Con esta tercera película, 20th Century Fox presuntamente da por terminada la saga de los mutantes más populares del mundo. Al menos en conjunto, pues se supone que ya hay trabajo de preproducción para un spin-off estelarizado por Hugh Jackman que seguirá las aventuras de Wolverine en solitario, y de una especie de precuela protagonizada por un joven Magneto, quien sería encarnado por el propio Sir Ian McKellen. Pero volviendo a X-Men, esta tercera película tuvo varios problemas durante la etapa de preproducción. Se hablaba de que Halle Berry no estaba de acuerdo con su participación como secundaria y amenazaba con no volver.
Con un Oscar en mano y ante la perspectiva de tener un rol estelar no en una, sino en dos franquicias (Jinx, su personaje en Die Another Day, la más reciente aventura del 007, se convertiría en una saga independiente; en tanto que Catwoman tendría al menos un par de secuelas), la actriz demandaba una participación más importante y más tiempo en pantalla. Pero el verdadero problema se generó cuando Bryan Singer aceptó dirigir Superman Returns para la Warner.
Pese a que Singer se comprometió a regresar para dirigir esta tercera película una vez concluyera su trabajo en Superman, los productores de la cinta prefirieron buscar a alguien más para tomar las riendas del proyecto. Tras analizar sus opciones, el estudio decidió poner la película en manos del reconocido productor británico Matthew Vaughn (Lock Stock and Two Smoking Barrels y Snatch), quien debutó como director en el proyecto abandonado por Guy Ritchie, Layer Cake.
Sin embargo, Vaughn, confrontado con la necedad corporativa de no mover la fecha anunciada de estreno a pesar de todos los retrasos en la preproducción, y ante la perspectiva de tener que separarse de su familia por varios meses (recientemente se casó con la supermodelo Claudia Schieffer), prefirió abandonar el proyecto.
Sin un guion terminado y con cada vez menos tiempo para completar la película en los plazos determinados, el estudio buscó algún director con menos pretensiones creativas y dispuesto a trabajar de acuerdo con las limitaciones e imposiciones del estudio. El elegido fue Brett Ratner, director de cintas como Rush Hour o Red Dragon, lo que selló el fin de los X-Men como una saga inteligente y humana y preparándose para cerrar la serie al más puro estilo Hollywoodense.
El elenco de las dos cintas previas regresó casi en su totalidad, con la única excepción de Alan Cummings, y hubo algunas adiciones al mismo, con Kelsey Grammer, Vinnie Jones y Ben Foster como las más notables. Cuando empezaron a aparecer los avances una cosa quedó clara. X-Men 3 no sería una película basada en el desarrollo de personajes, y el tema central de discriminación y la condición humana dejaría lugar a una superproducción llena de espectaculares escenas de acción dignas de todo blockbuster veraniego.
El guion se convirtió en un collage de varias versiones previas y los escritores tuvieron que trabajar para incorporar tres líneas argumentales dentro de la historia, con un resultado bastante disparejo. Durante la primera mitad de la película hay demasiados diálogos y se introducen muchos personajes, pero no hay desarrollo ni de los nuevos ni de los previamente establecidos, y la historia avanza a un ritmo decepcionantemente lento, en tanto que en la segunda mitad el ritmo se vuelve frenético y las secuencias de acción inundan la pantalla una tras otra encaminándose hacia un climax espectacular, lastimosamente diluido por los epílogos y la falta de consecuencias.
Con una duración de poco más de una hora y cuarenta minutos, parece que mucho material relevante se quedó en el cuarto de edición. Como ya es tradición, aquí no hago mención de puntos reveladores de la historia o su desarrollo. Además, intento ser lo más objetivo que me sea posible. Podrán leer mis comentarios y opiniones más personales dentro de un par de días en otro texto, con sucesos de la historia y elementos del desenlace.
Por lo pronto puedo afirmar que X-Men: The Last Stand es una película dirigida al público que disfruta de los estrenos veraniegos hollywoodenses. Palomera, entretenida, pero en el fondo vacía. Tal vez si no existiesen las dos películas anteriores sería más disfrutable, pues deja una sensación de oportunidades desperdiciadas.
totalmente de acuerdo, como uno de tantos fanaticos de x-men, lo que mas me dolio fue la falta de continuidad de los capitulos anteriores y respeto por la historia original.
ResponderBorrarLa verdad estuvo bien, pero se sintio mucho el cambio de director, y con decepcion note que otra vez sacaron muy poco a mistique :(
En fin, ojala que haya mas x-men en el futuro !
Datos curiosos:
ResponderBorrar• Ya superó los 200 millones de dólares en taquilla (a pesar de no haber llegado a su costo, de 210 millones).
• Bret dirigió el capítulo piloto de Prison Break, y es productor de la serie.
• A mi me gustó mucho Rush Hour, Rush Hour 2 no tanto... y se está a punto de filmar la tercera parte!
también estoy totalmente de acuerdo con el review, sin duda ningún personaje nuevo está desarrollado... y es que no soy una fanática de x-men cómics... pero si admiro el estilo de las películas de x-men... tenían una mina de oro y la podrían haber explotado hasta hartarse... pero la desprovecharon completamente-snif... las frases completamente clásicas/yanquis (e.j.s "¡no si yo llego antes!" o "¿estarás preparado para cuando llegue el momento de tomar la decisión adecuada?")
ResponderBorrarPodría quejarme mucho más, pero llenaría la página entera :D