Esta debe ser la forma más curiosa en que he visto una película para reseñar: en el hospital y sin estar enfermo. Hace un par de semanas acudí al Hospital ABC de la ciudad de México a donar plaquetas para Bachan, y como se trata de un proceso de poco más de dos horas y gracias a que la tele estaba sintonizada en Movie City, pude ver el final de Inside Man y la totalidad de la película que empezó después: Winter Passing.

Al llegar a casa de su padre, Don Holden (Ed Harris), lo encuentra convertido en un ermitaño que dejó definitivamente la vida académica -daba clases en una escuela local- y no sale de casa bajo ninguna circunstancia. Con él viven Shelly (Amelia Warner), una ex-alumna a quien Don dio refugio en un momento de necesidad y quien ahora se ha convertido en su secretaria/asistente/ama de llaves; y Corbit (Will Ferrell), un extraño individuo que llegó un día y nunca más se fue. Entre Shelly y Corbit se encargan de atender y proteger a Don, lo que provoca la inmediata desconfianza o quizás envidia y celos- de Reese.

Conforme la historia progresa poco a poco se van reparando los lazos de comunicación y afecto entre Don y Reese, mientras ella empieza a aceptar la compañía de sus inusuales inquilinos/asistentes. Lamentablemente el guión nunca ahonda lo suficiente en sus personajes como para que la película resulte verdaderamente memorable, pero el resultado es bastante agradable.
Por mucho las mejores líneas de toda la película son las suyas cada vez que hace un comentario sarcástico y/o hiriente, en parte por como están escritas y en parte por la manera en que las entrega. Ed Harris hace algún tiempo que se ha convertido en uno de los actores de carácter más capaces, y su interpretación del atormentado autor capaz de crear mundos con las puntas de sus dedos pero inútil cuando de mantener unido un hogar se trata es uno de sus trabajos más sobresalientes en mucho tiempo.

Aún cuando se le dan diálogos pensados para ayudar a entender al personaje y conocer más acerca de su pasado, se sigue sintiendo plano y sin profundidad, resultando completamente irrelevante cuando no está en escena para dar pie a los diálogos de Reese. Con Will Ferrell es aún más marcado el pobre trabajo de desarrollo del personaje de parte del guionista, pues cada ocasión en que se busca que parezca fuera de lugar para crear diversas situaciones, desde comic relief hasta simple y llanamente absurdo, se sienten forzadas y mal planeadas, por lo que Ferrell nunca llega a ser ni divertido ni entrañable.
Concluyendo, Winter Passing es un drama contemporáneo elevado de la mediocridad por el excelente trabajo actoral, donde Zoey Deschannel se convierte en la mejor razón para ver esta película.
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