miércoles, 7 de marzo de 2007

Pathfinder (Conquistadores, 2007)

Según nos cuentan en los avances y el texto introductorio de Pathfinder (Conquistadores), los vikingos llegaron a las costas de América 600 años antes que Colón, lo cual es cierto, y lo hicieron matando y destruyendo indiscriminadamente a su paso. Pero al retirarse, olvidaron a uno de los suyos. Quince años después han regresado, y el único que los puede detener es el joven a quien dejaron atrás, quien fue adoptado y criado por los nativos y ahora es un fuerte y habilidoso guerrero.

Tras ver los avances de la película, no tenía muchas expectativas de la historia, pero los visuales se veían lo bastante atractivos e interesantes como para desear ver la película. Por desgracia se trata de otro caso en que las mejores escenas de la película están en el tráiler, y el resto no es material que valga la pena.

La premisa de "dejaron atrás a uno de los suyos" me molestaba un poco. ¿Qué hacía un niño de 10 años en una avanzada invasora? ¿Por qué lo dejaron? No tenía sentido, a menos claro, que fuera una comedia titulada "Mi Pobre Vikinguito" y nadie nos hubiese avisado. (Gracias a Diego por el nombre).

Y eso es algo (tal vez lo único) que corrigen de buena forma en la película. Resulta que el niño en cuestión es hijo del caudillo de los invasores, y su padre lo llevó en una especie de rito de iniciación. Por desgracia, en esa misma escena retrospectiva empiezan los problemas. El niño porta una espada (porque todo niño de 10 años puede cargar y blandir una espada vikinga, ¿cierto?), que no sólo no es tan grande sino que es... bonita.

No soy experto en historia o en espadas, pero he leído bastante y creo que a lo largo de los años he aprendido más al respecto que la mayoría de la gente, y sé que los herreros vikingos no eran artesanos ni se caracterizaban por crear bellas piezas decorativas, especialmente en el siglo IX, así que la espada del niño no debiera ser una de doble filo con runas grabadas sobre la hoja ni el pomo de la empuñadura debía estar decorado con la forma de una cabeza de serpiente o dragón.

Me gustan mucho las espadas y normalmente no me quejaría por ver una preciosa obra de arte en lugar de una pesada y tosca tira de acero como solían ser las espadas de los guerreros nórdicos en aquellos tiempos. El problema es que, momentos después, vemos a Ghost (nombre que le dio al muchacho su familia adoptiva) aparece haciendo katas en el lago.

Perdón por usar ese término, pero no sé de qué otra forma llamarle a lo que hace. Kata quiere decir forma, y es el nombre que se da al entrenamiento de artes marciales, ya sea con armas o sin ellas, a partir de realizar poses y movimientos calculados.

No creo que una película deba ser históricamente correcta, a menos que presuma de serlo, pero tampoco debería dificultar la suspensión de las incredulidad necesaria para que la audiencia la disfrute. Como sea, el pequeño grupo que integra la resistencia aborigen, formado por Ghost, un anciano, el mudo de la aldea, y una mujer, resulta en un triste y patético intento de inclusión, y que logren ir mermando a las fuerzas invasoras con trucos poco ingeniosos tampoco ayuda.

Le comentaba a unos amigos que en cierto sentido me recordó un poco a Toy Soldiers (Soldados de Juguete), película en que un grupo de niños frustra los planes de los terroristas que invaden su colegio. La principal diferencia entre aquella película y Pathfinder es que aquella es muy divertida y entretenida, mientras que Conquistadores se siente sosa y sin sentido. Y si bien no esperaba que la historia hiciera mérito a los visuales, también ese último aspecto me decepcionó.

La fotografía es dispareja a lo largo de la película. Cuando la acción transcurre de noche la imagen es oscura pero muy nítida, y parece que el director de fotografía disfruta de jugar con la luz de la luna. Las tomas entre los árboles están bien filmadas, pero en cuanto la acción se mueve a espacios abiertos o las planicies nevadas, ni el director ni su cinematógrafo saben con que llenar el cuadro.

Mientras buscaba fotos para ilustrar este texto descubrí un dato que puede ser significativo. La película sólo se ha estrenado en algunas partes de América Latina. Aún están pendientes Estados Unidos y Europa, y el dato llama la atención en el caso particular de EEUU.

La fecha original de estreno en la Unión Americana era a mediados de noviembre, pero más adelante se cambió para finales de enero, y ahora está anunciada para el 20 de abril. ¿Por qué tantos retrasos? No lo sé, pero no parece una buena señal. Lo peor es que ahora que vi lo que Marcus Nispiel hizo con esta película, tengo todavía menos ganas de ver en qué acabó su remake de The Texas Chainsaw Massacre.

En conclusión, Pathfinder es, a lo más, una película dominguera. O, en el caso de México, tal vez debiera decir miercolesera. Y es una lástima, porque de verdad esperaba disfrutarla. Es una pena que Karl Urban no encuentre un protagónico que explote su carisma y potencial como estrella de acción/aventura. Y para que no digan que los dejo con una queja, aquí hay una imagen (dando click en ella pueden verla más grande) de uno de los pósteres, que resultaron ser lo mejor de la película.

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