Francisco Ibáñez, autor español de cómics, famoso como creador de Mortadelo y Filemón, entre otros personajes, falleció este sábado a los 87 años de edad. La noticia fue dada a conocer por un vocero de Penguin-Random House, editorial a cargo de su obra desde hace unos años.
Francisco Ibáñez Talavera nació en Barcelona, España, el 15 de marzo de 1936. Su padre era un contador valenciano y su familia, compuesta por sus padres y tres hermanos, era de clase media baja y pasó algunos apuros tras el estallido de la guerra civil, unos meses después de su nacimiento. Desde muy pequeño se sintió atraído por el dibujo y el humor, y sus principales hobbies eran los cómics y el cine de humor estadounidense.
La primera vez que se publicó uno de sus dibujos fue en octubre de 1947, en las páginas de la revista Chicos, semanario infantil muy popular de la época de oro del tebeo español. Alentado por su padre, al finalizar su educación primaria empezó a estudiar Contabilidad, Banca y Peritaje Mercantil con intención de conseguir empleo en un banco, una de las profesiones más perseguidas por los españoles de la época.
En 1950 ingresó como botones al Banco Español de Crédito. No había dejado de dibujar, y de forma paralela a ese trabajo, en 1952 empezó a colaborar en revistas como Nicolás, Chicolino, La hora del recreo y Liliput. Poco después empezó a hacer portadas y seriales para las dos revistas de himor de Editorial Marco: La Risa e Hipo y Monito y Fifí. De ahí destaca Haciendo el indio, que era replicada en el suplemento semanal de La Prensa de Barcelona.
En 1957 era ayudante de cartera y riesgos en el banco, pero para entonces ya ganaba más haciendo historietas, así que decidió dedicarse a éstas de tiempo completo. Además de su trabajo para las publicaciones de Editorial Marco, se sumó al establo de artistas de Paseo infantil, donde creó la serie Pepe Roña, además de que por un tiempo continuó en Loony como relevo de Alfons Figueras, el creador de la serie.
Ese mismo año, Editorial Bruguera, quizá la más importante de aquel entonces en España, al menos en lo que se refiere a cómics, enfrentó el éxodo de muchos de sus autores más populares, y estaba necesitada de nuevos talentos. Ibáñez, parte de la llamada Generación del 97, comenzó con chistes temáticos para publicaciones como Pulgarcito, El DDT y Selecciones de Humor de El DDT, con lo que en unos meses se ganó la confianza de los editores.
A finales del mismo año firmó en exclusiva con Brugera, y el 20 de enero de 1958 el mundo descubrió, en las páginas de Pulgarcito, la que habría de ser la más famosa de sus creaciones: Mortadelo y Filemón. En los siguientes años el artista creó varias otras series para las distintas revistas de la editorial, y de aquella etapa destacan La familia Trapisonda (1958), 13, Rue del Percebe (1961), El botones Sacarino (1963), Rompetechos (1964) y Pepe Gotera y Otilio (1966).
En 1969 se publicó El sulfato atómico, primera historia de Mortadelo y Filemón en formato largo, y la cual era una parodia de espías. Su éxito incrementó la popularidad de los personajes, y pronto Bruguera creó nuevos títulos, incluyendo Mortadelo, Super Mortadelo, Mortadelo Gigante y Mortadelo Especial, no siempre respetando los derechos de Ibáñez, que nada podía hacer ante la mercantilización de su creación.
Con la progresiva industrialización que se volvió práctica común no sólo en Bruguera, sino en sus competidores en la industria del tebeo español, el autor se vio en la necesidad de hacer a un lado a otros de sus personajes para enfocarse en Mortadelo y Filemón, además de que tuvo que recurrir a trabajar con otros artistas a fin de poder cumplir con las exigencias de la editorial por más material de los personajes.
En 1985, harto de los abusos y exigencias de la editorial, Ibáñez se fue de Bruguera, aunque la editorial aún poseía los derechos de todos sus personajes, que entonces comenzaron a aparecer en historias realizadas por otros autores, a menudo sin crédito y agrupados en lo que llamaban el Bruguera Equip. Ibáñez comenzó a trabajar para Grijalbo, donde tuvo que crear nuevos personajes, en general con un éxito aceptable.
Las cosas cambiaron en 1987 luego de la promulgación de la Ley 22/1987 que, en el tema de la Propiedad intelectual, confirmaba que la legítima propiedad de las obras pertenecía a sus autores. Recuperados sus personajes, Ibáñez firmó un trato con Ediciones B y se enfocó una vez más en Mortadelo y Filemón, donde por fin podía tocar temas de actualidad, y empezó a producir un promedio de seis nuevos álbumes por año.
En 1994 colaboró con Ediciones B y BRB Internacional en la creación de la serie animada de Mortadelo y Filemón, y en años posteriores tuvo distintos grados de participación en los varios intentos de realizar una película live action de los personajes. A pesar de la gran popularidad de sus creaciones (su obra ha vendido más de cien millones de ejemplares alrededor del mundo), siempre defendió el valor del cómic como arte.
En los últimos años había desaparecido un poco del ojo público, aunque se le mencionaba cada año en un intento de lograr que se le otorgara el premio Princesa de Asturias, ya fuera en la categoría de escritor o en la de artista, lo que lamentablemente nunca se logró. Según informó su editorial, Francisco Ibáñez falleció la mañana del 15 de julio de 2023 en su ciudad natal, Barcelona, a los 87 años de edad.
Descanse en paz.
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