jueves, 26 de marzo de 2020

Más Allá de la Broma: Brian Bolland y Batman

Pocos artistas son tan identificados con un personaje como pasa con Brian Bolland y Batman, aunque puede que para muchos su trabajo sea aún más cercano al némesis del justiciero encapotado, Joker. Bolland es uno de los artistas de cómic más respetados y reconocidos alrededor del mundo, pero es curioso que su trabajo sea asociado al Caballero de la Noche porque su trabajo con el personaje es mucho menos abundante de lo que algunos parecen creer.

Nacido en el Reino Unido en 1951, Bolland fue uno de los pioneros de la llamada Invasión Británica que se dio en los cómics estadounidenses en la década de los 1980, cuando un talentoso grupo de artistas y autores británicos ayudaron a revitalizar diversas propiedades de DC Comics. El artista llegó a la editorial en 1979 gracias a la recomendación de Joe Staton, entonces dibujante de Green Lantern y a quien conoció en una convención celebrada en Londres. Staton comentó a Jack Harris, su editor, Jack Harris, que a Bolland le interesaba hacer portadas para la serie.

A Harris le gustó lo que vio de su trabajo y lo contrató casi de inmediato. Luego de dibujar varias portadas para Green Lantern, Superman y otros títulos de DC, Bolland empezó a hacer también páginas interiores para la editorial, incluyendo un capítulo de Justice League of America #200, cómic en el que tuvo oportunidad de dibujar por primera vez a Batman.

Su primer proyecto de alto perfil en DC fue la maxiserie Camelot 3000, historia de ciencia ficción que retomaba la leyenda del Rey Arturo en un entorno futurista, con el regreso del mítico monarca británico para enfrentar una invasión extraterrestre. Esa serie de doce números representa el trabajo más ambicioso de Bolland por el volumen de páginas totales, además de que fue el único intento a lo largo de su carrera de realizar el arte interior en una serie de aparición regular.

De forma paralela a la realización de esa serie y aun después de concluida, Bolland siguió trabajando de forma regular en la realización de portadas, pin-ups y ocasionalmente en páginas interiores. De estas últimas destacan sus colaboraciones en los números de aniversario Superman #400 y Batman #400. Meses después, al evaluar el éxito de Camelot 3000, la editorial consideró que Bolland se había probado como un artista comercialmente sustentable.

Por esa razón Dick Giordano, entonces un importante editor ejecutivo en DC, lo contactó para ofrecerle la oportunidad de elegir cuál sería su siguiente proyecto y quienes serían sus colaboradores. De acuerdo con comentarios que el artista ha hecho en varias entrevistas a lo largo de los años, para decidir cuál sería ese proyecto se hizo tres preguntas: quién era su escritor favorito, cuál era el héroe que más le gustaba dibujar, y con qué villano quería verlo interactuar.

Las respuestas a esas interrogantes eran Alan Moore, Batman y el Joker, y el resultado de su aprobada solicitud fue la mítica y hoy día controversial Batman: The Killing Joke.

Publicada en 1988 como una novela gráfica original, y lanzada casi a la par del tomo recopilatorio de Camelot 3000, The Killing Joke se convirtió en un éxito inmediato, aunque al paso de los años se ha convertido en el centro de polémicas y debates. También es importante señalar que pudo no haberse concretado debido a la elección de guionista que hizo Bolland.

Para entonces, luego de completar la ambiciosa y aclamada Watchmen, a Alan Moore ya no le interesaba escribir cómics de superhéroes, además de que sus diferencias con DC Comics crecían día tras día. La única razón por la que aceptó escribir la historia fue como un favor personal a Bolland, a quien conocía de la escena británica y para quien el proyecto tenía un significado especial en su carrera, algo para lo que se había preparado por mucho tiempo.

Aunque el artista veía esta obra como algo definitivo y trascendental, a la fecha Moore insiste en que es sólo “otra historia de Batman”. El desdén de Moore le dolió a Bolland, pero no tanto como ver la versión final de la obra coloreada por John Higgins, quien desechó sus instrucciones y sugerencias y la coloreó a su manera. Pasaron 20 años antes de que Bolland viera su trabajo como lo había imaginado, pues la edición del vigésimo aniversario, publicada en 2008, presentó la historia coloreada por él mismo.

En más de un aspecto, The Killing Joke marcó un antes y después en la carrera del artista, pues como consecuencia de la actitud de Moore hacia esa colaboración y de la forma en que Higgins desechó sus instrucciones acerca del color, Bolland adoptó una nueva política de trabajo.

Desde la aparición de esa obra, Brian no ha dibujado una sola página de cómic que no haya sido escrita por él mismo, ni tampoco ha permitido que nadie más entinte o coloree su trabajo. La única excepción son las portadas, pues es una clase de trabajo en el que está dispuesto a hacer concesiones y aprovechar mejor su tiempo.

Un ejemplo de una historia totalmente realizada por él lo podemos hallar en An Innocent Guy, publicada en la celebrada antología Batman: Black and White, editada por Mark Chiarello, y la cual cuenta cómo un sujeto cualquiera planea cometer el crimen perfecto: asesinar a Batman. Hace unos años Bolland declaró que esa historia representaba el trabajo más satisfactorio de toda su carrera.

Una versión a color (realizada por él mismo, claro) de esa misma historia apareció como parte del material adicional incluido en la ya mencionada edición del 20 aniversario de The Killing Joke, y al hablar de ella el autor considera que se trata de un homenaje al Batman con el que él mismo creció.

Fue el mismo Chiarello quien se encargo de volver a asociar a Bolland con el Hombre Murciélago al solicitarle que se hiciera cargo de las portadas de una nueva serie, Batman: Gotham Knights. Tras un malentendido con la fecha de inicio, el artista se convirtió en el portadista oficial de la serie a partir del número 2, y realizó más de cuarenta portadas, las primeras coloreadas por Chiarello, pero a partir del número 5 completadas en su totalidad por el propio Bolland.

Desde su última portada para Gotham Knights, correspondiente al número 47 de la serie, publicado en 2003, Bolland sólo ha vuelto a ilustrar a Batman en las ocasionales portadas que todavía realiza para DC. Su salida como artista de portadas de esa serie se debió a que el nuevo editor rechazaba con cada vez mayor frecuencia sus propuestas.

Cuando le informaron que pronto sería sustituido, y se enteró además de que Bane iba a aparecer más a menudo que los villanos clásicos de Batman, decidió renunciar de inmediato en vez de esperar a que lo reemplazaran.

A pesar de que hay muchos artistas han realizado muchas más historias y portadas de Batman que él, su nombre es frecuentemente asociado al personaje y con justa razón se le identifica como uno de los grandes artistas que han ayudado a dar forma a uno de los grandes íconos de la cultura popular a lo largo de sus más de 75 años de existencia.

Y, hablando de sus nombres, tal vez les resulte curioso saber que la ‘n’ invertida que es signo distintivo de su firma nació como una protesta. Bolland sintió que su integridad artística fue comprometida cuando Len Wein, su editor, lo forzó a realizar la portada del primer número de Camelot 3000 sobre un diseño de Ross Andru en vez de permitirle diseñarla él mismo. Pero le gustó como se veía y desde entonces la usa siempre así.

Otra curiosidad en el arte de este extraordinario dibujante, y que mucha gente ignora debido al cuidado que pone en ello, es que desde hace muchos años realiza todo su trabajo de forma digital, sin siquiera bocetos realizados en papel, y de hecho fue uno de los pioneros en esta modalidad que hoy día se ha vuelto prácticamente la norma en la industria del cómic. Lo único que extraña de trabajar con herramientas tradicionales, dice, es la existencia de un original para vender.

Una versión previa de este texto se publicó en la edición especial de revista Comikaze realizada para La Mole Comic Con en marzo de 2014, la cual apareció también en Comikaze.net.

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