El cómic de superhéroes tiene poco más de ochenta años de historia, pero a lo largo de las décadas ha requerido más de una reinvención para mantenerse vigente en el gusto de los lectores. Quizá la primera de ellas se dio a inicios de la década de los 1960, pues después de la segunda guerra mundial el interés del público se había movido a otros géneros narrativos.
DC Comics dio los primeros pasos en la segunda mitad de los 1950, y se considera que la edad de plata (la de oro partió con la aparición de Superman) inició en 1956 con Showcase #4, debut de una nueva versión de The Flash, seguido por otros personajes que hacían evidente el intento de modernizar el género al dar a los héroes orígenes inspirados en la ciencia de la época, lo que ubica las historias en el terreno de la ciencia ficción.
En aquel entonces Atlas Comics (antes Timely) publicaba western, cómics bélicos, de monstruos y de romance, pero decidieron sumarse al renacimiento de los superhéroes. Bajo la guía del editor y guionista Stan Lee, la editorial, ahora rebautizada como Marvel Comics, siguió un enfoque similar con los orígenes de sus personajes, pero añadiendo un concepto que sería fundamental en el futuro desarrollo del género: la continuidad.