lunes, 29 de agosto de 2022

Prey (Depredador: La Presa, 2022)

Hace un par de meses se cumplieron 35 años del estreno de Predator (Depredador, 1987), película de acción, horror y ciencia ficción dirigida por John McTiernan y protagonizada por Arnold Schwarzenegger, Carl Weathers, Jesse Ventura y Bill Duke que dio inicio a una franquicia que incluye una secuela (Predator 2, 1990) dos reboots (Predators, 2010 - The Predator, 2018), y dos crossovers (Alien vs. Predator, 2004 - Aliens vs. Predator: Requiem, 2007), a lo que ahora se suma una nueva cinta.

Esta nueva entrega se titula Prey (Depredador: La Presa, 2022) y fue dirigida por Dan Trachtenberg sobre un guión de Patrick Aison. Aunque la trama no tiene relación directa con las cintas previas, en general se le considera una precuela porque transcurre en el pasado, cuando otro cazador espacial visita la Tierra en busca de probar su superioridad. La cinta cuenta con las actuaciones de Amber Midthunder, Dakota Beavers, Michelle Thrush, Stormee Kipp, Julian Black Antelope y Dane DiLiegro.

La preproducción inició a fines de 2018 luego de que Trachtenberg y Aison presentaron su propuesta a John Davis, productor a cargo de la franquicia. La película llegó a streaming sin pasar por cines, pues el proyecto arrancó antes de que Disney adquiriera Fox y por tanto estaba sujeto al trato de aquel estudio con HBO Max para llegar a aquel servicio tras su periodo de exhibición. Disney prefirió renunciar a la taquilla que compartir una de sus franquicias con un rival. El estreno en Hulu y Star+ se dio el 5 de agosto.

La historia transcurre en 1719 en las planicies de Norteamérica y sigue a Naru (Midthunder), una joven de la nación comanche que desea servir a su tribu como guerrera y cazadora, lo que provoca burlas y desprecio entre otros miembros de la tribu, que consideran que por tratarse de una mujer debería limitarse a la recolección y herbolaria y dejar la cacería en manos de los hombres. Su madre (Thrush) es la curandera de la aldea, y aunque le ha enseñado a Naru, sabe que ésta tiene aspiraciones diferentes.

La joven practica sus habilidades como cazadora en cualquier oportunidad, pero es difícil ganarse el respeto de los demás cuando la comparación inmediata es su propio hermano, Taabe (Beavers), uno de los mejores cazadores de la tribu. Cuando un grupo de guerreros sale en busca de un cazador que resultó herido tras un encuentro con un león, Naru se une al grupo, y en el camino empieza a notar señas de la presencia de un animal más grande, aunque el grupo desestima sus advertencias.

Tras resultar herida mientras tratan de cazar al león, Naru es llevada de vuelta a su aldea, pero apenas puede ponerse en pie vuelve a salir, decidida a localizar a la otra criatura antes de que ésta se convierta en un peligro para su tribu. Mientras tanto el depredador avanza en la cadena alimenticia, identificando a los depredadores locales. Naru tiene su primer vistazo de la criatura luego de un encuentro con un oso que cae víctima de la criatura mientras perseguía a la joven.

Naru descubre que el misterioso cazador no es el único invasor en sus tierras, y poco después se reencuentra con los bravos de su tribu, que enfrentan a la criatura. Pronto sólo quedan ella y su hermano, además de su fiel perra Sarii, para enfrentar al despiadado cazador llegado del espacio, y tendrá que hacer uso de toda su astucia e inteligencia, además de su conocimiento del terreno, si es que esperan salir con vida para advertir a su gente del peligro que los acecha.

La película hace un gran trabajo al construir el suspenso alrededor de la siniestra criatura que acecha invisible entre la maleza, con una creciente sensación de peligro conforme el cazador busca presas cada vez más grandes y poco a poco tenemos vistazos de su figura. Un excelente montaje de las secuencias de persecución da a la película un ágil ritmo narrativo al tiempo que desarrolla al personaje de Naru como una joven decidida y llena de recursos que serán importantes al llegar a la confrontación final.

La película hace un excelente trabajo con sus múltiples referencias a la cinta original, tanto visuales y de construcción de mundo como con alusiones directas, incluida una de las frases más memorables de aquel clásico ochentero: "Si sangra, lo podemos matar". La sangre del depredador tiene un familiar color verde fluorescente y sus armas lucen como versiones primitivas de las vistas en películas anteriores, además de que a lo largo de la cinta utiliza una mezcla de técnicas nuevas y conocidas para acabar con sus presas.

A nivel historia también es fácil hallar ecos de la original. En vez de los viriles miembros de una unidad militar cuya fuerza y armamento resultan inútiles ante el peligroso cazador, tenemos a un grupo de orgullosos cazadores convencidos de que pueden enfrentar cualquier cosa, y es sólo hasta que alguien decide usar su astucia y pelear tanto con el cerebro como con sus habilidades físicas que surge la esperanza de poder sobrevivir al acecho de la implacable criatura caída del cielo.

Usar una tribu comanche como protagonistas de la película fue motivo de cierta polémica, pero en realidad las quejas vinieron sólo del acostumbrado grupo de pseudofans cuya frágil autoestima es incapaz de lidiar con historias donde una mujer sea capaz de llevar el peso de una historia o los protagonistas no sean blancos. Los realizadores hacen un gran trabajo al establecer a los comanches como una comunidad llena de gente trabajadora con la que es fácil simpatizar sin importar el color de su piel.

También destaco la construcción de mundo, primero al plantar la historia en un periodo histórico en que los avances de los colonizadores provocaban que las tribus nativas estuvieran en constante movimiento en busca de un hogar seguro, y asegurándose de que los protagonistas deban hacer frente a más de un peligro, pues además de la amenaza del depredador deben sobrevivir a la naturaleza misma, y confrontar la realidad de que en muchas ocasiones el mayor peligro lo representa el hombre mismo.

En cuanto al depredador mismo, una gran labor de maquillaje y prostéticos convierte a Dane DiLiegro, un ex basquetbolista profesional, en una dinámica versión de la criatura que hemos conocido a lo largo de media docena de películas, y el detalle de armarlo con versiones "primitivas" del equipo de alta tecnología que conocemos, un útil recordatorio de que la historia transcurre trescientos años en el pasado y que la humanidad no es la única especie que ha hecho avances desde entonces.

En cuanto a las actuaciones, Midthunder, una actriz de ascendencia sioux, hace un gran trabajo en el rol de Naru. Bajita de estatura y con gran expresividad facial, el rango de la joven proyecta una mezcla de inocencia y vulnerabilidad, combinadas con una determinación de acero y gran capacidad de aprendizaje y adaptación, que hacen de Naru un competente personaje protagónico con el que es fácil simpatizar y a quien vemos crecer conforme se desarrolla la historia.

La joven actriz cuenta con una inusual mezcla de carisma y presencia escénica, lo que le permite trabajar a su personaje de una forma congruente, ya sea que esté trabajando en colaboración con los jóvenes cazadores de la tribu, o que deba arreglárselas por sí misma para salir adelante. En ese sentido me parece importante señalar que su desarrollo no es apresurado y tenemos oportunidad de verla aprender de sus errores y utilizar como motivación que todos a su alrededor la menosprecien.

Durante la primera mitad de la cinta la vemos meterse en toda clase de aprietos y buscar el modo de salir de ellos, además de que Trachtenberg pone especial énfasis a su capacidad para observar e interpretar la información para hacer uso de cuanto recurso encuentra a su alrededor, o su habilidad para sacar ventaja a su agilidad y su reducida talla. El ingenio y determinación que muestra a lo largo de la historia logran vender la idea de que es capaz de sobrevivir pese a la gran amenaza que enfrenta.

También vale la pena destacar la excelente química que existe entre Midthunder y Dakota Beavers, pues desde los primeros minutos logran establecer la mezcla de afecto y competitividad que informa la dinámica entre hermanos, y ésta tiene una parte importante en el desarrollo de la trama. Todos los miembros de la tribu fueron interpretados por actores con sangre de distintos pueblos nativos, y en adición a la versión en inglés de la cinta hay también una versión doblada al comanche realizada por el mismo elenco.

Los más de dos metros de estatura de Dane DiLiegro y el excelente trabajo de prostéticos dan al Depredador una imponente presencia física sin recurrir a ángulos inusuales o trucos de cámara. También habría que mencionar que Coco, la perrita que interpreta a Sarii, no era un animal entrenado, sino que fue adoptada por la producción y entrenada en específico para la película, con tan buenos resultados que aparece en más escenas que las planeadas al principio, incluyendo secuencias de acción.

Vale la pena destacar lo bien montadas que están las secuencias de acción. Al tratarse de enfrentamientos desiguales es común usar cortes rápidos para dar la sensación de acción en vez de mostrar claramente lo que sucede, pero una buena coreografía y un gran trabajo de cámaras permiten que la acción sea clara y emocionante, lo que habla bien de la colaboración entre Trachtenberg y el cinematógrafo Jeff Cutter. Este último también saca buen provecho a los espectaculares paisajes canadienses en que se filmó la película.

La película es simple en concepto pero se beneficia de una impecable ejecución. Es un thriller de supervivencia con toques de western, ciencia ficción y horror, esto último con todo y una prototípica chica final que por momentos recuerda a Helen Ripley de aquella otra franquicia de letales extraterrestres. Es casi como una b-movie de alto presupuesto, lo que también podría haber descrito a la cinta original de 1987, y quizás por ello captura el espíritu de aquella de un modo que ninguna secuela había logrado conseguir.

Con esta película Trachtenberg y su equipo lograron la mejor versión de Predator desde la cinta original, y en lo personal la única razón por la que no me atrevo a decir que es mejor es justo por la naturaleza derivativa de la cinta, que se apoya en lo que vino antes para construir sobre ello de una forma respetuosa pero sin miedo a cambiar las cosas. El resultado es una historia tensa, entretenida y emocionante que rescata la esencia de la original y se las arregla para incluir un poco de comentario social en un contexto histórico.

Es una lástima que la competitiva mentalidad corporativa que valora más el frustrar a un rival que enfocarse en ofrecer el mejor producto posible haya evitado que pudiéramos disfrutar de esta cinta en pantalla grande. Aun así, se trata de una película que vale mucho la pena, así que si cuentan con el servicio de Star+ les recomiendo que la vean en cuanto tengan oportunidad, les aseguro que no se van a arrepentir. 

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