Hace algunos días escribí sobre la... peculiar... experiencia que vivimos mi hermano y yo al ir a ver 30 Days of Night, pero no comenté nada sobre la película misma.
30 Days of Night está basada en la miniserie de cómics del mismo título escrita por Steve Niles e ilustrada por Ben Templesmith que cuenta la historia de un grupo de vampiros que decide convertir al poblado de Barrow, Alaska, en su sitio de cacería por un mes, aprovechando que durante el invierno hay un periodo de treinta días en que el sol no aparece en esa población.
Un detalle curioso y poco conocido es que ésta fue una historia originalmente concebida para el cine. Niles le presentó la idea y un esbozo del guión a varios estudios y productores pero nadie se interesó en llevarla a la pantalla.
Años después, cuando Niles intentaba forjarse una carrera en la industria del cómic mientras hallaba un modo de pagar las cuentas, IDW Publishing lo contactó para saber si tenía alguna historia lista que sirviera para engrosar la línea de publicaciones de la naciente editorial. Niles les envió descripciones de varios proyectos descartados, olvidados o abandonados, y el que más agradó a los editores fue 30 Days of Night. Desde su publicación han aparecido varias secuelas y proyectos relacionados y Niles goza ya de cierta reputación en el poco explotado (al menos en los cómics) género de terror.
La película es una adaptación bastante fiel del cómic, cambiando pocos detalles de la historia, sobre todo los que conciernen a la participación de Vicente, el líder de los vampiros, en los hechos narrados. Josh Hartnett en el papel de Eben Oleson (Olemaun en el cómic) es el sheriff de Barrow, y cae sobre sus hombros la responsabilidad de investigar la siniestra amenaza que se cierne sobre el pueblo. Por si eso no fuese suficiente, Eben tiene que lidiar con lo que queda de su relación con su todavía esposa Stella (Melissa George), atrapada en el pueblo pese a sus esfuerzos por abandonarlo antes de la larga noche.
A pesar de que la película transcurre durante la noche, no es una película tan oscura como se podría esperar. La nieve que cubre todo ayuda a crear un contraste visual muy atractivo entre la oscuridad y la nieve, y resalta aún más cuando empieza a correr la sangre. Tal vez lo único que le faltó a la película para compararse con algunos clásicos de vampiros como Near Dark o The Lost Boys fue trabajar un poco más el desarrollo de los personajes, pues fuera de Eben, ninguno es explorado adecuadamente, e incluso queda en el aire la resolución o explicación de los problemas maritales de Eben y Stella.
Interesante sin llegar a ser cautivadora, entretenida e inventiva la mayor parte del tiempo, con un ligero bajón de ritmo alrededor de la mitad, 30 Days of Night es una muy entretenida película de vampiros, cosa que hacía algún tiempo no se veía en las pantallas de cine. Recomendada para todos los aficionados del subgénero o para quienquiera que busque dos horas de esparcimiento escapista sin muchas pretensiones.
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