No es un secreto que Neil Gaiman es desde hace muchos años uno de mis escritores favoritos, como tampoco que me encantan sus libros infantiles, mismos que lo han hecho acreedor de numerosos premios y reconocimientos alrededor del mundo.
Apuesto a que no se les ocurre uno solo, así que olvídense de prejuicios, porque The Graveyard Book (El Libro del Cementerio) es un libro fascinante tanto por su temática como por la forma en que está narrado.
Quizás la mejor descripción del libro está en la explicación que alguna vez dio el autor respecto al origen de la historia. Tras ver a su hijo paseando en bicicleta alrededor de un viejo cementerio y lo tranquilo y seguro que se veía, decidió escribir algo similar a El Libro de la Selva, pero en un cementerio. O sea que pueden visualizar a The Graveyard Book como la historia de un niño criado por los habitantes de un cementerio en lugar de por los de una jungla.
El bebé abandonó su cuna sin percatarse de lo que ocurría en su casa, y al salir a la calle comenzó a gatear colina arriba, en dirección al viejo cementerio. Ahí lo encontraron los fantasmas de sus habitantes, quienes aún no decidían que hacer con él cuando el hombre llamado Jack, el asesino de su familia, llegó a buscarlo.
Después de eso es evidente que tendrán que hacerse cargo del niño, así que lo ponen bajo el cuidado de los Owen, una pareja sin hijos que murió doscientos años atrás, y tras una breve discusión deciden llamarlo Nobody (Nadie) Owens, aunque de forma afectiva se refieren a él simplemente como Bod.
Cada capítulo subsecuente cuenta una historia completa de un periodo de la vida de Bod, pero lo hace de tal forma que también avanza la historia principal, además de introducir nuevos personajes, enriquecer el mundo del cementerio y la forma en que Bod se desarrolla en él, y poco a poco va ahondando en el misterio del asesinato de su familia.
Gaiman siempre se ha caracterizado por la facilidad con que construye mundos mágicos y oscuros pero con una fuerte raíz en la realidad, convenciendo al lector de que la diferencia entre lo mundano y lo mágico es tan gruesa como una sombra, e igual de frágil y fugaz.
Además, este libro contiene varias ilustraciones de Dave McKean, colaborador frecuente de Gaiman, que ayudan a dar a The Graveyard Book una apariencia inusual para un libro para niños, aunque no es la primera vez que el talentoso artista ilustra un libro infantil, siendo el más reciente Coraline, también de Gaiman.
La novela se publicó en 2008 y fue un éxito instantáneo tanto de crítica como de ventas, ganando además dos de los premios más importantes dentro de la literatura juvenil: la Medalla Newbery y la Medalla Carnegie. Otros premios incluyen el Hugo por Mejor Novela y el Locus por Mejor Novela para Jóvenes. El salto a otros medios es inminente. P. Craig Russell la está adaptando a cómic, y la película no viene muy lejos.
Hace un par de años Neil Jordan trabajaba en su preproducción, pero el proyecto quedó congelado hasta hace unos meses, cuando Disney adquirió los derechos y contrató a Henry Sellick (Nightmare Before Christmas, James and the Giant Peach, Coraline) para realizar de la adaptación, así que es probable que sea realizada en animación stop motion, similar a Coraline, otro libro de Gaiman adaptado por Sellick.
Como sea, les garantizo que seguirán escuchando acerca de esta historia en los próximos años. Lectura total y absolutamente recomendada para niños y adultos de todas las edades.
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