Todd Haynes es un cineasta inusual. Lo único que conocía de su trabajo era Velvet Goldmine, una fascinante película sobre la carrera de un par de rockstars ficticios de la etapa glam del rock británico de mediados de los 1970, donde entremezcla elementos de las vidas y carreras de Iggy Pop, David Bowie y Oscar Wilde, así que asistí al cine con las expectativas de ver una película original y propositiva en su montaje y ejecución. Y justo eso es I'm Not There (Mi Historia Sin Mí).
Presentada en diferentes festivales con el eslogan promocional de "Inspirada por las vidas y tiempos de Bob Dylan", la premisa de la película resulta lo suficientemente interesante como para que amerite verla. Seis aspectos de Bob Dylan son explorados utilizando la misma cantidad de actores, sin limitantes de edad, raza o sexo.
Marcus Carl Franklin, un niño negro de 11 años, interpreta a Dylan en sus primeros años, cuando buscaba una identidad y gustaba de contar historias y mentir sobre diferentes aspectos de su vida. El niño se hace llamar Woody Guthrie, en homenaje a un legendario cantante de folk y country, y es un músico vagabundo que viaja como polizonte en trenes acompañado únicamente de su guitarra.
Jude Quinn es el nombre del personaje interpretado por Cate Blanchett, y representa al Dylan de la segunda mitad de los 60, cuando dejó atrás la guitarra y armónica para hacerse acompañar por una banda a ritmo de rock, con la cual sale de gira por la Gran Bretaña.
Ben Whishaw es Arthur Rimbaud, narrador y enlace entre distintos momentos de la película. Sus escenas, al igual que las de Blanchett, están filmadas en blanco y negro, y lo ubican en una especie de audiencia previa a un juicio, donde responde cuestionamientos sobre la forma de llevar su vida y carrera. Cierra la cuenta de intérpretes Richard Gere en la que por mucho es la parte floja de la película. Interpreta a Billy the Kid, el Dylan ermitaño, alejado de la luz pública y que se esconde de su fama y pasado.
Bale y su interpretación de Jack reaparecen en escena veinte años más tarde, convertido en John el pastor, un devoto religioso renacido que canta sus propias canciones de música gospel, mostrando el camino de Jack hacia su propio redescubrimiento interior. Además de que cada actor interpreta una etapa de la vida de Dylan, podría considerarse que cada uno representa un aspecto diferente de su vida. Woody es el espíritu aventurero en busca de dirección, mientras que Jack es el idealista convencido de que una canción puede cambiar al mundo.
Robbie el cínico que sabe que su idealismo es ingenuo y no tiene esperanza, refugiándose en una vida familiar "normal". Jude es el artista que se rehúsa a comprometerse con nada que no sea su obra y la forma en que quiere expresarla, Arthur es el poeta, preocupado por su entorno pero receloso del mismo y Billy es el ser humano con miedo a que su obra sea más grande que él, a no poder compararse consigo mismo.
El soundtrack está compuesto mayormente de canciones de Dylan, combinando grabaciones originales del cantante, covers grabados en diferentes épocas por varios artistas, y un par de interpretaciones originales del pequeño Franklin, quien fue el único actor en haber cantado para su parte en la película. Si están familiarizados y/o gustan de la música de Dylan, la experiencia debiera resultar fascinante.
El conocer datos biográficos o anécdotas de la vida del cantante puede ayudar a entender mejor algunas referencias, pero no me parece que sea necesario para disfrutar la película, aunque recomendaría ver también No Direction Home, el documental que Martin Scorsese dirigiera hace algunos años y donde de manera más convencional pero no menos interesante había hecho un acercamiento a la vida de tan icónico personaje.
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