miércoles, 2 de octubre de 2024

Kill (Masacre en el Tren, 2024)

El cine indio ganó popularidad internacional tras el fenómeno que resultó RRR, y se ha vuelto cada vez más común hallar cintas de ese país en las distintas plataformas de streaming, pero aún es bastante raro ver estrenos en el circuito comercial de nuestro país. Por eso me sorprendió ver hace unas semanas que Kill, reciente thriller de acción dirigido por Nikhil Nagesh Bhat, estaba en la sección de próximos estrenos de Cinépolis.

Se trata de una de las consentidas de la edición 2023 de Midnight Madness, la sección de cine independiente y de género del Toronto International Film Festival, donde fue finalista al People's Choice Award de la sección, lo que en lo personal tomo como señal de que es una cinta de la que hay que estar al pendiente. Y es que desde que se estableció el premio en 2009, entre las finalistas y ganadoras podemos mencionar cintas como:

Daybreakers (La Hermandad, 2009), The Raid (2011), Seven Psychopaths (2012), Oculus (2013), Las brujas de Zugarramurdi (2013), What We Do in the Shadows (2014), Hardcore Henry (2015), The Final Girls (La Última Chica, 2015), Green Room (2015), Free Fire (2016), Brawl in Cell Block 99 (2017), Halloween (2018), El Hoyo (2019), The Vast of Night (2019), Titane (2021), Weird: The Al Yankovic Story (2022), Pearl (2022), y The Substance (2024).

Los derechos de distribución para Norteamérica y el Reino Unido los adquirió Lionsgate, que antes de estrenarla el pasado 4 de julio la exhibió en el Tribeca Film Festival en junio. En India y otras partes de Asia se estrenó el 5 de julio, y en Estados Unidos está disponible en VOD desde agosto pasado, por lo que antes de hallarla en cartelera empezaba a creer que habría que usar medios alternativos para verla.

La cinta cuenta con las actuaciones de Lakshya, Raghav Juyal, Ashish Vidyarthi, Harsh Chhaya, Tanya Maniktala y Abhishek Chauhan, y es importante mencionar que aunque el director es Nikhil Nagesh Bhat, las secuencias de acción fueron diseñadas y dirigidas por Oh Se-young y Parvez Shaikh, veteranos stuntmen y directores de acción tanto en Hollywood como en Bollywood y Corea del Sur.

Como ya es costumbre, la prensa en Hollywood busca hacer comparaciones y la he visto descrita como "Duro de Matar en un tren", que suena más a una descripción de Under Siege 2 que de esta cinta de acción que tiene más en común con clásicos modernos del género como The Raid o la saga de John Wick, pero ambientada en un claustrofóbico escenario que recuerda a Train to Busan (Estación Zombie).

Amrit Rathod (Lakshya) es un comando de las fuerzas especiales indias que al volver de una misión se encuentra con un mensaje urgente de Tulika (Maniktala), la mujer que ama y quien le informa que su padre la va a comprometer en un matrimonio arreglado. Su primer instinto es, con ayuda de su amigo y colega Viresh (Chauhan), robársela de su fiesta de compromiso, pero ella lo convence de esperar.

Al día siguiente su familia tomará el tren a Nueva Delhi, y le promete que al llegar allá podrán estar juntos. Amrit y Viresh abordan el mismo tren, sin imaginar que éste se encuentra a punto de convertirse en el blanco de un grupo de ladrones encabezados por Fani (Juyal), hijo del jefe de la banda, quienes sin saberlo echarán por tierra los planes de la pareja.

El primer tercio de la cinta se enfoca en plantear la situación e introducir a los personajes principales, e incluso después del primer enfrentamiento entre los ladrones y los comandos, que sólo pretenden proteger a los pasajeros, la historia se siente bastante convencional, pero todo cambia luego de que Fani lleva las cosas demasiado lejos y un traumático incidente lo vuelve personal.

Es hasta ese momento, unos cuarenta y cinco minutos tras iniciada la película, que por fin vemos en pantalla el título de la cinta, en lo que se convierte en una promesa de lo que a partir de ahí y por aproximadamente una hora se convierte en una implacable y frenética historia de violenta acción en que la sangre corre de una forma que rara vez vemos en el cine occidental del género.

Aunque la trama se siente básica en exceso, la historia ofrece cierto nivel de subtexto que le da mayor profundidad, aunque es imposible ignorar el pobre desarrollo de personajes. En el corazón de la historia hay una denuncia de la inequidad económica y la lucha de clases, aunque el director no parece interesado en usarla para reforzar la estructura dramática de la película.

El amor de Amrit y Tulika se ve como algo prohibido y que debe darse en secreto porque él no está a la altura de lo que el padre de ella, un magnate del transporte y comunicaciones, desea para su hija, y poco a poco descubrimos que los ladrones son en realidad una extensa familia de primos y tíos que roban sólo con intención de hacer la vida más llevadera para sus seres queridos.

La excepción es Fani, que al enterarse de quién es el padre de Tulika contempla la idea de convertir el robo en un secuestro, convencido de que el resultado será de mucho mayor beneficio para su familia, incluso si su plan va contra los valores familiares con que su padre parece tratar de dirigir las acciones de su banda, y su impaciencia y rencor social lo llevan a los extremos.

Una vez que desata la ira de Amrit, no hay marcha atrás, y su familia/banda de asaltantes se verá forzada a lidiar con una fuerza de la naturaleza. En ese sentido, me parece importante mencionar que, como parte de la construcción de la historia, la mayoría de los ladrones están fuera de forma y algunos de ellos son hombres de más de cincuenta años y sin grandes habilidades de pelea.

Eso permite que el diseño de las peleas sea una coreografía un poco más lenta de lo que hemos visto en cintas como las mencionadas The Raid o la saga de John Wick, donde los enfrentamientos siempre se dan entre peleadores entrenados, pero la velocidad no le quita mérito alguno al trabajo de Oh y Shaikh, que es crudo y tan realista como se podría esperar para violencia tan extrema.

Otra debilidad notable de la historia es que ignora casi por completo a la mayoría de los pasajeros, que no parecen siquiera tratar de esconderse o alejarse de los estallidos de violencia, y quizá habría sido buena idea hacer una diferencia obvia entre los vagones de primera clase y el resto, pues se vuelven intercambiables y no siempre es claro en que sección del tren sucede la acción.

Otro punto del que seguro no leerán u oirán mucho son las actuaciones, pues aunque Lakshya y Fani lucen como uno espera del galán y antagonista de cualquier película, ninguno de los dos será acusado de ser un gran actor, lo que se hace aún más evidente ante algunas de las líneas que deben recitar mientras tratan de avanzar la parte dramática entre las secuencias de acción.

Maniktala no tiene mucho que hacer en pantalla, y en general las mujeres, que en general son pocas en la historia, son mayormente ignoradas o utilizadas sólo como pretexto para avanzar la trama, lo que puede molestar a algunos expectadores aunque, como ya mencioné más de una vez, el énfasis de la cinta está en la acción, y de ese lado realmente no hay queja alguna.

Como mencioné antes, la lectura social que se puede hacer de la película es muy clara incluso con lo ligero que es su manejo, que está apenas por encima de estereotipos tradicionales. Los asaltantes parecen un tanto avergonzados de tener que robar por las noches, y se siente como si, más que buscar venganza por su condición, trataran robar de vuelta un poco de lo que les han arrebatado para vivir mejor.

Y si la situación en el tren puede verse como un micricosmos de la vida en una de las sociedades más desiguales en el mundo, el hecho de que el mundo fuera de ese tren, y en particular el gobierno y la policía ignoren lo que está sucediendo, es comentario suficiente. De hecho, la única vez que se menciona que alguien se va a dar cuenta es aludiendo a la presencia en el tren del padre de Tulika.

Incluso hay un paralelo entre héroe y villano que, consiiderando el liviano desarrollo de personajes, no estoy seguro de que sea intencional, aunque tampoco descartaría que de forma subconsciente Bhat lo incluyera en su historia sin darse cuenta: tanto Fani como Amrit son víctimas de sus circunstancias, pues ambos tienen sueños que, para alguien de su condición social, resultan inalcanzables.

Me da gusto haber tenido oportunidad de ver esta película en pantalla grande, sobre todo por la forma en que está hecha. El competente trabajo de cinematografía es complementado por una destacada labor de diseño sonoro, sin duda realizado con la idea, en la más pura tradición del cine indio, de generar reacciones de la audiencia que compartía la experiencia, algo que no puedo comentar pues suelo ir al cine cuando hay poca gente.

La casi total ausencia de armas de fuego hace que la cinta recurra a un creativo surtido de cuchilladas, golpes con palos, martillos y herramientas, o incluso con el mobiliario de baños y vagones en un peculiar concierto de violencia y sangre que estoy seguro generó reacciones colectivas del tipo de las que suman a la experiencia de vivir el cine en medio de docenas de personas que se emocionan, hororizan o asquean a la par de uno.

Ese mismo despliegue de inventiva me hace creer que la labor de Shaikh y Oh con las coreografías recibirá mayor atención. Oh despegó a nivel internacional como uno de los stuntmen en la excelente Snowpiercer, y como coreógrafo diseñó algunas peleas para Avengers: Age of Ultron. En Corea del Sur es uno de los responsables de las sagas Along with the Gods y The Pirates, y tiene unos años trabajando en la India.

Shaikh, Oh, el cinematógrafo Rafey Mehmood y el director Bhat se combinaron de gran forma para crear secuencias de pelea que, pese a lo limitado del espacio, no se sienten repetitivas gracias al gran balance entre close-ups con cámara en mano o al hombro y lo que parece haber sido un dolly montado en el techo de los vagones que muestra la carnicería de forma clara sin tener que renunciar al gore.

Con el éxito que ha alcanzado no es sorpresa que ya se prepare un remake en Hollywood, lo que sería un tanto desalentador de no ser porque los encargados de su realización serán Chad Stahelski y el equipo detrás de la saga de John Wick. Kill es una violenta y trepidante cinta de acción que hará las delicias de los aficionados al género, sobre todo si lo prefieren en su versión más cruda y violenta. Altamente recomendada,

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