¿De qué están hechos los sueños? En realidad no es mi intención responder a esa pregunta en este texto, al menos no en principio, aunque si fuera más cínico tal vez podría decir que están hechos de papel, cartón, tela, plástico, plastilina, celuloide, y cualquier otro material de entre los muchos utilizados por Dave McKean para crear el mundo visitado por Helena, la protagonista de MirrorMask (La Máscara del Espejo).
Ella desea otra clase de vida y tiene constantes enfrentamientos con su madre, hasta que ésta cae enferma. Helena se siente culpable y no puede dejar de pensar en lo cruel que fue con ella. En vísperas de que operen a su madre, Helena tiene un sueño, pero uno muy especial, lleno de rostros familiares pero a la vez desconocidos.
Libros voladores, esfinges no muy inteligentes, sombras que amenazan con devorar la ciudad entera, y una misteriosa y temible Reina Negra cuya amenaza pesa sobre todos los habitantes de ese peculiar mundo, son sólo algunos de los elementos presentes en la surrealista visión que McKean nos presenta en MirrorMask.
En términos visuales, la película es un gran logro de McKean, quien da vida a creaciones que antes sólo imaginábamos en papel. La trama pasa por demasiados lugares comunes como para ser considerada como innovadora u original, pero la acostumbrada brillantez de Gaiman en los diálogos consigue dar un cierto aire de frescura a la historia.
Tal vez el único pero sea el ritmo semilento con que se suceden los acontecimientos. Es evidente que se trata de una labor de amor, y quizás esa sea la razón por la que McKean se resistió a hacer algunas de las secuencias más rápidas o más cortas.
Las actuaciones del elenco, compuesto por actores casi desconocidos fuera del Reino Unido (con la probable excepción de Gina McKee, a quien algunos pueden recordar por su participación en Notting Hill), son bastante sólidas y parejas, y aún cuando el soundtrack peca de genérico y falto de imaginación, tiene algunos momentos sobresalientes.
Al final uno se queda con la sensación de que la cinta queda a deber un poco, en parte por la reputación de los creadores involucrados y en parte porque la historia en sí es bastante simple. Si son fans de Gaiman y de McKean, sin duda no pueden perdérsela. Del mismo modo, si disfrutan de la fantasía tradicional no épica, como la encontrada en Alicia en el País de las Maravillas, El Mago de Oz o Peter Pan, pueden encontrarse con una agradable sorpresa.
Aún si son de los que opinan que MirrorMask hubiese funcionado mejor como libro ilustrado, hay una opción que atiende esa inquietud, pues hace varios meses salió a la venta el libro MirrorMask: The Illustrated Film Script, el cual contiene el guion de la película junto con los storyboards del mismo, así como una gran cantidad de ilustraciones, algunas tomadas directamente de la película y otras diseñadas para esta edición, además de fotos del set de filmación con momentos detrás de cámaras con el reparto y staff de la película.
En términos generales, la película pudo haber sido mejor, pero no por quedarse corta quiere decir que sea mala. De hecho, considero que es una digna adición a la colección de cualquier cinéfilo amante de la fantasía. Y la única respuesta honesta que puedo hallar a la pregunta que me hice más arriba es, simplemente, de imaginación pura.
Aquí tienen el trailer de la película:
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