jueves, 9 de febrero de 2023

15 años de Cloverfield (Monstruo, 2008)

Hace unos días se cumplieron quince años del estreno de Cloverfield (Monstruo, 2008), cinta de horror y ciencia ficción con la que Matt Reeves debutó como director de cine tras años de trabajar en televisión, donde junto a J.J. Abrams creó la serie Felicity, para la que además dirigió un puñado de episodios. Luego de leer una entrevista con él sobre el proceso de filmación, me dio curiosidad revisitar la película, misma que no había vuelto a ver desde su estreno en cines.

Me parece prudente mencionar que desde entonces Reeves se ha convertido en un respetado realizador, y aunque ha dirigido sólo cuatro películas en este lapso, todas tuvieron buena aceptación de público y crítica: Let Me In (Déjame Entrar, 2010), Dawn of the Planet of the Apes (El Planeta de los Simios: Confrontación, 2014), War for the Planet of the Apes (El Planeta de los Simios: La Guerra, 2017) y The Batman (2022). Actualmente trabaja en la secuela de esta última.

Volviendo a Cloverfield, recuerdo que en su momento era una rareza, pues todo alrededor de su filmación se mantuvo en secreto, algo que se antoja imposible de replicar hoy día. De hecho, cuando debutó el primer avance para la película, en el verano de 2007, nadie sabía de qué se trataba, pues incluso aquel primer tráiler era vago acerca de su historia. Sólo sabíamos que algo o alguien estaba atacando Nueva York, y que Abrams era el productor de la película.

En las semanas y meses siguientes el tráiler fue seguido por una efectiva campaña viral que invitaba a los espectadores a buscar pistas en internet, lo que ayudó a crear hype alrededor de la cinta de cara a su estreno en enero de 2008. Claro que en México las distribuidoras suelen ser el mayor enemigo de esa clase de campañas, y la elección de Monstruo como título en español no dejaba dudas sobre la respuesta a la que era la mayor incógnita sobre la trama de la película.

La intención de Abrams y Reeves con el título en inglés (Cloverfield significa campo de tréboles) era mantener el misterio por cuanto tiempo fuera posible, y su origen resulta curioso. Tomado del nombre de la salida de la autopista que Abrams usaba para llegar a su oficina, al principio se usó para desviar la atención de los medios durante la filmación, pero al paso de los meses decidieron que sería el nombre con que el gobierno se refería al incidente narrado en la película.

El guion fue escrito por Drew Goddard, otro amigo y colaborador de Abrams en televisión que desde entonces también se ha forjado una carrera como guionista, director y productor tanto de cine como de televisión. Comprada por Paramount y con un presupuesto de 25 millones de dólares, la cinta se filmó en menos de tres meses y contó con las actuaciones de Lizzy Caplan, Jessica Lucas, T.J. Miller, Michael Stahl-David, Mike Vogel y Odette Yustman (hoy Odette Annable).

Realizada bajo el para entonces ya desgastado formato de found footage (metraje hallado), que se puso de moda casi diez años antes gracias al éxito de The Blair Witch Project (El Proyecto de la Bruja de Blair, 1999), la cinta sigue durante una noche a un grupo de seis jóvenes amigos que intentan huir de la isla de Manhattan luego de que esa parte de la ciudad de Nueva York sufre el ataque de una extraña criatura aparentemente salida de la nada.

Lily (Lucas) y su novio Jason (Vogel) organizan una fiesta de despedida para Rob (Stahl-David), hermano de Jason, quien se muda a Japón para ocupar un puesto en una transnacional. Lily sugiere hacer un video con mensajes de despedida de sus amigos, y Jason encarga a Hud (Miller), el mejor amigo de Rob, que lo grabe. A lo largo de la fiesta Rob parece distraído y pronto descubrimos que tiene pendientes con Beth (Yustman), su amor platónico desde hace años.

Hace mucho que están enamorados uno del otro, pero nunca han sido pareja. Unas semanas atrás durmieron juntos y pasaron el día juntos, pero Rob no quiso hacerlo algo más serio pues estaba por irse al otro lado del mundo, pero ahora se siente mal por ello. Durante la fiesta discute con Beth, quien molesta se va a su casa. Un rato más tarde el edificio se sacude como por un terremoto, y después hay un apagón. Todos discutiendo si podría tratarse de otro atentado contra la ciudad.

Una explosión a la distancia arroja escombros por los cielos, y todos huyen por las escaleras. Afuera todo es caos. Un objeto choca contra un edificio antes de rodar por la calle: la cabeza de la estatua de la libertad. Antes de que la gente pueda reponerse de la sorpresa, un edificio se desploma a unas cuadras, y quienes pueden se refugian en una tienda mientras una nube de polvo oscurece la calle. Hud sigue filmando porque quiere dejar registro de lo que sea que esté sucediendo.

Se rumora que un monstruo gigante está destruyendo la ciudad, y hay heridos por todos lados. Rob logra comunicarse con Beth, quien le informa que está herida y atrapada en su edificio, así que en vez de tratar de escapar de la ciudad, como está haciendo la mayoría, Rob decide ir a buscarla. Sus amigos, incluyendo a Marlena (Caplan), el crush de Hud, deciden acompañarlo, pero deben evadir al monstruo, a las fuerzas armadas que lo enfrentan, y a los parásitos que va dejando a su paso.

La experiencia de la cámara en movimiento puede ser incómoda para algunos, pero en lo personal nunca he sufrido de cinetosis, y debo decir que Cloverfield hace un efectivo uso de la filmación a mano y por tanto es una de las pocas películas de found footage que han envejecido bien, quizá a la par de Blair Witch y la primera entrega de Paranormal Activity. Habrá quien se queje de que la batería de una cámara no dura tanto o tonterías por el estilo, pero la película funciona.

Además de lograr algunos momentos en verdad aterradores, Reeves hace un buen trabajo al capturar la ansiedad y paranoia que los neoyorquinos mostraban en los años posteriores al 9/11. No recuerdo haber sido consciente en aquel entonces de todas las alusiones y referencias a aquel suceso (edificios colapsados, humaredas entre los rascacielos y pánico generalizado en las calles), así que imagino que con el tiempo he asimilado de mejor manera las implicaciones que tuvo.

La estructura elegida por Goddard para contar la historia resulta muy efectiva, y Reeves hace bien en centrar sus esfuerzos en el microcosmos de los personajes en vez de tratar de seguir todo el tiempo al monstruo. Creo que muchas de las mejores películas de monstruos logran retratar el impacto de tan increíbles criaturas en la vida de la gente común, así que el tortuoso y frustrado romance entre Rob y Beth es una buena forma de añadir peso emocional a a cinta.

Mi queja de aquel entonces se sostiene. Creo que el monstruo es una presencia más aterradora como algo que sólo se ve a medias y a cierta distancia, que cuando lo vemos de cerca y con mayor claridad. La idea de ser acechados por una gigantesca criatura que se mantiene como una amenaza latente en un espacio cercano pero no inmediato me parece más tensa que verlo moverse sobre los protagonistas, pero en realidad se trata de una queja menor.

La criatura fue diseñada por Neville Page, un experimentado artista conceptual y diseñador cuyo trabajo como creador de monstruos ha aparecido en películas como The Chronicles of Narnia: The Lion, the Witch and the Wardrobe (2005), Star Trek (2009, 2013 y 2016), Avatar (2009), Piranha 3D (2010) y Super 8 (2011), además de las series de televisión Falling Skies, Star Trek: Discovery y Star Trek: Picard, y parece tomar inspiración de muchos monstruos del cine.

Con lo efectivo que resulta el mostrar una historia de monstruos gigantes desde la perspectiva de la gente "de a pie", muchos creen que es extraño que nadie lo haya hecho antes, pero no comparto esa opinión, porque puedo imaginar lo complicado que es agregar efectos visuales a una filmación de cámara casera, con tomas en movimiento sin la asistencia de un estabilizador, y con el caos que provoca en la imagen la función de autofocus de una cámara doméstica.

Por fortuna todo salió bien, y mucha de la acción del tipo que hemos visto muchas veces en decenas de películas de monstruos o desastres se siente como algo novedoso al aparecer al borde de nuestra percepción, antes de que la persona que sostiene la cámara dé la vuelta para correr y alejarse del peligro. Creo que en ocasiones subestimamos la importancia de hallar nuevas formas de contar algo en vez de tratar siempre de inventar cosas nuevas.

La película tuvo buena recepción de crítica y público, con casi 200 millones de dólares en taquilla alrededor del mundo. Hay un par de secuelas, que en realidad eran historias aparte, pero fueron ambientadas en el mismo mundo luego de ser adquiridas por la productora de Abrams: 10 Cloverfield Lane (2016) es una cinta de horror psicológico dirigida por Dan Trachtenberg, y The Cloverfield Paradox (2018), es una historia de ciencia ficción y horror dirigida por Julius Onah.

El año pasado se confirmó que Babak Anvari, realizador británico de origen iraní, conocido por su trabajo en Under the Shadow (2016) y Wounds (2019), va a dirigir una cuarta película, la cual sí será una secuela directa a la original, aunque tanto Abrams como Reeves, que serán los productores, han dicho que no habrá noticias sobre su desarrollo o fecha de lanzamiento, pues quieren mantener el tono sorpresa de los lanzamientos anteriores.

En general disfruté bastante la película y agradezco que no hayan tratado de extender la historia. La cinta dura menos de hora y media, y eso también funciona para bien. Al final se escuchan voces en la radio, y se entiende un "help us" (ayúdennos), y algo más. Los mismos sitios donde se desarrolló la campaña viral revelaron que, al reproducir el audio en reversa, otra voz (la del propio Reeves), dice "it's alive" (está vivo), que es un final clásico para una película de monstruos.

Si nunca han visto Cloverfield o hace mucho no lo hacen, les recomiendo echarle un vistazo, podrían llevarse una positiva sorpresa. En México la película está disponible en el catálogo de Paramount+, y por extensión también en Claro Video. Hace quince años, cuando se estrenó, escribí... una opinión. No me atrevo a llamar reseña a lo que hacía entonces, pero quizás alguien sienta curiosidad por saber lo que pensé en su momento.

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