martes, 7 de septiembre de 2010

Un Prophète (El Profeta)

No puedo dejar de insistir acerca de lo mucho que mejoraría la calidad de la oferta cinematográfica en la cartelera de nuestro país si las distribuidoras le abrieran espacios a más películas producidas fuera de Hollywood.

Muchas de las mejores películas que he visto en los últimos meses han sido francesas, quizás porque ese es uno de los pocos países cuya producción fílmica alcanza a mendigar algunas pantallas en nuestro país gracias a la buena relación que llevan en la embajada de Francia con una de las cadenas más importantes de cines en México.

La película francesa que vi más recientemente es Un Prophète (El Profeta), de Jacques Audiard, realizador francés de quien había visto Sur mes lèvres (Lee mis Labios), película que intentaré comentar proximamente, y vaya que fue una agradable sorpresa. La premisa de la historia no es la más original del mundo, pero una vez más se comprueba que lo importante es la ejecución, no el concepto.

Malik El Djebena (Tahar Rahim) es un joven de diecinueve años mitad árabe y mitad francés que acaba de ser condenado a seis años de prisión. No sabe leer ni escribir, no tiene familia o amigos dentro o fuera de prisión, y su apariencia desvalida y frágil lo convierten en víctima fácil de cualquier depredador criminal. A los pocos días de ingresar en prisión, Malik es acorralado por el pequeño grupo de mafiosos corsos que controlan el bajo mundo al interior del penal.


Encomiendan a Malik distintas misiones que poco a poco lo van endureciendo, a la vez que le permiten ganarse la confianza de César Luciani (Niels Arestrup), el líder de los corsos. La inteligencia y facilidad de aprendizaje de Malik le permiten escalar posiciones, al tiempo que empieza a forjar planes propios para su futuro.

Es común escuchar que las cárceles son escuelas para delincuentes, pero dudo que la intención de la frase sea visualizar la clase de aprendizaje de Malik. No sólo aprende a leer y escribir, sino que en poco tiempo es políglota. Además de la labor que hace para los corsos, Malik se asocia con otros reclusos en diferentes negocios. Para cuando cumple su sentencia nada queda de aquel tímido y desvalido muchacho que ingreso a la prisión.

El título de la película viene del sobrenombre que uno de los asociados de Malik le pone tras percatarse de que a veces sueña o tiene visiones de eventos o situaciones antes de que se presenten, y parecen ser producto colateral del trauma ocasionado por su primera misión para los corsos.

La excelente actuación de Rahim y la dinámica dirección y edición de Audiard cargan la película. No en vano es una película aclamada en cuanto festival se presentó, y se hizo acreedora a toda clase de nominaciones y premios, incluyendo el prestigioso Grand Prix en la edición del año pasado del Festival de Cannes.

Si les gusta el cine criminal o las historias humanas, Un Prophète es algo que debieran ver si les es posible. Lo mismo si buscan algo que difiera del cada vez más plano cine hollywoodense o quieren disfrutar de una historia bien contada. Altamente recomendada.

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