Hay ocasiones en que una obra de ficción adquiere importancia, ya sea de manera local o global, cuando de algún modo consigue penetrar en la cultura popular y se convierte en un elemento más de la misma, ya sea porque sus personajes presentan un reflejo de situaciones reales o porque llegan a convertirse en símbolos de algún motivo aspiracional.
Cuando eso sucede, el legado de esos personajes va más allá del libro o película que los mostró originalmente al mundo, y no es inusual que de algún modo encuentre la forma de tener una representación física en la comunidad.
Tal es el caso de la famosa estatua de Rocky que se encuentra en Filadelfia. Esa estatua fue erigida originalmente para aparecer en Rocky III en la cima de los escalones que dan acceso al Museo de Arte de Filadelfia, pero el impacto que provocó entre los habitantes de la ciudad, que aprovecharon los horarios establecidos para ello para tomarse fotos y celebrar su existencia, llevó a las autoridades a buscarle un sitio permanente.
Actualmente la estatua se encuentra en un parque a unos cuantos metros de las famosas escaleras, y se ha convertido en una parada casi obligatoria para los visitantes de la ciudad.
También hay casos en que estos iconos se asocian con una locación en particular por coincidencia, como fue el caso de Superman y Metropolis, Illinois. Metropolis es un pueblo de apenas 6000 habitantes, que tiene el mismo nombre que la ciudad ficticia del personaje. En enero de 1972 DC Comics anunció que Metrópolis sería conocida como "El Hogar de Superman", y unos meses más tarde la Legislatura Estatal de Illinois aprobó la resolución que permitía al pequeño pueblo utilizar dicha denominación de manera oficial.
El ayuntamiento erigió una estatua del héroe en frente de la Corte local, y poco tiempo después los fans del personaje crearon un museo dedicado al Hombre de Acero. Cada año, en junio, el pueblo celebra haberse convertido en el Hogar de Superman con diversas fiestas y eventos que también se han convertido en un importante atractivo turístico para una población que solía ser ignorada.
Y pronto habrá otro héroe ficticio con una representación en bronce ubicado en la ciudad con la que se identifica, en este caso, Detroit: Robocop.
El pasado 7 de febrero, un ciudadano anónimo de Detroit, Michigan, sugirió vía Twitter al alcalde de la ciudad que erigiese una estatua del popular policía ficticio. El alcalde respondió amablemente, señalando que de momento no había planes para la creación de tal estatua. Pero ninguno de los dos imaginó lo que pasaría a continuación. La historia se propagó rápidamente por Twitter y Facebook, y pronto se creó una organización civil que buscaría asegurar los fondos para la creación de la estatua.
Se creo un grupo en Facebook, se abrió Detroit needs Robocop, un sitio web que sirve como cuartel general del proyecto, y se inició una solicitud de fondos para realizarlo a través de Kickstarter, un portal web que gestiona campañas similares. La meta, conseguir cincuenta mil dólares en un máximo de cuarenta y cinco días. El pasado fin de semana se juntaron más de quince mil dólares, y el día de ayer, a menos de una semana de iniciar la recaudación, se alcanzó la meta. El sitio con la petición de fondos aún está abierto y recibiendo donaciones, pero no hay detalles específicos sobre lo que se hará con el excedente.
Lo que es un hecho es que ahora solo será cuestión de tiempo para que Detroit cuente con un curioso atractivo turístico en sus calles, pues incluso ya existe una ubicación tentativa para la estatua. Supongo que el éxito de esta iniciativa podría llevar a que otras ciudades sigan el ejemplo y busquen inmortalizar a alguna otra celebridad ficticia. ¿A ustedes se les ocurren candidatos?
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