Originalmente iba a publicar esto el viernes, pero entre un molesto resfriado que me tenía operando a bajo nivel y un inusual glitch de Blogger, se perdió la mayor parte del texto. Reconstruido casi de cero, aquí está, un recuento de las más recientes necedades de la industria discográfica internacional...
Empezamos con la industria estadounidense, dirigida, representada y manejada por la Record Industries Association of America (RIAA), responsable de las demandas contra usuarios de redes P2P y de adoptar medidas como el DRM y otros grandes hits. Desde hace meses han estado cabildeando para lograr la aprobación de una legislación que obligaría a los proveedores de internet (Internet Service Providers, ISP) a cobrar un cargo adicional a todos sus clientes.
El cargo propuesto es de 5 dólares al mes, y sería entregado directamente a la RIAA, que lo distribuiría entre sus asociados y los artistas que representan. A cambio de recibir esta cantidad como compensación previa, la RIAA dejaría de emprender acciones legales contra individuos acusados de descargar música de manera ilegal. Lo que imagino sería como tener un arreglo fuera de la corte previo al juicio... con la idea asumida de que todos los usuarios de internet estarían aceptando la culpabilidad de unos pocos y subsanando la falta por adelantado, lo cual es ridículo y hasta cierto punto estúpido.
En caso de que se apruebe semejante aberración de ley, las consecuencias serían muchas y más fuertes de lo que uno pudiera suponer, pues por principio de cuentas habría otras industrias pidiendo un acuerdo similar: la fílmica, la editorial y la de fabricantes de software, y si eso sucede, ¿quién podrá pagar la tarifa resultante para tener acceso a internet? Creo que la RIAA está tan mal que ha renunciado a la idea de intentar hacer algo por ayudar a sus asociados a modificar su modelo de negocios para adaptarlo a la nueva realidad de mercado que representa el internet, así que han decidido sentarse a esperar que alguna autoridad intervenga para hacer que el mercado se reajuste a su modelo de negocios... patético de verdad...
Y no solo la RIAA está en estado de elefante blanco moribundo. Su contraparte británica, la British Phonographic Industry (BPI) presiona para crear otra ley anti-descargas en el Reino Unido, que haría que los ISP monitoreen las actividades en línea de sus clientes e identifique a quienes realizan descargas ilícitas de material protegido y que establezcan un sistema de "tres strikes" para penalizarlos.
Al detectarse la primera falta, el usuario recibiría una advertencia de parte de su proveedor de internet, advirtiéndole sobre las posibles consecuencias de su proceder. En caso de reincidir, su servicio sería suspendido por un mes con la notificación pertinente, y en caso de incurrir en una tercera falta, su servicio sería suspendido definitivamente, circulando además un boletín para prevenir la contratación con un ISP diferente. Y luego resulta que al gobierno británico le molestan las bromas sobre Big Brother y un estado totalitario de tintes orwellianos...
Por si fuera poco, Geoff Taylor, uno de los representantes de la BPI, tuvo la ocurrencia de hacer unas simpáticas declaraciones:
"Durante años los ISP han construido su negocio sobre la música de otros. Y sin embargo, no han pagado nada a los creadores de esa música, y han hecho poco o nada para solucionar el problema de las descargas ilegales a través de sus redes... Sólo queremos que notifiquen a sus usuarios cuando sus cuentas sean usadas para distribuir música de manera ilegal, y entonces, si las advertencias son ignoradas, aplicar sus propios términos de servicio respecto al abuso de las cuentas".
La primera parte es la más interesante. Ahora resulta que el negocio de los proveedores de internet depende enteramente de la distribución ilegal de música, porque, claro, nadie utiliza el internet para otras cosas. Me recuerda un poco a la idea que tenía la RIAA de que Apple debía pagarles un porcentaje de cada iPod que vendía, pues de no ser por la música propiedad de sus representados, Apple no vendería tan bien su exitoso reproductor.
Tal vez lo más preocupante de esas propuestas de ley es que van a ser discutidas, porque la verdad es que ambas son tan estúpidas y carentes de sentido que lo normal sería que la RIAA y la BPI fuesen ignoradas por completo. Sin embargo, dado que ambas asociaciones contribuyen de generosa forma a las campañas de diferentes legisladores en ambos países, tienen un punto de entrada para al menos someter a discusión sus propuestas.
El caso más reciente de estupidez por parte de una disquera viene del Universal Music Group (UMG), autor de éxitos como "fijemos un único precio a todos los discos", seguido de su curiosa contraparte "No todas las canciones cuestan lo mismo y por lo tanto no deberían venderse al mismo precio", además de la antes mencionada "queremos una rebanada del pastel de Apple". Ahora resulta que pretenden que una corte dictamine que es ilegal deshacerse de discos promocionales ya sea por venta, intercambio, o incluso tirándolos a la basura.
Sí, tirar a la basura discos promocionales recibidos de parte de la disquera o deshacerse de ellos de cualquier otro modo podría ser considerado como un delito. El UMG está demandando a Troy Augusto, un sujeto que frecuenta tiendas de discos usados en el área de Los Angeles en busca de discos promocionales para revenderlos en eBay. Según el UMG, la advertencia que aparece en la etiqueta "Solo para uso promocional" restringe cualquier acción que el recipiente del disco quisiera emprender, ya sea regalar, vender o intercambiar el disco, o incluso desecharlo o destruirlo.
En caso de que la corte le diese la razón al UMG sería como conferirle la propiedad eterna y permanente del disco, pues obligaría a todo aquel que recibe una copia promocional a conservarla hasta que se la pidan de regreso. Ello contraviene previsiones legales vigentes en los EU y afectaría otros ámbitos, desde la industria editorial y las bibliotecas, hasta la industria cinematográfica y el mercado de renta y venta de DVDs, además de poner restricciones al mercado de productos de segunda mano. La Electronic Frontier Foundation ha tomado el caso para encargarse de la defensa del Sr. Augusto.
Para añadir a lo ridículo de la demanda, se sabe que el UMG no conserva registros de a quien entrega discos promocionales y no existe ningún control sobre estos. Si ellos mismos no tienen idea de cómo y a quién los reparten, ¿cómo carajos esperan que alguien más se encargue de llevarles el control? En fin. No cabe duda que la industria discográfica parece estar al borde del colapso, aplastada bajo el peso de su avaricia e incompetencia.
Tomando en cuenta los experimentos recientes en cuestión de distribución en línea que han realizado artistas como Radiohead, Nine Inch Nails o los Charlatans, y los tratos que otros artistas, como Madonna, están firmando con promotoras para reemplazar a sus disqueras, no suena tan descabellado pensar que un drástico cambio en la manera de comercializar música está a punto de darse. Sumemos a eso los recientes anuncios de cierre de oficinas en Asia y recorte de personal realizados por EMI, la cuarta disquera más grande en el mundo y es evidente que la situación para la industria se asemeja cada vez más a un simple cambiar o morir. Y ya era hora.
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