Ryan Reynolds es un actor que ha ganado prominencia en los últimos años, aun si es bastante cuestionable su capacidad para elegir proyectos. 2011 pinta para ser el año que lo catapulte al estrellato, o bien confirme su etiqueta de celebridad.
Supongo que por esa razón resulta apropiado que cerrara el 2010 como protagonista de una película en la que todo el peso dramático cae sobre sus hombros y su capacidad actoral. Definitivamente yo jamás lo hubiese considerado como mi primera opción, pero Rodrigo Cortés confió en él para protagonizar Buried (Sepultado).
Ni Cortés ni su guionista, Chris Sparling, tienen un curriculum o filmografía como para presumir, así que es muy probable que eso influyera para que no buscasen a un actor con mejores credenciales. Cortés solo había dirigido una película y varios cortometrajes en su natal España, en tanto que Sparling solo tiene guiones de cortos en su historial.
Y sin embargo, es su trabajo lo que eleva a Buried por encima de muchas otras producciones independientes o de modesto presupuesto. La película es un despliegue de habilidad técnica que depende tanto del montaje como del carisma y talento de su protagonista, lo cual es afortunado, pues aunque soy de la opinión que Reynolds tiene bastante del primero, sigo cuestionando sus alcances con lo segundo.
Paul Conroy (Reynolds) es un camionero norteamericano contratado por uno de los contratistas que laboran en Irak, quien despierta para hallarse encerrado en una caja de dimensiones espeluznantemente reminiscentes de un ataúd. Tras una rápida inspección, Conroy confirma que está enterrado dentro de un cajón de madera y que lo único que hay en sus bolsas son un encendedor, un teléfono celular que no es suyo, y un par de barras luminosas. Con solo esas herramientas Conroy intenta averiguar cuál es su situación y luchar para remediarla antes de que se le acabe el oxígeno.
Realmente me sorprendió el guion, pues pese a las limitaciones de tener un solo personaje y en un espacio tan reducido, explica de forma clara e interesante la situación, con todas sus complicaciones y sin ignorar los matices sociales y políticos inherentes al entorno elegido para la historia. Los giros argumentales están bien planeados y realizados, además de que Cortés evita la monotonía visual que se podría esperar en una locación tan limitada. Por desgracia el final se siente un tanto acelerado, lo que rompe con la creciente tensión del resto de la película.
En cuanto a Reynolds, me parece que su actuación es mayormente buena a pesar de algunos desplantes que me parecieron un tanto excesivos, pero me queda la duda sobre qué tanto son culpa suya y cuánto era parte del guion o la dirección. Como sea, creo que Buried es una interesante propuesta de un joven realizador español, quien sin duda habrá llamado la atención de estudios y productores luego del éxito obtenido por esta película.
En resumen, Buried es una entretenida película de suspenso sin muchas pretensiones artísticas o ideológicas, y debiera ser del agrado de la mayoría de los espectadores. A nivel entretenimiento es refrescante descubrir que hay directores dispuestos a experimentar con distintas formas de contar una historia en vez de ceñirse a las fórmulas y formatos predominantes en la industria. Recomendada para todo tipo de público.
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