Bien dicen que hasta los planes mejor elaborados pueden fallar. Hace un par de semanas cambié el tema de esta columna para hacer lo que me parecía una introducción más adecuada, pero esta semana tampoco publicaré el texto que escribí en un principio. El nuevo cambio de planes obedece a un tema de actualidad. Imagino que, si no han leído el número 2 de Civil War, al menos saben lo que ocurrió en sus páginas. Y si no, les daré un momento para ir a consultarlo. Pueden hacerlo aquí. ¿Listo? Ahora sí, al punto.
Uno de los aspectos clásicos que es además una característica esencial de la mitología de los superhéroes es el alter ego o, como le llamamos de manera más familiar, la identidad secreta. Todos sabemos que Batman es en realidad Bruce Wayne, Superman es (aunque esté sujeto a discusión), Clark Kent, Daredevil es Matt Murdock, y por supuesto, Spider-man es Peter Parker.
El asunto con las identidades secretas es que son, precisamente, secretas. Nosotros las conocemos, claro, porque somos espectadores externos al mundo de estos personajes, pero para quienes viven ahí son secretas. Las razones de su existencia son varias. Puede ser por seguridad para sus seres queridos, o para permitirles llevar una vida "normal", o simplemente porque es útil a sus necesidades.
Al escribir esto recuerdo una escena de Kill Bill, volumen 2, donde Tarantino hace una referencia al tema en boca de Bill:
Batman es en realidad Bruce Wayne, Spider-man es realmente Peter Parker. Cuando despierta por la mañana, es Peter Parker. Tiene que ponerse un disfraz para ser Spider-man. Y esa es una característica que separa a Superman del resto. Superman no se convirtió en Superman, Superman nació como Superman. Cuando Superman despierta por la mañana, es Superman. Su alter ego es Clark Kent. Su traje con la gran "S" roja es la sábana en que estaba envuelto cuando era un bebé y los Kent lo encontraron. Esas son sus ropas. Lo que viste Kent, los anteojos, el traje, eso es el disfraz. Ese es el disfraz que Superman utiliza para caminar entre nosotros.
La escena es un poco más larga y aborda otro aspecto de lo que puede representar una identidad secreta, o en particular la de Superman, pero eso sería tema para una discusión bastante más larga. En cuanto a la cita en cuestión, hay puntos en los que no estoy de acuerdo. Si implica que la diferencia entre Superman y los demás es el origen de los poderes, entonces está perdiendo por completo el punto. Si se refiere a la capacidad de usar sus habilidades, también.
Respecto a lo de ser alguien diferente y ajeno, pues también está el Martian Manhunter y seguramente podríamos argumentar que los mutantes de Marvel están en una situación similar. Para mí, lo que define a un héroe, o incluso a un villano, no tiene nada que ver con el origen de sus poderes, su posición en la sociedad o el disfraz que utilice. Tiene que ver con sus acciones y, en menor medida, con sus motivos. O como lo pondría Batman en la reciente Batman Begins, "No es quien soy debajo lo que me define, sino mis acciones".
El hábito no hace al monje del mismo modo que la capa y máscara no hacen a un héroe. La elección de usar una identidad secreta depende de cada personaje, y la atracción que esto pueda representar para el lector varía de caso en caso. Existen héroes cuya identidad no es secreto o simplemente no utilizan un alter ego (Wolverine o los Fantastic Four, por ejemplo), quienes usan más de una identidad (Moon Knight) y quienes llevan una vida normal (o al menos lo intentan) cuando no tienen puesta su máscara, como Spider-man. O al menos ese solía ser el caso.
Quienes leyeron mi columna anterior (y si no lo hicieron, nunca es demasiado tarde) saben de mi afición por Spider-man. Y la razón por la que encontraba fascinante al personaje era justo por su identidad secreta. Hay muchísimos héroes, publicados por muchas editoriales diferentes, pero lo que separaba a Spider-man del resto, era ser Peter Parker, un adolescente común con problemas comunes. ¿Qué otro héroe tenía que preocuparse por hacer tareas o estudiar para sus exámenes?
A lo largo de los años el personaje ha cambiado, claro. Ya no es un adolescente, pero la constante es que siempre ha sido alguien con problemas ordinarios. Pagar la renta, tener contento a su jefe, ser puntual, lidiar con relaciones de pareja, etc. Ahí radica el potencial de atraer la simpatía de los lectores, en la capacidad de identificación que se puede desarrollar con el personaje. Los cómics, sobre todo los de superhéroes, son una forma de entretenimiento escapista, y el uso de las identidades secretas los convierten en una muy efectiva. Debajo de la máscara, un héroe podría ser cualquier persona.
Ignoro hasta donde estén dispuestos en Marvel a dar seguimiento a las consecuencias de lo que pasó en Civil War o cuáles sean sus planes para futuras historias de Spider-man, pero es un hecho que nada será igual, pues eligieron al personaje que más resiente un cambio tan drástico. Al menos claro, hasta que otro editor o equipo creativo den marcha atrás e ignoren o nieguen estos acontecimientos (en cuyo caso pueden estar seguros de que tendré algo que decir al respecto).
Pero hasta entonces, no me queda más que seguir leyendo, con verdadero interés por primera vez en mucho tiempo, los ires y venires de mi otrora héroe de juventud.
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