Por fin llegó a México 9 Songs (9 Orgasmos), penúltima cinta de Michael Winterbottom, a año y medio de su estreno en el resto del mundo. Cabe mencionar que la película se exhibió el año pasado como parte del ciclo El Rock en el Cine, organizado por la Cineteca Nacional y Reactor 105, y desde hace unas semanas ya es posible también conseguir el DVD.
Dudé en escribir aquí sobre ella porque ya lo había hecho para el Blog de música de Monoaural, pero me quedaron cosas por decir y de todos modos no es inusual que publique más de un comentario acerca de una película. (Actualización: El blog de Monoaural ya no existe, pero por acá rescaté el texto publicado allá originalmente).
No he visto tantas películas de Michael Winterbottom como me gustaría (por ejemplo, muero de ganas por ver 24 Hour Party People) pero basándome en lo que vi en Wonderland y Jude, las dos que he visto, me quedan claras algunas cosas sobre su trabajo.
Lo primero que salta a la vista es su habilidad para capturar personajes reales con los que el espectador se puede relacionar desde el primer momento. Es raro ver en sus películas a alguna estrella de Hollywood como las que acaparan portadas, sino a gente de aspecto normal, que podrían ser nuestros vecinos o la gente que viaja a nuestro lado en el metro o el camión.
Lo segundo es su compromiso por retratar de la forma más fiel posible los pequeños detalles que distinguen a la sociedad contemporánea, y esos dos elementos son parte esencial de 9 Songs. La película ha recibido gran atención mediática por su alto contenido sexual, que llevó a la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) a etiquetarla como D, clasificación reservada en nuestro país para el cine porno.
Es innegable que las escenas de sexo son explícitas, pero creo que se les está juzgando fuera del contexto en que se presentan. Además, la traducción del título elegida por su distribuidora en México (9 Orgasmos) tampoco ayuda a evitar que la gente se forme prejuicios. Y, para fines prácticos, 9 Songs es una historia de amor. O, desde un punto de vista más cínico, de desamor.
En vez de construir la relación de sus protagonistas con escenas de conversaciones y momentos compartidos, Winterbottom muestra su desarrollo de una forma inusual. Lo primero que entendemos desde el inicio de la película es que la relación entre Matt y Lisa ya terminó y lo que vemos son los recuerdos de Matt de una relación que duró casi un año.
Matt es un científico británico que trabaja en la Antártida y Lisa una joven estadounidense de visita en el Reino Unido por razones no explicadas. La voz fuera de cuadro de Matt explica momentos relevantes de la relación, y es justo ahí donde Winterbottom corre un riesgo narrativo y cobran importancia las nueve canciones a que hace referencia el título.
Laas letras de las 8 canciones (Michael Nyman aporta una melodía instrumental, sin letra) guían la historia, y los encuentros sexuales que siguen a cada concierto a que asiste la pareja son casi una respuesta a las mismas. El progresivo deterioro de la relación se refleja en el creciente pesimismo de las letras y en los esfuerzos de Matt y Lisa por mantener encendida la chispa de su atracción sexual mediante la experimentación.
Leí una crítica que decía que el sexo era demasiado explícito y que a los conciertos les faltaba una vista más clara del escenario y close-ups de las bandas. Y claro, el sexo está filmado de forma casi casual, sin las coreografías y múltiples cámaras del porno, y los conciertos se muestran de modo similar a como se experimentan en la vida real, a cierta distancia del escenario y con la vista parcialmente obstruida por el resto del público.
Es refrescante encontrar a un director consciente de que el cine puede y debe ir más allá de los visuales para contar una historia. Como toda obra creativa, el cine funciona mediante la interacción entre autor y audiencia, pero años de historias obvias y predigeridas al estilo Hollywood han desgastado nuestra habilidad para interpretar o analizar lo que vemos.
Y no deberíamos culpar a un director por la apatía del público o su renuencia a pensar e interpretar la información que recibe. Me parece sobresaliente el experimento narrativo que Winterbottom realiza con 9 Songs, aunque admito que la película tiene deficiencias y problemas que nada tienen que ver coon los prejuicios de buena parte de la audiencia.
En cuanto al contenido sexual, sí, es fuerte y se presenta de forma tan natural que raya en lo crudo, pero me parece absurdo vivir en una sociedad que acepta sin reparos y aplaude una televisión llena de dobles sentidos de pésimo gusto, pero se ofenda por la representación física del afecto entre dos personas, y eso sin mencionar el amarillismo y sensacionalismo de nuestras "noticias".
9 Songs no es una película que vaya a resultar del gusto de cualquier persona. De hecho, en el cine al que asistí, unas quince personas abandonaron la sala a mitad de la proyección. Pero si están dispuestos a tratar de entender la intención del director con este modo de contar su historia, puede que salgan de la sala gratamente sorprendidos.
Lo que sí puedo comentar en contra de la cinta (o de la proyección) es que el audio no es tan limpio como uno desearía, lo cual afecta un poco la experiencia audiovisual que la película debió ser, sobre todo por lo que comento de las letras de las canciones que, por cierto, tampoco están subtituladas, lo que también limita la experiencia para quien no domine el inglés.
Otro detalle que llamó mi atención fue el eslogan promocional elegido para promover la película en México. En el póster puede leerse, debajo del título y casi a modo de advertencia, "una historia de amor EXPLÍCITA" (así, con mayúsculas). En lo personal me hubiera gustado más una traducción del eslogan usado en Francia: "69 minutos de sexo y rock & roll".
Por último, por si les causa curiosidad, aquí les dejo la lista de las 9 canciones a que se refiere el título:
- "Whatever Happened to My Rock and Roll", de Black Rebel Motorcycle Club
- "C'mon, C'mon", de The Von Bondies
- "Fallen Angel", de Elbow
- "Movin' on Up", de Primal Scream
- "You Were the Last High", de The Dandy Warhols
- "Slow Life", de Super Furry Animals
- "Jacqueline", de Franz Ferdinand
- "Debbie", de Michael Nyman
- "Love Burns", de Black Rebel Motorcycle Club
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