No es inusual crear obras de ficción alrededor de personajes reales, y un buen ejemplo es el de Illych Ramírez Sánchez, un asesino profesional y terrorista conocido como Carlos o "El Chacal". El mote viene de una confusión durante su arresto, pues encontraron una copia de la novela Day of the Jackal (El Día del Chacal), de Frederick Forsyth, entre lo que se creía eran sus pertenencias.
La ironía es que la novela se publicó antes de que Carlos o sus actos terroristas se hicieran del conocimiento público, pero mucha gente cree que el asesino en el libro y su posterior adaptación cinematográfica es el propio Carlos.
Carlos es el principal motor narrativo en la trilogía de Jason Bourne, al menos en las novelas de Robert Ludlum. En el primer libro, Bourne es un oficial del ejército a quien se le crea una identidad falsa como asesino competidor del Chacal. La idea es que su presencia y sus actos irriten lo suficiente a Carlos como para abandonar la seguridad de sus escondites y poder aprehenderlo o matarlo. En el segundo no aparece, y se da por hecho que está escondido. El tercer libro concluye el arco con un Chacal desahuciado que desea matar a Jason Bourne antes de morir. Nada que ver con las adaptaciones cinematográficas.
Day of the Jackal trata sobre un asesino ficticio, pero en el remake The Jackal (El Chacal), con Bruce Willis (bastante mala, por cierto), añadieron detalles para ligar al personaje con Ramírez Sánchez. Lo que nos deja con The Assignment (Caza al Terrorista), cinta de Christian Duguay que quiero comentar. La película toma fechas y eventos de la vida de Carlos y los rodea de una historia de ficción sobre los intentos de la CIA, en particular del agente Henry Fields (Donald Sutherland), por atrapar al terrorista. Fields recibe un golpe de suerte cuando Amos (Ben Kingsley), oficial de inteligencia israelí del Mossad, arresta por accidente a Aníbal Ramírez (Aidan Quinn), oficial de la marina estadounidense que tiene un asombroso parecido físico con Carlos.
Tras algunos esfuerzos Fields convence a Aníbal de lo importante que puede resultar su ayuda para aprehender a Carlos, y durante meses él y Amos se dedican a entrenarlo para convertirlo en lo más parecido posible al auténtico asesino. Su plan es engañar a los aliados comunistas de Carlos para que sean ellos mismos quienes se deshagan de él.
El plan es complicado, pues existen demasiados factores desconocidos como para poder prepararse para todos. Anibal se mortifica por el impacto en su familia de aceptar tan peligrosa misión, y horrorizado descubre que meterse en los zapatos de un asesino es mucho más difícil de lo que parece.
Uno de los logros de Duguay es en la caracterización de sus personajes, desde la obsesiva fijación de Fields con atrapar a Carlos cueste lo que cueste, a la dual interpretación que hace Aidan Quinn de Carlos y Aníbal, yendo de un extremo al otro: el apacible y sereno hombre de familia y el despiadado y amoral mercenario.
Las actuaciones son sobresalientes, pues a pesar de que Ben Kingsley tiene un papel menos exigente y poco tiempo en pantalla, interpreta al veterano agente israelí con la sobriedad acostumbrada. Quinn me parece un actor infravalorado, pues a pesar de contar con algunos protagónicos en su currículum nunca ha recibido el reconocimiento debido.
En cuanto a Donald Sutherland, este es un papel similar a algunos que ha interpretado en años recientes, de un hombre terco y tozudo que es capaz de lo que sea con tal de conseguir su objetivo y que me hace recordar aquello de "cuidado quienes persiguen monstruos, o pueden acabar convirtiéndose en uno".
The Assignment es una entretenida película que sin duda será del agrado de quienes gustan de los thriller cerebrales pero con acción y no demasiado complejos, y me parece una muestra más de que Christian Duguay es uno de los talentos más desperdiciados en lo que al cine de acción se refiere. Altamente recomendada.
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