Hayden Christensen se convirtió en una figura conocida gracias a haber interpretado el papel de Anakin Skywalker en las precuelas de Star Wars, lo que aparentemente representa cierto atractivo para algunos productores, quienes parecen esperar que el reconocimiento de su nombre pueda convertirse en un imán de taquilla entre el público adolescente.
Con eso en mente fui a ver Jumper, dirigida por Doug Liman, que cuenta la historia de David Rice (Christensen), un joven que en su adolescencia descubrió que tenía la inusual habilidad de poder transportarse a cualquier lugar que pueda visualizar con claridad.
David acostumbra saltar de uno a otro lado del mundo sin mayores preocupaciones, pues tiempo y dinero no representan problema. Pero su vida se complica cuando aparece Roland (Samuel L. Jackson), el misterioso líder de una organización llamada "Paladines", que se dedican a perseguir y exterminar jumpers, que es como llaman a quienes tienen la capacidad de teletransportarse.
Pronto David se encuentra corriendo por su vida y la de Millie (Rachel Bilson), la chica de quien estaba enamorado en la secundaria y a quien buscó al empezar a huir. David es contactado por Griffin (Jamie Bell), otro joven jumper con mayor experiencia en el uso de sus habilidades, incluyendo un peculiar estilo para pelear. La revelación de que sus poderes no son únicos lleva a David a enfrentar la idea de que tal vez debiera ser más responsable y cuidadoso al usarlos.
Griffin le explica que la guerra entre jumpers y paladines lleva siglos y que no es seguro usar sus poderes abiertamente ni establecerse en un lugar fijo o con lazos sentimentales. David decide unirse a Griffin para enfrentar a Roland, pues aún cuando no está seguro de compartir su ideología y métodos, considera que esa alianza representa su mejor posibilidad de sobrevivir al conflicto.
Liman ha dirigido dramas adolescentes y de relaciones (Swingers, Go, The O.C.) y películas de acción (The Bourne Identity, Mr. and Mrs. Smith), lo que parecía convertirlo en el director ideal para llevar Jumper a la pantalla. Basada en el libro de ficción juvenil del mismo título de Steven Gould, Jumper tampoco parecía sufrir del lado del guión, escrito por David Goyer (Dark City, Blade, Blade II, Batman Begins), Jim Uhls (Fight Club) y Simon Kinberg (Mr. and Mrs. Smith).
Con ese personal cuesta entender qué falló con la película, pues se trata de una irregular cinta de aventuras llena de huecos narrativos y vacía desde el punto de vista emocional. Cada vez que Bilson y Christensen comparten escena el ritmo de la película se reduce casi a cero, y dado que ambos manejan el mismo rango de expresiones faciales y trabajo emocional (es decir, ninguno), el espectador sólo espera que se besen rápido para poder pasar a otra escena.
Jackson parece estar en un momento de su carrera en que acepta cuanto papel le ofrecen en películas de acción y aventuras, y por desgracia eso tiende a devaluar su condición de icono de la cultura pop y el cine contemporáneo. El experimentado actor imprime a Roland un alto nivel de intensidad, pero ésta no tiene un punto central que la justifique, ya que la idea de presentarlo como un fanático religioso nunca es bien desarrollada y por ello se siente falsa y vacía.
Hacia la mitad de la película yo hubiera deseado que alguien matara a David para que Griffin se convirtiera en el protagonista de la historia. La película ha tenido pobre aceptación de la crítica, pero en taquilla no le ha ido nada mal, e incluso el videojuego (que es protagonizado por Griffin) ha sido un éxito moderado, y ya se anunció una secuela para el 2011.
Ojalá el estudio evalúe la cinta y se deshaga de Christensen a tiempo para convertir esta franquicia en el puro y unadulterado entretenimiento que debería ser.
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