferencia entre unos y otros es, simplemente, la forma de lidiar con esa soledad.

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