Elizabeth "Liz" Taylor, legendaria actriz británico-americana, falleció esta mañana en un hospital de Los Angeles, California.
Gracias a las amistades de su madre en Hollywood, Taylor conoció a uno de los principales accionistas de Universal Pictures, y a los nueve años firmó un contrato de seis meses y tuvo su primera actuación en una película, There's One Born Every Minute.
Universal no renovó su contrato, pero unos meses más tarde MGM la contrató para actuar junto a la estrella infantil Roddy McDowall en Lassie Comes Home. La película fue un éxito y lanzó la carrera de Taylor. De ese periodo destacan películas como Jane Eyre, The White Cliffs of Dover, National Velvet, y Little Women. A los dieciséis años empezó a tomar papeles adultos, sin mucho éxito salvo por su participación en A Place in the Sun, que le ganó la admiración y respeto de la crítica, aunque los productores la seguían poniendo en genéricos dramas románticos.
En 1956 actuó al lado de Rock Hudson y James Dean en Giant y su carrera dio un giro, obteniendo nominaciones al Oscar en años consecutivos por sus siguientes tres películas, Raintree County, Cat on a Hot Tin Roof, y Suddenly, Last Summer. En 1960 ganó su primera estatuilla por su trabajo en Butterfield 8, y ese mismo año se convirtió en la actriz mejor pagada de la historia tras firmar un contrato por un millón de dólares para estelarizar Cleopatra, que se estrenaría tres años más tarde.
Su atractivo como imán de taquilla disminuyó al paso de los años, pero durante la siguiente década estelarizó cintas como The Only Game in Town, Ash Wednesday, The Blue Bird, y A Little Night Music. En los 80 y 90 casi desapareció del cine, aunque participó en varias obras de teatro además de series y películas para televisión.
Su última aparición en cine fue en 1994 en The Flinstones. Taylor apareció en dos ocasiones en la popular serie animada The Simpsons, primero como ella misma, y después prestando su voz a Maggie Simpson. Su vida privada siempre fue objeto de escrutinio por parte de la prensa amarillista, desde sus ocho matrimonios y romances dentro y fuera de la pantalla, hasta sus problemas de salud, mismos que se multiplicaron en los últimos años de su vida.
Una lesión en la espalda durante la filmación de National Velvet le trajo problemas en la columna que la siguieron el resto de su vida (se fracturó la espalda en un total de cinco ocasiones). En los 1980 se sometió a tratamiento para acabar con su alcoholismo, y en la última década lidió con un tumor en el cerebro, cáncer de piel, dos neumonías, osteoporosis y una insuficiencia cardíaca, esta última diagnosticada en 2004, y poco a poco sus apariciones públicas se hicieron cada vez más esporádicas.
En 2009 se sometió a cirugía para reemplazar una válvula cardíaca y en febrero de este año su condición se complicó, ingresando al Centro Médico Cedars-Sinai de Los Angeles para recibir tratamiento. La mañana del 23 de marzo, rodeada de sus cuatro hijos, Elizabeth Taylor dejó de existir.
Descanse en paz.
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