La imagen que vemos es un Volkswagen sedán (conocido también como tipo 1, o más popularmente como "bug" -bocho-, "beetle" o "escarabajo") hecho con insectos. La ilustración es obra de Don Stewart y ha sido la causa -junto con otra imagen- de que el artista recibiera una carta de "cease and desist" de parte del gigante automotriz. ¿La razón? Los abogados de la compañía consideran que la imagen viola la propiedad intelectual de la misma dado que la forma del auto es usada sin permiso alguno.
Stewart se ha visto obligado, como él mismo explica en su sitio, a remover ambas imágenes y a suspender la venta de un libro que contiene ambas ilustraciones hasta poder llegar a un acuerdo con la automotriz alemana. Lo que uno no se explica es cual es la razón por la que VW ha decidido ir contra Stewart cuando la imagen de sus vehículos es usada todo el tiempo para trabajos artísticos o decorativos, como se puede apreciar en esta galería brasileña dedicada a sus autos. No puede ser tampoco porque esté vendiendo un libro que las contiene -junto a decenas de ilustraciones que no tienen nada que ver con VW-, porque en Art.com y otros sitios es posible hallar posters que incluyen estos autos.
El Incredible Art Department, un sitio de Educación Artística con sede en Ohio y dirigido por Judy Decker ofrece una completa serie de textos explicando el sustento legal del "uso justo" de imágenes conocidas para trabajos artísticos o con fines de parodia. También reproduce las dos ilustraciones de Stewart junto con una carta enviada al CEO de Volkswagen de América, donde se originó la "advertencia" a Stewart. Además cita algo que podría servir como un precedente favorable a Stewart: el caso de Mattel vs. Tom Forsythe, quien fue demandado por el fabricante de juguetes por su proyecto de fotografía Food Chain Barbie. Después de casi cinco años de litigio, la corte determinó que el caso de Mattel carecía de fundamentos y ordenó un pago de más de dos millones de dólares para cubrir los gastos legales. El recuento de Forsythe de su caso puede ser leído aquí.
Lo preocupante es la aparente facilidad con que las corporaciones pueden abusar los sistemas legales a su antojo. ¿Que hubiera sido de Andy Warhol y el movimiento de Arte Pop en general si hubiesen hallado esta clase de trabas?
Y lo que realmente resulta molesto es que la compañía quejosa, es decir, Volkswagen, tenga un pasado donde queda claro que no tienen ningún respeto por el trabajo de otros.
Nikolai Borg, un diseñador austríaco de 86 años, ha buscado por más de cincuenta años que la compañía automotriz le reconozca como el creador del logotipo de la compañía. Borg alega haber sido contactado en 1939 por autoridades nazis para diseñar el logo de la nueva compañía, pero nunca haber recibido el crédito por su trabajo. Borg es propietario de una agencia publicitaria y afirma que no busca ninguna compensación económica, pero que le gustaría vivir para ver el día en que su trabajo sea reconocido públicamente.
Y es importante recordar que el famoso bocho debe mucho de su distintivo diseño a los autos fabricados por Tatra, una compañía checa. Basta con darle un vistazo al T97 para notar el parecido.
Bajo la dirección del diseñador austríaco Hans Ledwinka y su hijo Erich, Tatra empezó en 1934 la producción de autos aerodinámicos con el motor enfriado por aire en la parte trasera. Ledwinka había discutido muchas de sus ideas con Ferdinand Porsche, muchas de las cuales fueron evidentemente aplicadas en el KdF-Wagen, como era conocido entonces el hoy VW. Tatra inició acciones legales al respecto, pero el juicio quedó pendiente cuando Alemania invadió Checoslovaquia. El caso quedó resuelto hasta 1961, cuando una corte ordenó a la Volkswagen a pagar 3 millones de marcos como indemnización.
Ojalá que se imponga la razón y pronto Stewart pueda reanudar las ventas de su libro.
La cultura se muere, y nadie hace nada por evitarlo. Las grandes compañías dominan el mundo y, si ellas lo deciden así, nosotros debemos obedecer sus designios. Suerte tenemos de que no nos anulen la imaginación por intento de plagio... Un día de estos nos ponen un canon en nuestros sueños por imaginar un objeto con Copyright.
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