miércoles, 7 de octubre de 2009

Cosa Fácil, de Paco Ignacio Taibo II

Cosa Fácil es la segunda novela de las aventuras de Héctor Belascoarán Shayne, el singular detective privado fruto de la pluma de Paco Ignacio Taibo II. Hace varios meses comenté aquí Días de Combate, la novela donde debutó el personaje, y desde entonces me hice el propósito de buscar el resto de los libros en que aparece.

La principal diferencia entre Días de Combate y Cosa Fácil es la complejidad de la trama. Ahora que aquella ya estableció al personaje y el mundo en que vive, Taibo puede dedicar su atención a desarrollar la historia y enriquecer el mundo de su protagonista y al personaje mismo.

Una vez terminada la amenaza de Cerevro, el asesino serial a quien Belascoarán Shayne daba caza, su vida se asienta un poco. La celebridad adquirida tras su participación en el programa del Gran Premio de los $64,000 fue suficiente como para mantenerlo ocupado en su nuevo oficio, así que no queda nada de su antigua vida, salvo por la presencia de sus hermanos. La muchacha de la cola de caballo parece haber emprendido un viaje de autobúsqueda pero su correspondencia es constante. Y sin embargo, Héctor no parece estar contento.

En las primeras páginas somos testigos de lo fácil que le resulta complicarse la vida. Mientras mata tiempo en una cantina (sin beber alcohol), Héctor acepta unas monedas de plata como anticipo de una investigación que se remonta tanto al pasado que es probable que no tenga futuro: dar con el paradero de Emiliano Zapata. Según la persona que lo contrata, existe evidencia que apunta a que la persona asesinada en Amecameca no era el caudillo, si no un compadre suyo con quien guardaba mucho parecido. Zapata habría participado desde entonces en el movimiento sandinista en El Salvador para después volver a México y convertirse en consejero de Rubén Jaramillo. Los ejidatarios morelenses desean saber si es cierto y si el general revolucionario aún vive.

De vuelta al despacho, mismo que además de Gilberto el plomero, ahora también comparte con un tapicero y con un ingeniero especializado en drenaje profundo, Héctor recibe la visita de una afamada vedette. La mujer está convencida de que su hija adolescente intenta suicidarse, pero desconoce los motivos y quiere que Héctor averigüe que clase de presiones podrían orillarla a semejante determinación. Héctor acepta el caso.

Todavía no termina de repasar los antecedentes de los dos casos en sus manos cuando recibe una llamada telefónica, en la que el representante legal de una empresa farmacéutica le informa que desean contratar sus servicios para esclarecer el homicidio de un ingeniero en la planta de la empresa. Héctor también acepta la encomienda. Y todo en la víspera del funeral de su recién fallecida madre.

Si bien lo de Zapata requiere mayormente de una investigación documental, los otros dos casos son lo bastante complejos como para mantener a nuestro detective ocupado. El caso de la muchacha involucra intrigas escolares, un intento de chantaje, y un potencial escándalo político de índole sexual. El del ingeniero asesinado es peor aún, pues se dio en un momento en que la empresa está a punto de irse a la huelga, con las fricciones entre empresa y sindicato que esto implica. La presencia de un sindicato "charro" y la ominosa presencia de un corrupto comandante de la policía judicial complican aún más la situación.

La prosa de Taibo II es impecable. Al igual que en la novela anterior, la Ciudad de México se convierte en un personaje más, integrándose finamente a la narrativa. El retrato social de la época es sutil pero contundente, reflejando la situación del país a mediados de los 70 como pocas veces se ha visto en la ficción nacional. Lo mencioné antes pero vale la pena repetirlo: todo mundo debiera leer al menos una de las novelas de Taibo II protagonizadas por Belascoarán Shayne.

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