En las últimas semanas revivió con mayor intensidad un debate que existe desde hace varios años: ¿Es Die Hard (Duro de Matar) una película de Navidad? Yo siempre he considerado que sí. No conozco la lista de requisitos que estén usando para decir que la épica cinta de John McTiernan protagonizada por Bruce Willis y Alan Rickman no califica, pero tampoco me importa demasiado.
Si quisieran ser estrictos, ninguna película que no trate sobre el nacimiento de Jesús o la celebración del mismo por encima del consumismo comercial (el "espíritu de la época" y los "mensajes positivos" pueden ir ligados, pero no son sinónimos) debería contar.
- Die Hard transcurre durante Navidad (o muy cerca).
- La fecha y celebraciones son importantes para la trama.
- El protagonista arriesga todo, incluyendo la vida, para ayudar de forma desinteresada a gente que ni siquiera conoce.
- Hay varias canciones navideñas en el soundtrack de la película (además del Himno a la Alegría).
¿Qué más necesita para ser una película de Navidad?
Un argumento frecuente en contra es que Die Hard se estrenó en julio, y eso es hipócrita. Si no basta que la historia transcurra en Navidad, la fecha es irrelevante y tampoco debe usarse en su contra. Además, cintas como It's a Wonderful Life y otros clásicos de temporada tampoco se estrenaron en estas fechas. Esa película se estrenó en enero, y Miracle on 34th Street (el juicio de Santa Claus), película "navideña" por excelencia, se estrenó a inicios de junio. Ambas se volvieron recurrentes de la temporada hasta décadas después.
Otra descalificación parece ser el género. "Navidad" no es un género narrativo, ni en cine ni en otros medios, así que no hay razón para que una película de acción no pueda ser también navideña. De otro modo, podría argumentar que Scrooged es una comedia, no una película de Navidad. Y ni hablar de las muchas películas de terror navideño que existen. ¿Por qué, entonces, se oponen a la idea del cine de acción navideño? La filmografía de Shane Black está llena de excelentes ejemplos.
Por otro lado, Die Hard tiene elementos argumentales presentes en películas navideñas más "tradicionales": Un protagonista separado de su familia que hace un largo viaje para reunirse con ella y ayuda a otros aunque no tenga obligación de hacerlo, aun si significa arriesgar su propia vida. Y si no basta que lo material pase a segundo plano, la película termina con los buenos celebrando mientras llueve dinero y a nadie parece importarle hacerse de un puñado de dólares.
Las tradiciones navideñas varían de un país a otro, pero también de una familia a otra, y si ver una película de acción es parte de las tradiciones de alguien, ¿por qué debería molestarnos? ¿Por qué usar la Navidad como pretexto para ser mezquinos e intolerantes? Si en estas fechas les gusta revisitar la primera aventura de John McClane, adelante, que no les importe la opinión de los demás. Más del 60% de los estadounidenses votaron que Die Hard no es una película navideña, ¿y? Hace un par de años votaron por Trump como presidente, así que ¿qué diablos saben?
Y si quieren convertir su tradición en un maratón, les sugiero echarle un vistazo a otros trabajos de Shane Black, quien ya sea como guionista o director siempre ha dado un papel importante a la Navidad en sus historias, y tiene varias películas de gran calidad que son una excelente opción: Lethal Weapon, The Long Kiss Goodnight, Kiss Kiss Bang Bang y Iron Man 3, por ejemplo.
Si les interesa añadir algo menos conocido, les recomiendo buscar I Come in Peace (a veces también conocida como Dark Angel), película de 1990 en que Dolph Lundgren interpreta a un policía que debe lidiar con un narcotraficante extraterrestre que intenta convertir a la población de su ciudad en materia prima para un popular narcótico espacial.
Lo que sea que celebren y sin importar cómo o con quién lo hagan, aprovecho para desearles que lo pasen bien. ¡Muchas felicidades a todos!
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