jueves, 8 de febrero de 2007

The Police está de vuelta

Hace un par de años dediqué algunos posts a hablar de la música y su papel en ciertos momentos de mi vida, y allí mencioné el origen de algunas de mis preferencias musicales, aunque es necesario decir que nunca completé lo que quería con esos textos. Por ejemplo, nunca hablé de lo que escucho en la actualidad o de cuales han sido mis grupos o artistas favoritos en diferentes etapas de mi vida. Por tanto, nunca hablé de los primeros grupos que descubrí fuera de casa o del impacto que algunos de estos tuvieron en mi forma de apreciar la música. Y ahí es donde entra The Police.

No estoy del todo seguro de cómo o dónde fue que escuché por primera vez la música del trío británico integrado por Gordon Summer (alias Sting), Stewart Copeland y Andy Summers. Tal vez fue por el menor de mis tíos (creo recordar que él o alguno de sus hermanos tenían un par de sencillos, de los de 12 pulgadas), o quizás fue alguna canción en la radio. La verdad no lo recuerdo. Lo que sí tengo claro es la forma en que me impresionó la energía que impregnaba su música.

Surgidos de una escena musical donde predominaba el punk, The Police ofrecía una mezcla de ritmos e influencias que iban desde el jazz hasta los ritmos afroantillanos y pasando por casi cualquier punto intermedio, con tintes de punk, soul, rock progresivo y rythm & blues. Es muy probable que cuando descubrí a este extraordinario grupo ya se hubieran desbandado, pues su último album de estudio es el Synchronicity, de 1983.

A mi parecer, lo único que los mantenía juntos era el hecho de estar siempre ocupados y en movimiento. Miles Copeland, el manager de la banda y hermano del baterista, tenía una idea bastante clara de hasta donde quería llevar al grupo y de lo que tenía que hacer para conseguirlo. Inusuales estrategias mercadotécnicas y una constante presencia del grupo en los escenarios y en la mente del público eran parte esencial de su plan, así que el grupo llegó a tocar dos y hasta tres veces la misma noche y no interrumpían las giras ni siquiera para entrar al estudio de grabación. Durante casi cuatro años llevaron un ritmo de vida vertiginoso que no les dejaba tiempo ni para pelear.

Después de la gira de promoción de su último disco, el grupo decidió tomarse unas vacaciones y ése fue el fin. Las diferencias entre ellos, tanto creativas como de personalidad, eran demasiado grandes para seguirlas ignorando. La grabación del nuevo disco fue abortada y en su lugar se editó una recopilación de éxitos.

Por separado Sting tuvo un brillante y prometedor inicio de carrera con discos extraordinarios como The Dream of the Blue TurtlesNothing Like the Sun y The Soul Cages, pero poco a poco su carrera se fue moviendo en dirección a lo que se conoce como "adulto contemporáneo". Stewart Copeland se dedicó a realizar música para películas y series de TV con relativo éxito, mientras que Andy Summers ha trabajado en música más personal sin grupo de acompañamiento.

Se reunieron en 1992 para dar un palomazo en la recepción de la boda de Sting y en el 2003 durante su inducción al Salón de la Fama del Rock & Roll. Ahora se anuncia que el grupo se presentará el próximo domingo en la entrega de los premios Grammy y hay fuertes rumores de que iniciarían una gira de reunión más adelante en el año. La idea me tiene con sentimientos encontrados. Si bien me encantaría verlos tocar en vivo, no sé si realmente pueda ser una experiencia similar a la que representaban hace 25 años.

Después de todo, no es lo mismo Los Tres Mosqueteros...

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