En 1982 Disney produjo TRON, una película de ciencia ficción y aventuras caracterizada por hacer extenso uso de tecnología digital para recrear un mundo virtual en la pantalla. Uno de los diseñadores de la película fue el aclamado ilustrador francés Jean Giraud, mejor conocido como Moebius, auténtica leyenda del cómic europeo.
La historia de TRON era bastante simple. Kevin Flynn, programador de videojuegos cuyo trabajo fue robado por el director de ENCOM, la compañía para la que trabajaba, era dueño de una sala de videojuegos y dedicaba la mayor parte de su tiempo a intentar hackear la red de la compañía en busca de evidencia del despojo de que había sido víctima.
Para quitárselo de encima, ENCOM se las arregla para permitirle "entrar" a su red de un modo que nunca esperó: físicamente. Dentro de la red Flynn es asistido por dos programas, CLU, creado por él mismo, y TRON, creado por su amigo Alan Bradley. Después de correr aventuras dentro de la red, Flynn regresa al mundo real armado de las pruebas que necesita, y eventualmente se convierte en el dueño y director de ENCOM.
A lo largo de los años corrieron rumores sobre posibles secuelas a la película, pero nunca se concretaron, y lo más cercano a una fue el videojuego TRON 2.0 lanzado en 2003. Disney esperaba que el videojuego generase suficiente interés como para pensar en producir una secuela, pero la recepción recibida estuvo muy lejos de lo que se esperaba.
En 2008 el estudio presentó un teaser para lo que entonces se llamaba TR2N en la Comic-Con de San Diego, con intención de calcular la posible recepción que una secuela tendría entre los aficionados al cine de género. La respuesta fue abrumadora y el estudio aprobó el proyecto, cambiando entonces su nombre a TRON: Legacy y dedicó la mayor parte de los siguientes dos años a producir el ambicioso proyecto en 3D.
Algunos años después de los eventos en TRON, Kevin Flynn (Jeff Bridges) desapareció bajo misteriosas circunstancias, dejando a su pequeño hijo bajo la custodia de sus abuelos. Sam (Garrett Hedlund) creció para convertirse en el principal accionista de ENCOM, pero nunca se interesó demasiado en las actividades de la compañía, en tanto que Alan Bradley (Bruce Boxleitner), el viejo amigo de su padre, ha intentado representar sus intereses en la cada vez más grande y ambiciosa corporación.
Cuando Alan visita a Sam para informarle que recibió una llamada desde la vieja sala de videojuegos de su padre, abandonada hace más de veinte años, Sam decide visitar el lugar en busca de pistas sobre la misteriosa desaparición de su padre. Él no lo sabe, pero está a punto de embarcarse en una aventura muy similar a la que tuvo su padre casi treinta años atrás.
Las cosas dentro de la red han cambiado, y la explicación detrás de la desaparición de su padre tiene implicaciones aún más preocupantes. Uno de los programas más viejos en la red se ha convertido en el dictador de la misma y está planeando expandir sus dominios más allá de su mundo virtual, pero para ello necesita el disco que Kevin Flynn porta en la espalda. Sam intentará detenerlo asistido por su padre y por Quorra (Olivia Wilde), un programa creado sin la intervención de ningún usuario o programador y quien es la última de su clase.
La historia es casi tan simple como la de su antecesora, pero el increíble despliegue visual de TRON: Legacy ayuda a que el espectador pueda omitir huecos argumentales y diálogos pobres para sumergirse en unaa experiencia audiovisual completada por la extraordinaria banda sonora compuesta y ejecutada por Daft Punk, quienes además tienen un cameo en la película.
El uso del 3D se limita a las secuencias dentro del mundo virtual (mismas que, por otra parte, componen la mayor parte de la película) y la verdad es que luce espectacular. A diferencia de lo que se hace en la mayoría de los casos, la película fue filmada por completo con cámaras 3D en vez de procesarla después de la filmación, además de que se usó una tecnología ligeramente más avanzada que la utilizada hace un par de años en Avatar.
El director de la película es Joseph Kosinski, que nunca antes había dirigido un largometraje. Su trabajo más conocido hasta antes de esta película, al menos como director, eran dos comerciales para el popular videojuego de Microsoft HALO, pero dada la buena recepción que ha tenido TRON: Legacy alrededor del mundo, creo que su nombre se volverá bastante más conocido en Hollywood.
De hecho, actualmente ya se encuentra trabajando en el remake de otra vieja película de ciencia ficción de Disney: The Black Hole (El Abismo Negro), misma que se espera esté lista para su estreno en 2012. Por otro lado, a pesar de que, como mencioné, la recepción del público ha sido bastante favorable, no ha sido igual con la crítica.
En lo personal siempre he creído en juzgar cada película de acuerdo a las pretensiones de la misma, y bajo esa premisa TRON: Legacy cumplió con mis expectativas. Es una entretenida cinta de aventuras con elementos fantásticos y de ciencia ficción que recae en su fuerza visual para capturar la imaginación de su audiencia, y no tiene más problemas que su antecesora, por lo que me parece una digna secuela y adición al mythos de TRON.
Si acaso creo que los diálogos pudieron haber sido pulidos un poco para funcionar de mejor forma, pero no hay nada que resulte particularmente molesto, y las actuaciones en general son bastante sólidas dentro de las limitaciones de la historia.
La recomiendo a quienes busquen un rato de entretenimiento y diversión sin importar si son fans de la película original. De hecho, me atrevería a afirmar que la película puede ser disfrutada sin problema incluso por quienes nunca hayan visto la versión de 1982. Además, el 3D es una de las mejores experiencias visuales que he tenido. Véanla, no se arrepentirán.
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