martes, 19 de junio de 2007

PPC: Novelas gráficas y lectores maduros

El tema de esta columna surgió de mi egoísta necesidad por responder de algún modo a un artículo aparecido en un fanzine de cómics publicado en la ciudad de México, en el que de un modo que no puedo describir sino como irresponsable y poco objetivo, el autor lanza un infantil ataque en contra del medio, argumentando que la existencia de los llamados cómics "para lectores maduros" no es más que una prueba más de que se trata de un medio infantil con delirios de madurez.


Conozco al autor del texto, y contrario a lo que se pudiera pensar por las afirmaciones siguientes, es un buen tipo, inteligente y capaz de sostener una buena conversación sobre cualquier variedad de temas. Ignoro si estoy en libertad de revelar su nombre, así que utilizaré para referirme a él el nick que utiliza al escribir para Secuencial, el mencionado fanzine.


El Capitán Frío asevera que los cómics para lectores maduros son sólo un empaque pedante y políticamente correcto para vender en librerías y locales respetables los cóm..., perdón, las novelas gráficas que en tiendas especializadas o puestos de revistas no recibirían un trato muy distinto al de los cómics para adultos pues, según él, lo único que distingue a los títulos etiquetados como "para lectores maduros", es el libre uso de violencia, lenguaje soez y situaciones sexuales más o menos explícitas, condiciones no tan comunes en la mayoría de los títulos mainstream.

Semejante afirmación me parece, más que irresponsable, tonta, pues de golpe y porrazo empareja trabajos que nada tienen que ver entre sí, incluso dentro del mismo género.

Ahora resulta que, por ejemplo, es lo mismo leer el Swamp Thing de Alan Moore que el Faust de David Quinn y Tim Vigil. O que debemos considerar que Neon Genesis Evangelion o FLCL de Studio Gainax son iguales a cualquier título hentai en el mercado, y cualquier Sensacional de Vecindad (ignoro si exista tal título, pero me refiero en general a las pseudo-historietas de bolsillo que abundan en puestos de periódicos mexicanos) está a la par de obras como The Building o A Contract with God, de Will Eisner.

"Mature readers" vs "Para adultos"
No sé ustedes, pero me parece obvio que estos dos cómics
no buscan atraer al mismo tipo de público.

Al principio de su texto menciona que comentó el tema con un psicólogo, quien categóricamente declaró que quienquiera que lea cómics no puede ser considerado una persona madura. No se necesita un título profesional para hacer una declaración tan absurda y carente de fundamentos, aunque sí la dimensiona de otra manera, rayando en lo ridículo, y me pregunto qué clase de institución educativa prepara así a sus estudiantes, pues bajo las mismas bases podríamos afirmar que quienquiera que vea televisión, asista al cine o lea revistas y utilice internet también debe ser considerado como inmaduro.

La única explicación que encuentro es que este psicólogo (y no me hagan empezar con mi opinión de la profesión, pues es bien sabido que la psicología está muy lejos de ser una ciencia) puede haber cometido el típico error de entender 'cómic' como sinónimo de 'superhéroes, y saltó de inmediato a un diagnóstico de escapismo y fantasías de poder adolescente.

Pero basta de referencias a un artículo que probablemente ninguno de mis lectores, y muy pocos cibernautas en general, leerán jamás (a menos que los editores de Secuencial pongan su contenido en línea para alcanzar a más lectores). Así que permítanme explayarme con mi subjetiva opinión del tema. Primero que nada, ¿Qué es una novela gráfica? y ¿En qué se diferencia de un cómic? Ignoro si exista una respuesta correcta, pues hay muchas condiciones que he visto listadas en diferentes partes como requisitos para considerar que una obra de narrativa secuencial es una novela gráfica, entre ellos:
  • Que sea publicada en un formato e impresión de lujo, habitualmente con tapa dura.
  • Que haya sido realizada por un único autor o bien por un grupo de ellos, pero que se trate de gente de prestigio.
  • Que en su contenido y ejecución sean evidentes las pretensiones literarias y de gran calidad de parte de los autores.
  • Que se trate de una única historia, larga y compleja.
  • Que esté destinada a un público adulto o maduro.
En general no coincido con ninguna de esas condiciones, las cuales nunca han sido requisitos para una tradicional novela en prosa. La edición en formato de lujo me parece opcional, el prestigio de los autores y las pretensiones literarias son algo que quizá algún editor exija para publicar una obra, pero para nada generales o nadie escribiría una primera novela. Y en cuanto a la audiencia pretendida, es una tontería, pues limita a la obra, incluso en términos comerciales, cosa que no creo sea de agrado para ningún editor.


En lo único que coincido, y sólo de manera parcial, es en que se trate de una historia única, que tenga un principio, un desarrollo y un final, y esa sería la característica que permitiría separarla de la mayoría de series continuas que existen en el mercado. De ese modo ni siquiera quedan excluidas por completo algunas series de superhéroes, pues suelen reimprimirse en tomos unitarios arcos argumentales que cuentan una historia completa, lo que me parece el equivalente a las viejas novelas que aparecían originalmente serializadas en revistas o antologías.

En realidad me parece que el término tiene más utilidad como herramienta de mercado que para promover de algún modo al medio en general. Para mí la única diferencia entre cómic y novela gráfica es que lo segundo puede hacer referencia a una historia completa y de mayor extensión que un cómic individual, sin importar el género en que se desarrolle o la extensión final de la misma.

En cuanto a la parte que me llevó a escribir este texto, la etiqueta en portada de "lectores maduros", la veo como la consecuencia natural de la forma en que las grandes editoriales buscan protegerse las espaldas desde la infame cacería de brujas que el senador McCarthy realizara en contra del medio en los años cincuenta. De las audiencias ante el senado en esa época surgió la Comic Code Authority, que es un mecanismo de autocensura que durante décadas se encargó de regular el contenido de los comics.

Poco a poco el organismo cayó en el olvido y las editoriales dejaron de utilizar su sello en las portadas de sus publicaciones, pero en una sociedad tan volátil y propensa a tomar acciones legales por cualquier motivo y contra lo que sea como es la estadounidense, me parece natural que buscaran un equivalente a las etiquetas tipo 'Parental Warning' que se usan en CDs musicales o la gradación usada para catalogar películas en cine y video. Se trata de una herramienta precautoria que informa al consumidor sobre el contenido y no de un medio de reivindicar al medio afirmando su madurez.

En lo personal nunca me ha preocupado buscar si los títulos que compro tienen alguna leyenda o advertencia acerca de su contenido. Si la premisa de la historia y el arte me parecen atractivos, lo compro. Y respecto a la elección del término "lectores maduros" en lugar de algo más simple o menos pretencioso, supongo que es porque "para adultos" o "para mayores de edad" son términos asociados justo con la clase de material que el buen Capitán Frío confundió con cómics para lectores maduros.

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