viernes, 27 de mayo de 2011

Reseña: Priest

Una película estrenada el año pasado que no vi, pese a que me causaba curiosidad, fue Legion (Legión de Ángeles). Mi interés era por el aspecto visual, pues los temas descritos en la sinopsis y trailers suenan muy similares a los explorados de gran forma en The Prophecy / Army of God (La Armada de Dios), de Gregory Widen, hace varios años. Unos meses más tarde arrancó la promoción de la siguiente película del director de Legion, Scott Stewart, y se trata de una película inspirada en el manhwa (cómic coreano) del mismo título: Priest. El protagonista es también Paul Bettany, que interpreta al Priest (sacerdote) sin nombre en torno a quien gira la historia.

Los vampiros y la humanidad han estado en guerra durante siglos, pero cuando parecía que la humanidad estaba condenada a la extinción aparecieron guerreros con habilidades superhumanas que invirtieron la balanza: los priests. En unos cuantos años dominaron a los vampiros y los obligaron a rendirse, recluyéndolos en reservas especialmente acondicionadas para contenerlos. Una vez que ya no hubo necesidad de guardianes, la Iglesia desbandó a los priests, ordenándoles que se se reintegrasen a una sociedad a la que ya no pertenecían.


Años después del fin de la guerra se registró un vicioso ataque en un asentamiento humano en medio del desierto. Las víctimas eran la poca familia que le quedaba a Priest (Bettany). Su cuñada murió, su hermano (Stephen Moyer) quedó malherido y su sobrina, Lucy (Lilly Collins) desapareció. Priest solicitó a la Iglesia reinstaurar su condición de guardián para buscar a su sobrina, pero no sólo le se lo negaron, sino que le ordenaron no abandonar la ciudad.

Desobediendo esas instrucciones, Priest abandona la ciudad y busca pistas en el lugar del ataque. Encuentra a su hermano agonizante y tras enterrarlo habla con el sheriff del asentamiento (Cam Gigandet), quien insiste en acompañarlo. Mientras tanto, la Iglesia envía a otro grupo de priests con intenciones precisas de llevar de vuelta al renegado. Estos se separan, y mientras la mujer del grupo (Maggie Q) lo encuentra y le explica su situación, los otros tres priests enfrentan al responsable del secuestro de Lucy, el misterioso Black Hat (Karl Urban).


La película tiene toda clase de problemas desde su concepción. A pesar de tratarse de una adaptación, Stewart y su guionista deciden tomar algunos elementos de la historia original y acomodarlos de forma diferente. Tan diferente, que la película parece una especie de remake/homenaje de The Searchers (Más Corazón que Odio), un clásico western de John Ford protagonizado por John Wayne, donde colocan al Priest de Bettany en el papel de Wayne y a los vampiros en el de los comanches.

Esto enriquece la atmósfera visual de la película, que mezcla elementos de western con cyberpunk y goth de forma bastante peculiar. Por desgracia la parte narrativa no está a la altura. El guion es plano y soso, carece del mínimo intento por desarrollar a los personajes, y cada vez que hay algún diálogo con pretensiones de sonar inteligente o astuto, el resultado es más bien ridículo. La película no es mala, pero en el mejor de los casos lo deja a uno con la impresión de que un poco de trabajo sobre el guion y en el cuarto de edición pudo haber hecho que fuese mucho mejor.


Tiene algunas secuencias interesantes. Las escenas de acción son medianamente entretenidas y los visuales en general tienen cierto encanto, pero es imposible evadir esa sensación de que algo le falta. Quizá la gran cantidad de veces que se movió la fecha de su estreno y la insistencia del estudio por convertirla a formato 3D debieron servir como advertencia de que algo andaba mal con la película que, por cierto, en México se estrenó única y exclusivamente en 3D.

La mejor parte de la película es la secuencia inicial, que es una animación que resume la guerra contra los vampiros, la aparición y el ocaso de los priests.


Lo que hace tan atractiva esta secuencia es que se trata del primer trabajo realizado por el extraordinario director de animación Genndy Tartakovsky para Sony Pictures, estudio con el que firmó un lucrativo contrato hace unos meses luego de que Warner/Cartoon Network decidieron prescindir de sus servicios. Casi me atrevería a decir que vale el boleto, pero tampoco es para tanto, sobre todo tomando en cuenta que es posible ver la secuencia completa (en 2D, claro) en Youtube.

En resumen, Priest es una película que resultará decepcionante para la mayoría de los espectadores. No tiene la suficiente acción como para excusarse como genérico entretenimiento veraniego sin pretensiones, y los problemas del guión no permiten que sea otra cosa. Recomendada solo si no hay nada más en exhibición y están dispuestos a desembolsar el costo de los boletos 3D por una película que ni siquiera fue concebida para exhibirse en ese formato.

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