jueves, 22 de noviembre de 2018

Reseña: Ghost World

Ghost World es una película de 2001 dirigida por Terry Zwigoff y protagonizada por Scarlett Johanson, Thora Birch y Steve Buscemi, y es una adaptación de un cómic de Daniel Clowes serializado en su antología Eightball y publicado después en un tomo a manera de novela gráfica. Zwigoff ganó cierta notoriedad a mediados de los años 90 gracias a Crumb, un documental sobre la vida y obra del legendario autor de cómix Robert Crumb, bien recibido por la crítica y autores independientes de cómic. Parece que se sintió cómodo en el medio, pues su segundo proyecto fue esta adaptación de cómic, para la que coescribió el guión con el autor del mismo, Daniel Clowes.

Ghost World es una comedia oscura que sigue a Enid (Birch) y Rebecca (Johansson), un par de adolescentes recién graduadas de la preparatoria que se preguntan qué sigue en sus vidas. Ambas son socialmente retraídas, aunque Rebecca tiene mayor facilidad para socializar con los chicos. Sería difícil decir que las chicas son agradables, pues son demasiado sarcásticas, y ácidas en sus comentarios hacia otros, y pasan la mayor parte del tiempo criticando a la gente a su alrededor y a la sociedad en general.

Las chicas conocen a Seymour (Buscemi), un soltero socialmente inepto, al jugarle una broma pesada y empiezan a pasar parte de su tiempo libre haciéndole compañía. Rebecca consigue trabajo en una cafetería y busca departamento, pues uno de sus planes al terminar la escuela era mudarse a vivir juntas.

Enid asiste a una clase de arte con la que debe cumplir para graduarse, y pasa la mayor parte de su tiempo libre con Seymour, a quien siempre está buscando parejas para salir, mientras poco a poco se distancia de Rebecca conforme ambas se dan cuenta de que existe una creciente diferencia en sus intereses.

La película ofrece una cruda visión de la alienación adolescente, reflejando la angustia de no hallar su lugar en el mundo, y preocupadas por no ser la clase correcta de adultos en un mundo en que las apariencias y el status social y económico son más importantes que los individuos. Tal vez el mayor mérito de Zwigoff y Clowes radica en crear personajes humanos realistas y creíbles, sin tratar de hacerlos agradables o simpáticos.

La ácida crítica que ofrece de la sociedad norteamericana resulta igual de efectiva al trasladarla a casi cualquier otra sociedad en el mundo occidental, lo que da a la película un atractivo universal.

Ghost World no gozó de gran éxito comercial, pero con el tiempo se convirtió en una película de culto, exhibida en festivales por todo el mundo, y probando que había un mercado para adaptar cómic cuyos protagonistas no son coloridos héroes ni cuentan historias  épicas sobre la eterna lucha entre el bien y el mal.

Zwigoff y Clowes volvieron a colaborar hace unos años para adaptar Art School Confidential, otra historia sacada de las páginas de Eightball, que ya será tema para otra ocasión.

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