El día de ayer se anunció un proyecto que desde hacía varios meses era un secreto a voces: las precuelas de Watchmen. Esteban tradujo el comunicado de prensa de DC y lo publicó en Comicverso.
Se anunciaron siete miniseries interconectadas más un epílogo. Cada miniserie tendrá como protagonista a un personaje principal de Watchmen y se publicará un cómic por semana, asumo que alternando las series. Cada número incluirá también dos páginas de una historia del Crimson Corsair, que asumo será una precuela de Tales of the Black Freighter, el cómic dentro del cómic que apareció en Watchmen.
No se dieron fechas para su publicación, pero es probable que los primeros números aparezcan en el segundo trimestre del año, y las distintas series irán extendiéndose hasta finales del mismo.
El anuncio ha recibido reacciones encontradas. Muchos fans se muestran emocionados ante la posibilidad de tener nuevas historias con estos personajes, en tanto que muchos otros, y me incluyo, nos encontramos escépticos ante el proyecto pues sentimos que es una falta de respeto de DC hacia uno de los creadores más prolíficos y respetados del medio.
Claro que DC Comics está en todo su derecho de hacerlo, pues la editorial posee los derechos sobre estos personajes y sus historias. El acuerdo inicial con Moore y Gibbons era que la editorial retendría los derechos mientras el material se mantuviese en imprenta y los cedería a los dos creadores una vez que no se publicase más. Imagino que nadie esperaba que la historia fuese a tomar la relevancia que aún mantiene y se siguiese publicando de manera constante.
Cuando la serie original cobró popularidad y se convirtió en referente del cómic de superhéroes, DC solicitó a Moore escribir más historias en el mismo Universo, a lo que el escritor se rehusó argumentando que la historia estaba completa y no había necesidad de agregarle o expandir nada. Cuando se ha cuestionado a Moore, ha manifestado su deseo de que dejen la historia como está, y me parece una petición razonable, pues Watchmen tiene un principio y un final, se plantea ciertos objetivos temáticos y narrativos, y los cumple por completo de la mejor manera posible, sin cabos sueltos ni subtramas inconclusas.
La historia de los personajes está completa y no hay nada más que agregar, además de que tiene lugar en un entorno y momento muy específico cuya relevancia se pierde al sacarlo de contexto. ¿Por qué, entonces, hacer comics derivados, o en este caso, precuelas?
La industria del cómic atraviesa una crisis financiera que hace meses orilló a DC al polémico relanzamiento de toda su línea, cuyo éxito fue limitado y efímero, y no me extrañaría que la decisión de dar luz verde a este proyecto se deba justo a la complicada situación que el medio atraviesa.
Mi teoría de que obedece a un tema económico es reforzada por el tamaño mismo del proyecto. Moore y Dave Gibbons requirieron menos de 300 páginas para contar su historia, doce números de aparición mensual que a la fecha son considerados como un parteaguas para el medio y un ejemplo del nivel de excelencia a que aspira el género de superhéroes.
Para contar una historia que no hacía falta, DC planea publicar treinta y cinco números, que sumarán más de ochocientas páginas. ¿Tendremos una historia el doble de relevante que Watchmen? Lo dudo mucho. ¿Será al menos una historia entretenida, que hará que valga la pena gastar dinero en ella? La verdad, lo veo muy difícil.
Desde el anuncio de ayer buena parte de las discusiones han girado en torno a los equipos creativos involucrados, aunque me parece que se comete cierta injusticia al acusarlo de poco éticos o de haberse vendido al sistema. Son profesionales que viven de esto, y cualquier proyecto de alto perfil que reciben debe ser bienvenido. Y si existe alguna consideración moral, ésta debe ir en contrapeso a un hecho difícil de ignorar. Si DC decidió realizar el proyecto, éste sucederá sin que nada más importe. Y si alguien decide no participar, no faltará quien diga que sí.
Al echar un vistazo a la lista de creativos involucrados, una cosa queda en claro: todas y cada una de las series se verán espectaculares. Lee Bermejo, Darwyn Cooke, J.G. Jones, Adam Hughes, Andy y Joe Kubert, Jae Lee y Amanda Conner son todos grandes artistas, quienes seguramente darán su mayor esfuerzo para que el apartado gráfico del proyecto sea un éxito. Es con los escritores con quienes tengo un problema.
Brian Azzarello es un competente escritor cuyo mejor trabajo se da en series creadas por él mismo, pero suele entregar material bastante mediocre en propiedades de alguien más. Quizás lo más rescatable en material por encargo sea lo que hizo en Hellblazer, cumplidor sin ser sobresaliente.
J. Michael Straczynski tuvo gran éxito con sus proyectos propios en Image antes de ir a Marvel, donde comenzó bien en Spider-Man antes de entrar en una caída libre de la que todavía no parece haberse recuperado, tal y como consta en sus números de Action Comics, donde parece que tenía una idea interesante pero nunca supo qué quería hacer con ella.
Len Wein fue un importante escritor y un más que capaz editor, pero tiene más de dos décadas trabajando con un perfil más que discreto en editoriales pequeñas o colaborando en proyectos de televisión. Su presencia aquí parece ser un mero intento de justificar la validez del proyecto al no contar con la participación de Moore y Gibbons, pues Wein fue el editor de Watchmen casi hasta el final, además de que su participación será en colaboración con John Higgins, artista británico que se encargó de colorear la serie original.
Dicho lo anterior, la única parte de todo el proyecto que me llama la atención es la serie de Minutemen por Darwyn Cooke, pues se trata de personajes secundarios en la serie original, sobre los que no sabemos mucho, y cuya historia se da en un periodo más cándido e inocente que en el que se desarrolla Watchmen. Tal vez esta serie sea el equivalente a The New Frontier para el universo de Watchmen.
A fin de cuentas, encuentro innecesaria la existencia de estas revistas, pues todo lo que necesitábamos saber del pasado de estos personajes aparece en flashbacks dentro de las páginas de Watchmen y, cuando es necesario, se profundiza en su mundo en las secciones de texto que venían como apéndices en la serie original. Before Watchmen es un descarado intento de capitalizar Watchmen como marca, apelando a la necesidad de los fans de saber más y tener todo lo relacionado a personajes que son un referente de la historia del medio y de la cultura pop, aunque sea con un espejismo mercadológico.
Siento pena por DC, incapaz de producir material interesante nuevo, que es la razón por la que prefiere seguir ordeñando el material de su catálogo, pero más pena aún por un medio sostenido por lectores que a veces parecen no tener la mínima capacidad de juicio y saldrán a comprar estas series simplemente porque "necesitan" tenerlas.
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